Una de las mayores falacias que se han vendido a los ciudadanos durante la crisis es la de que “no podemos estar peor”. Syriza, el Podemos griego, ha demostrado que se puede empeorar una situación ya de por sí pobre. Y el problema del culebrón griego, que resurge cada cierto tiempo, es que hay que volver a recordar los errores que llevan a estas crisis.
La producción industrial caía un 4% en marzo tras una bajada del 3% en febrero, y nos muestra la extrema fragilidad de la economía. El resultado de la gestión de los populistas ha sido devastador. Una pérdida de más de 16.000 empresas en 2015. Eso supone unos 45.000 empleos menos y una reducción del valor añadido a la economía de hasta un 1%. En el primer trimestre de 2016, 3.824 empresas menos según datos oficiales del GEMI.
Todo ello por hacer lo contrario a lo que hizo Irlanda -país rescatado, y uno de los que más crece y crea empleo en la UE- y lo que recomendaba la Troika. Se sugirió una bajada de cuotas sociales, de impuestos al trabajo y mejora de la facilidad para crear empresas y reducir gasto político. Syriza decidió mantener el estado hipertrofiado y subir impuestos. Resultado, hundir la creación de empleo y huida de empresas. Una subida de impuesto de sociedades del 20% al 29% y con ello, caída de ingresos por este concepto del 2% a cerca del 1,3% del PIB.
Grecia tiene algunas de las cotizaciones sociales e impuestos a sociedades más altos de la UE y se encuentra entre los peores países en cuanto a facilidad de crear empleo y montar empresas según el índice Doing Business del Banco Mundial. Syriza no ha hecho nada por mejorar estos datos. Al contrario. Y, como siempre ocurre con los populistas, han conseguido el hundimiento de lo que fingen defender. Recorte de pensiones de hasta el 35%, varias huelgas generales y más recortes que nunca ante el desplome de la actividad económica.
Aumento de impuestos… a todos. También las clases bajas y medias. No solo un tipo de un 22% para las rentas menores de 25.000 euros, además de subirlo a las altas, sino que el aumento de cargas indirectas y eliminación de deducciones aumentan esa cifra a un 5%. La economía, como no podía ser de otra manera, se contraerá otro 1,3% en 2016. Los populistas siempre olvidan que para que haya un sector público hacen falta ingresos de un sector privado potente.
– Del ajuste que ha hecho el Estado griego desde que comenzó la crisis, el 90% ha recaído en los ingresos, a través de subidas de impuestos y sólo el 10% ha consistido en recortes de gasto.
– El 74% de las medidas pactadas no se han aplicado. Y del resto, buena parte se han realizado de forma incompleta. La lista de incumplimientos es amplia y toca a buena parte de los temas más importantes: reforma de la Justicia, reforma de los mercados, reforma contra el fraude fiscal, cambios en el sistema de la Seguridad Social, lucha contra monopolios y cárteles apoyados por el poder político, reforma de la administración…
– Muchos de los cambios sólo han consistido en deshacer lo realizado anteriormente. Por ejemplo, el Código Fiscal ha sido reformado (en ocasiones de forma contradictoria) 18 veces en 17 meses.
Hundir la iniciativa privada solo agranda el agujero. Y, como comentábamos en 2015, volver a otra crisis de deuda. Una encuesta publicada por Mega TV recientemente indica una bajada de 10 puntos para el partido de Alexis Tsipras en intención de voto. Pero el daño del populismo ya está hecho. Los controles de capitales se mantienen, el cierre de empresas es constante y Syriza ha convertido lo que era un problema de renegociación de condiciones en un estado al borde del colapso.
Y nos dicen que “el rescate a Grecia se fue en un 95% a los bancos”. Les recomiendo que lean lo que explicaba en ‘Mitos y Mentiras sobre los Rescates. Un rescate no es una donación. Es un préstamo. Todos los rescates en toda la historia se usan para pagar vencimientos actuales y refinanciarse más barato. Todos. No existe un solo caso que no sea así. Se supone que la quita y las mejores condiciones de financiación se utilizan para revitalizar la economía, no para sostener el gasto improductivo.
