Yolanda Díaz ha cargado contra el Banco Central Europeo por subir los tipos… ¡al 0,5%! Es alucinante leer tal cantidad de disparates de la vicepresidenta de un país con una inflación del 10,2% y una inflación subyacente (excluyendo energía y alimentos) del 5,5%, la más alta desde 1992. Pero es todavía más triste porque la señora Díaz simplemente está transmitiendo lo que le dicen algunos asesores que saben perfectamente que lo que defienden -imprimir constantemente moneda- genera inflación, miseria y endeudamiento.
¿Es culpa de la señora Díaz y sus asesores? No. Ellos siempre han defendido el inflacionismo y el expolio. Ella es coherente. La culpa es de los expertos “ortodoxos” que han abandonado la defensa de políticas monetarias y fiscales prudentes y han blanqueado el exceso monetario de la última década. Ahora se encuentran con que los que exigían más azúcar quieren dos tazas más a pesar de la obesidad del paciente europeo.
Toda su ristra de mensajes es incorrecta:
La inflación no está causada por los beneficios empresariales. Si ello fuera así no habríamos tenido datos de inflación baja, incluso negativos, durante años de beneficios empresariales récord. Los asesores de Díaz parecen ignorar la productividad y la rentabilidad. Los beneficios empresariales, además, son un remanente, no suponen mayor cantidad de moneda en el sistema ni reflejan una subida de precios por encima de los costes.
El Banco de España indica claramente que las empresas no están siendo capaces de trasladar el aumento de sus costes a los precios y en el caso de las empresas que sí han aumentado sus precios de venta, el crecimiento de estos ha sido “similar al de los costes”. El mismo informe explica que “a pesar de la evolución ascendente de la rentabilidad media del activo en el primer trimestre de 2022, esta se encontraba aún, en promedio, en torno a un punto porcentual por debajo del nivel alcanzado en el mismo período de 2019” (https://www.bde.es/f/webbde/SES/Secciones/Publicaciones/InformesBoletinesRevistas/ArticulosAnaliticos/22/T3/Fich/be2203-art18.pdf).
Como apunta BBVA Research, la descomposición del crecimiento del deflactor del PIB (inflación de bienes y servicios producidos en España) indica todo los contrario a lo que afirman los asesores de Díaz: la contribución de los márgenes en 2021 y primer trimestre de 2022 (último dato conocido) ha sido negativa (https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/situacion-espana-tercer-trimestre-2022/#:~:text=Situaci%C3%B3n%20Espa%C3%B1a.-,Tercer%20trimestre%202022,encarecimiento%20tenga%20en%20la%20inflaci%C3%B3n)
Las materias primas no son la causa más importante de la inflación ni hacen que todos los precios suban. Un precio o dos pueden subir por circunstancias exógenas, una guerra incluida, pero los precios no suben todos a la vez ante la misma cantidad de moneda. De hecho, la mayoría bajarían al no poder vender su producción a un precio elevado por tener la misma cantidad de moneda para comprar bienes finitos.
Lo único que hace que suban todos los precios es aumentar la cantidad de moneda masivamente por encima de la demanda.
Alguno de esos asesores de Díaz argumenta que también puede haber inflación si aumenta la velocidad del dinero, pero da la casualidad de que no hay ningún episodio reciente en que aumente la velocidad del dinero sin que se expanda la cantidad del mismo. “Entre 1967 y 2019 la correlación entre IPC y velocidad de la base monetaria (M2) es 0,0516, insignificante económicamente” explica el economista Constantin Gurdiev.
En el informe “Some Monetary Facts” (McCandless and Weber) se explica «la correlación entre la tasa de aumento de masa monetaria y la tasa de inflación en el largo plazo es prácticamente total”. Y algo que la vicepresidenta Díaz debería entender es que la baja “inflación” en periodos de elevada emisión monetaria sí ha creado enorme inflación: Inflación de activos, especialmente financieros, incluidos bonos con rentabilidad negativa (precio disparado) por disfrazar el riesgo artificialmente con recompras del 100% de las emisiones anuales… Hasta que se disparó el aumento de cantidad de moneda emitida muy por encima de la demanda (2020-21) y con ello se disparó la inflación en IPC (índice de precios al consumo) Algunos académicos como Cogdon y Castañeda ya lo explicaron (Inflation, the next threat https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3851979).
La inflación no es la subida de los precios, es la pérdida de poder adquisitivo de la moneda. No olvidemos que en el periodo en el que nos decían que no había inflación (1991-2021), la pérdida acumulada de poder adquisitivo del euro ha sido un 74% con esa “mirada expansiva” que recomienda la señora Díaz.
No olvidemos tampoco que la inflación ya estaba disparada antes de lo que los asesores de Díaz llaman “la guerra de Putin” y que el precio de la vivienda, por ejemplo, subía un 17% en septiembre de 2021 y un 5,3% los precios de Vestido y calzado, hasta situarse en un IPC en España del 4%, el doble del objetivo del Banco Central Europeo.
El petróleo y el gas han subido por igual en todas partes y, sin embargo, la inflación según Índice de Precios al Consumo (IPC) es muy diferente en la zona euro (8,6%) y Suiza (3,4%), que está igual de expuesta a la guerra, el petróleo y los problemas de suministro. Incluso teniendo en cuenta los distintos pesos de la cesta del IPC y armonizado a la inflación subyacente, la diferencia es notable (4,6% en la eurozona y 1,9% en Suiza). Países con mucha mayor dependencia de las materias primas tienen niveles de inflación de casi un tercio comparado con España o la eurozona.
