10.03.2016 – 19:25 H.
Turning Japanese, I think I´m turning Japanese I really think so.
The Vapors.
Ayer Draghi lanzó su bazooka y, como anticipamos en esta columna, es muy probable que no funcione. Las decenas de mensajes de brokers y analistas diciendo que las medidas eran positivas y que sorprendían al alza se encontraron con la realidad de la saturación de estímulos que comentamos aquí.
Las bolsas hicieron un ‘roundtrip’ (ida y vuelta) de libro. Tras la euforia inicial, el Ibex 35 cerraba plano (+0,07%) y el Eurostoxx (-1,51%) y el Dax (-2,31%) caían. Es normal, el beneficio neto del Eurostoxx 50 y 600 lleva prácticamente estancado cuatro años, y las revisiones a la baja siguen mostrando cero crecimiento. Si, además, no acompaña ni el crecimiento ni la remuneración real al accionista, queda la triste realidad de una bolsa cara y sin catalizadores. Y encima, tipos negativos que debilitan a bancos y perpetúan la sobrecapacidad. Por supuesto, las empresas que lideran en rentabilidad y remuneración al accionista con caja -no papelitos- seguirán haciéndolo mejor, pero de manera selectiva.
Y es obvio. El problema de Europa no es de liquidez, es de sobrecapacidad, endeudamiento y estados deficitarios. De falta de reformas. La política del avestruz, que llevamos comentando en esta columna desde 2011 y que lo fía todo a la magia de un banco central que ya no puede hacer más, porque no es un problema monetario, sino estructural.
Lo siento. Aunque el Banco Central Europeo lo niegue, estamos repitiendo los errores de Japón paso a paso. Y lo llevamos comentando en esta columna desde 2012.
¿Qué es zombificar la economía?
Bajar artificialmente los tipos hasta niveles mínimos y, desde un aumento de la liquidez brutal, sostener a los sectores más endeudados y a estados eternamente deficitarios pensando que “todo va a cambiar” el año que viene. Se refinancia a aquellos que deberían cerrar o reestructurar, se mantiene la sobrecapacidad porque los tipos son bajos y la liquidez lo permite, y se agranda la burbuja de deuda.
De esa manera, nadie quiebra por tomar malas decisiones económicas, se rescata al ineficiente y se le cobra al productivo. La presión fiscal para sostener estados constantemente deficitarios aumenta, haciendo que los sectores de alta productividad sufran mientras se da una subvención encubierta a los improductivos.
Por supuesto, la velocidad del dinero se desploma -que mide la actividad económica- y la capacidad de generar mayores ingresos fiscales y reducir la deuda se deteriora. Y, para solucionarlo, se acude a más represión financiera y más gasto improductivo.
Mientras tanto, la fuerza inexorable que es la demografía erosiona la propensión marginal al consumo, y dispara el gasto en pensiones, aumentando la bola de deuda. Porque la población envejece muy rápido, y cada vez se penaliza más al ahorro y la posibilidad de que las generaciones jóvenes florezcan.
Mientras, los bancos cada vez son más débiles porque el porcentaje de préstamos de difícil cobro se mantiene alto y los márgenes se destruyen con los tipos negativos, con lo cual el crédito disponible se reparte entre deuda pública, que el banco central mantiene a tipos artificialmente bajos, y grandes conglomerados que tienen acceso privilegiado. Ya lo hemos visto en Europa, donde empresas enormes, aunque enormemente endeudadas y con caja y márgenes pobres, emiten bonos a tres o cinco años con TIR (tasa interna de rentabilidad) negativa.
En todo ese proceso, repetirán una y otra vez que el banco central “incumple su mandato”, como si pudiera crear inflación por decreto y crecimiento de Powerpoint cuando se genera un sistema de incentivos perversos que ataca al ahorrador y penaliza al eficiente. Y se hace ‘más’… que es menos.
¿Cuál es el problema? Que lo que hay que hacer no crea titulares, ni convierte en ‘salvadores alquimistas’ a uno u otro político.
Lo que hay que hacer es recuperar la política de maximizar la renta disponible de los ciudadanos, para que se fortalezca el ahorro, y con ello el consumo. Bajar impuestos a empresas y ciudadanos para devolver el esfuerzo realizado en sostener los errores de los planes de estímulo anteriores y la deuda acumulada por ellos.
Pero tiene un problema. No se inauguran puentes y no se da la patada hacia delante que permite que el siguiente anuncie ‘medidas extraordinarias’ que son las mismas pero con otro nombre. Y las harán. Porque critican, con razón, la ineficacia del QE pero en vez de analizar el error de manipular artificialmente precio y cantidad de dinero, proponen hacer lo mismo pero a la argentina, el helicóptero monetario que cree dinero solo para que los estados gasten como les plazca (lean el desastre que supondría la MMT ). Lo mismo que llevó, por ejemplo, a la quiebra a la RDA.
Es momento de políticas de oferta después de décadas de errores en la política de demanda. Hemos saturado Europa de planes industriales, gasto y deuda. Dejemos respirar a la iniciativa individual. O el futuro va a ser, como decíamos en 2012, Japón sin productividad.
Ojalá alguien tuviera la cabeza para nombrarle ministro (aunque temo que usted la tendría para rechazarlo). Le admiro muchísimo. No se pueden decir más verdades en tan poco espacio.
Muy buen artículo. El problema es que la mayoría de los medios nos bombardean todos los días con lo bien que vienen las medidas del BCE.
Leyendo aprecio que el problema que tiene Europa está más que comprendido y que ademas se conocen las herramientas necesarias para solucionarlo.
Está claro que los de arriba no lo van a solucionar, no les veo con mucho interés de hacerlo. El pueblo debería exigírselo, si no es por ellos que sea por sus futuras generaciones. La pregunta es: ¿Cómo se despierta al pueblo? ¿ Cómo se explica a un ciudadano que si le quitan ciertas subvenciones su futuro podría ser mejor?.
Creo que las respuestas a esas preguntas conseguiría que el estado haga lo que tiene que hacer. Ahora solo teme por los votos.
En españa se recordaran dos generaciones, los hijos de la guerra civil que sabian que era el no tener y trabajaron como negros para levantar el estado del bienestar para sus hijos, y los hijos de esa generación que solo tenian derechos y no obligaciones que dejaran deudas a sus hijos. Fruto de una deficiente educacionen general y especialmente en economia basica.
Cualquiera con una calculadora y un poco de seso ve que el camino es erroneo