La presión fiscal en Grecia no es solamente creciente, sino que tiene el mercado laboral más rígido, y con ello el mayor paro, de Europa. El gobierno de Tsipras, ante el rescate, se ha negado a tomar ninguna medida de las propuestas por la OCDE, el FMI o la Troika que alivie a empresas y familias. Se les sugirió reducir el gasto en defensa y, oh sorpresa, Tsipras se negó. Solo ha llevado a cabo políticas aún más confiscatorias para mantener el privilegio de un sector público ineficiente y se ha convertido en confiscatorio.
Para entender bien la crisis griega les recomiendo leer el libro de Michael Mitsopoulos “Understanding the Crisis In Greece. From Boom To Bust” (2011) que desmonta los mitos de la izquierda sobre el problema griego. No es un problema de una inexistente austeridad, sino de un sector político clientelar y confiscatorio. El gasto público sobre PIB en Grecia es del 55%. De 1995 a 2011 nunca se redujo por debajo del 49%. Desde 1976 el número de empleados públicos casi se ha triplicado mientras que el empleo en el sector privado solo ha crecido un 25%. Y aun hablan de solidaridad…
Como he explicado en esta columna en varias ocasiones, Grecia ha recibido desde 2012 el 254% de su PIB en rescates, incluyendo el último. Añadido a una quita y avales del BCE, supone más de doce veces lo que recibió Alemania en el año 1953 tras la Segunda Guerra Mundial. Y Alemania fue un estado intervenido por los aliados al que se le exigieron años de recortes y superávit presupuestario.
EL DESTROZO DEL CORRALITO
¿Austeridad? Grecia, tuvo una media del 7,3% del PIB anual de déficit en los 20 años antes de entrar en la UE, y una media del 8% anual desde que ha entrado en la eurozona (https://www.dlacalle.com/un-acuerdo-griego-lleno-de-sombras/) . ¿De verdad piensan que con un déficit superior habrían salido de la crisis_ ¿De cuánto?
¿Del 10% anual? Da igual que se haga una quita de gran parte de la deuda. Cuando se gasta la mayoría del presupuesto en gasto corriente y con enormes déficits, mientras se echa al capital inversor y se penaliza a los creadores de riqueza, en cuatro años vuelven a tener el mismo nivel al aumentarla con esos déficits astronómicos. La solución a Grecia existe, pero el entramado político y burocrático la rechaza.
Se trata de hacer las reformas que ha hecho Irlanda o España, atraer inversión y facilitar la creación de empresas. Una reforma laboral que facilite el empleo, no entorpecerlo y una fiscalidad que atraiga la inversión y la entrada de empresas, no que las ahuyente. Lo llevo diciendo hace tiempo. Lo que está ocurriendo en Grecia es típico del populismo. La promesa de soluciones mágicas se convierte en la realidad de la crisis económica. Prometen “subir los impuestos a los ricos” y, para mantener el elefantiásico estado depredador griego, se los suben hasta a los agricultores.
Tenemos mucho que aprender de la crisis griega. Nuestros populistas locales dicen que en España sería distinto porque somos una economía importante y la UE tendría que aceptar lo que ellos decidan. Sorpresa, eso es exactamente lo que decían Varoufakis y Tsipras. Hoy, tras el corralito y el destrozo del sector privado, uno da conferencias y el otro lleva a cabo recortes muy superiores a los de otros gobiernos.
Sí, se puede. Empeorar.
Publicado en El Español, 12 de mayo 2016.
esto debería ser una ventaja, el poder ver lo que tenemos en el camino, no siempre se puede, en esta oportunidad se nos esta ofreciendo no lo desaprovechemos.