¿La diferencia? Imprimir euros sin control y muy por encima de la demanda, igual que ha ocurrido en EEUU con los dólares a pesar de ser casi independiente en producción de gas natural y petróleo doméstico. No olvidemos que en mayo-junio de 2008, con los precios del petróleo desbocados a $132/barril y del gas natural la inflación (IPC) en España no pasaba del 4,7%-5,1% y que, entre 2009 y 2012, con el petróleo subiendo de $50 a $122 y el gas de $0,5/MMBTU a $5, la inflación (IPC) alcanzó un pico del 2,9% en la eurozona.
Una persona como Yolanda Díaz que se ha pasado años acusando a cualquiera de las burbujas debería estar escandalizada al saber que los tipos estaban a cero, algo que incentiva el exceso de deuda, el riesgo y las burbujas. Pero claro, cuando una de las principales burbujas es el bono del estado parece que a ella no le preocupa.
El tipo de interés oficial sube al 0,5% desde el 0%, la facilidad marginal de crédito, el tipo al que presta a los bancos a un día, sube al 0,75%, y la facilidad de depósito, la tasa que remunera el exceso de reservas a un día, hasta el 0%.
La señora Díaz parece decirnos que le parece mal que se remunere a los depósitos y le parece bien que se penalice a los ahorradores para subvencionar a los endeudados. Parece decirnos que lo mismo que ella criticaba agresivamente de la crisis de 2008, el exceso de riesgo, las bajadas de tipos y el aumento de deuda, es bueno si ella gobierna.
Pero lo más preocupante es que llame “mirada expansiva” a seguir disparando el déficit estructural, a endeudarse por encima del 117% del PIB y a gastar sin control mientras los ciudadanos sufren el desplome de sus salarios en términos reales y su renta disponible.
El problema no es de Yolanda Díaz, que ha usado los argumentos defendidos por todo un grupo de aparentes expertos cercanos a los gobiernos. Los mismos que disfrazan de aparente seriedad científica la defensa de la expropiación de la riqueza por parte de los gobiernos y el expolio constante.
Para reducir la inflación no solo hay que subir tipos, hay que reducir gasto público innecesario que se financia con nueva creación de moneda y déficits que se monetizan, empeorando el poder adquisitivo de la moneda.
Un gobierno que ha disparado el consumo de nuevas reservas monetarias en más de 200.000 millones de euros debería ser más prudente a la hora de criticar a un banco central que, si ha pecado de algo y sigue pecando, es de ser extremadamente acomodaticio.
Los asesores de la señora Díaz deberían estar felices con tipos al ¡0,5%! Y un BCE que va a seguir difrazando el riesgo real de los emisores estatales con su mal llamada “política anti-fragmentación”, pero quieren más. No defienden la estabilidad de precios sino el expolio estatal vía inflación, el impuesto de los pobres, y monetización del exceso del sector público.
¿Es culpa de la señora Díaz y sus asesores? No. Ellos siempre han defendido el inflacionismo y el expolio, ellos son coherentes. La culpa es de los expertos “ortodoxos” que han blanqueado el exceso monetario y ahora se encuentran conque los que pedían azúcar quieren dos tazas más a pesar de la obesidad del paciente.Es aterrador leer esta defensa de las políticas que han devastado a Argentina y que se le llame “mirada expansiva”. Pero lo aterrador no es que lo piense un político populista de ultra-izquierda, eso es hasta normal. Al fin y al cabo, el intervencionismo comunista que representa Díaz siempre ha hecho lo mismo allá donde gobierna ya que se beneficia de la inflación, que no deja de ser la transferencia de riqueza de los que producen a los que la requisan.
Luego dicen que van a darte una ayuda en una moneda constantemente depreciada mientras toman cada vez mayor control de la economía.
Lo aterrador es que estas ideas las blanqueen personas que saben perfectamente que sus políticas llevan a la destrucción del poder adquisitivo de salarios y ahorros y el expolio de la riqueza de un país.
¿Creían ustedes que se acababa con el populismo radical haciendo impresión masiva temporal? Pues no. ¿Mirada expansiva? Mirada destructiva, más bien.
No le puede Ud. pedir peras al olmo o, mas bien, conocimientos de economía a alguien que se dice comunista, que dice que el comunismo es libertad y democracia. El liberalismo sí que es libertad y democracia. Está claro lo que pretende esta tropa: trincar lo más posible, empobrecer a todo quisque y vivir como reyes. Lo primero ya lo han conseguido, lo segundo están en ello y lo tercero también está conseguido. Y si para ello hay que hacer trampas con las estadísticas, cambiar el nombre del parado y llamarlo fijo discontinuo en estado de discontinuidad, hacer desaparecer 1.200 millones de euros en expedientes de regulación de empleo fraudulentos (y esto es lo que se sabe), mentir y engañar con medias verdades, diciendo que el cambio climático mata mientras se va al baño en el Super Puma o decir memeces corbateras, se hace sin problemas. Ya ha visto Ud. que si se ponen colorados es por el calor, no por la vergüenza que no tienen.