Europa no va a reducir la dependencia del gas ruso limitando tecnologías y con una visión regresiva e intervencionista de la energía. Necesitamos todas las tecnologías y diversificar las fuentes de suministro para ganar en competitividad y flexibilidad.
Alemania es el ejemplo perfecto de un error catastrófico de política energética guiado por la ideología y no la lógica industrial.
Tras eliminar las nucleares y gastar casi 200.000 millones de euros en subvenciones verdes, depende más del gas ruso, usa más lignito, se enfrenta a «la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial» (según el Financial Times) y los consumidores pagan un 65% más por la electricidad que en 2006.
En Alemania, el mix energético sigue necesitando un 36% de energías fósiles (24% carbón y 12% gas natural). En 2022, la electricidad generada por combustibles fósiles alcanzará un 44%, comparado con un 39% en 2021 y un 37% en 2020.
La razón es sencilla. Eliminar la casi totalidad de las nucleares ha creado un mix energético más volátil, intermitente y difícil de planificar. No podemos olvidar que las energías renovables, que son muy necesarias, funcionan alrededor del 20% del tiempo y necesitan un enorme respaldo y almacenamiento para garantizar el suministro. Ese respaldo viene del gas natural, la hidráulica y la nuclear.
Que España tenga mucho sol no afecta a esta realidad. Tenemos mucho sol… mientras luce. El factor de carga de la energía solar es aproximadamente de un 15% lo que significa que funciona poco tiempo a lo largo del día y que necesita respaldo. Y el gas natural o el carbón suben mucho con el aumento de demanda en épocas de poco viento o sol, lo que lleva a que la volatilidad de los precios se dispare.
Es más, instalar una enorme cantidad de solar y eólica dispara los costes fijos de la tarifa de la luz.
La solución no es solo instalar renovables, sino tener un mix energético competitivo y donde se usen todas las tecnologías, con respaldo bien diseñado con fuentes de suministro diversificadas.
Instalar una enorme cantidad de solar y eólica dispara los costes fijos de la tarifa de la luz
Instalar 60 Gigawatios adicionales de renovables, como estima el Plan Nacional de Energía y Clima, estimando 50% eólica y 50% solar fotovoltaica tendría un coste de €90.000 millones y un gasto adicional de €6.000 millones en redes. Eso supondrá inevitablemente un enorme aumento de la tarifa de los consumidores en el componente fijo que debemos conocer.
De hecho, lo que «baja» el precio mayorista en periodos de alto uso renovable no compensa el aumento de costes fijos. Es más, en el propio documento de ese plan la energía que más aumenta en el mix total es el gas natural.
Algunos hablan de una red de baterías como si el coste fuera bajo. Una red de baterías europea costaría más de 2,5 billones de euros y además aumentar masivamente la dependencia de China.
A veces parece que nos olvidamos que dependeremos mucho más de los suministradores de cobre, aluminio, litio o polisilicio. No existe la autarquía energética.
Nos olvidamos que dependeremos mucho más de los suministradores de cobre, aluminio, litio o polisilicio. No existe la autarquía energética
Para reducir la dependencia de un suministrador de gas o de cualquier materia prima, necesitamos tener una relación abierta y fluida con todos los productores. Solo se reduce la dependencia de un suministrador teniendo muchos alternativos. Poner en peligro el suministro y coste del gas argelino es empeorar todavía más nuestra posición en una transición energética competitiva. También desarrollar nuestras reservas.
No tiene sentido prohibir el fracking, la explotación y desarrollo de nuestras reservas de gas, y luego importar masivamente gas natural licuado proveniente de esa técnica de extracción de Estados Unidos.
Sabiendo que la transición energética va a ser cara y los costes en redes y término fijo se van a disparar, también tenemos que dar soluciones que reduzcan la tarifa a los consumidores. Hay que sacar de la tarifa los componentes que no tienen nada que ver con la energía y reducir la cadena de impuestos sumados unos a otros que esconde nuestro recibo de la luz.
El Gobierno recaudará más de 11.000 millones de euros en impuestos, incluidos los que se esconden en el precio mayorista como el precio de las emisiones de CO2 y la tasa nuclear e hidráulica, cuando el beneficio neto del sector completo no llega a los 6.500 millones de euros.
No podemos olvidar que el coste que más ha subido en el término energético desde 2017 no es el gas natural, sino el precio de los derechos de emisión de CO2, un impuesto escondido por el que el gobierno va a recaudar en 2022 más de 3.000 millones de euros estimados.
CO2 vs GAS
No, la solución a los altos precios de la luz no es eliminar nuclear y solo instalar renovables. Eso dispara la volatilidad y la dependencia de materias primas fósiles en periodos de máxima demanda y alto precio. La solución es tener un mix energético equilibrado y competitivo y una tarifa ‘limpia’ de impuestos encadenados y costes no energéticos para no acumular más costes de los que ya se van a añadir por la inversión renovable necesaria.
Adicionalmente, se debenutilizar esos ingresos fiscales caídos del cielo por los derechos de emisión de CO2para mitigar el impacto a corto plazo del aumento de coste de redes e inversión renovable.
Al ser la renovable intermitente y el consumo constante, es necesario disponer de almacenamiento y respaldo de gas, nuclear e hidráulica. Necesitamos todas las tecnologías y una visión energética industrial y competitiva, no ideológica. Si no, la tarifa seguirá subiendo, aunque baje el precio del gas con el impacto devastador en la industria, las empresas y las familias.
Un mix energético equilibrado, diversificación de suministro, desarrollar todas las tecnologías con una estrategia competitiva e industrial y reducir el coste de la transición energética reduciendo impuestos y limpiando la tarifa de costes desligados del consumo es lo que nos permitirá ganar competitividad, empleo y crecimiento.
Lo demás nos lleva al infierno de eternos aumentos de la luz que vivimos con un mercado eléctrico intervenido e ideologizado y una tarifa que es una maquina de recaudar impuestos.
Los linces que nos gobiernan, para nuestra desgracia, han decidido que las energías buenas son la eólica y la fotovoltaica mientras que la nuclear es mala. Para que no les echemos en cara la «cara» que tienen, nos venden la instalación de infinitos GW-h de molinillos y paneles solares y ocultan astutamente al agudo ciudadano español que una vez al día se hace de noche, y no por poco tiempo, y que el viento sopla cuando quiere no cuando lo ordenan nuestros preclaros próceres, por lo que van a tener que echar mano de las centrales de ciclo combinado que, como queman gas y generan CO2, les garantizará el trincamiento continuo. Es una vergüenza la desfachatez, el embeleco, las medias verdades que estos individuos gastan con nosotros. Da igual lo que se diga, da igual que diversificar las fuentes nos beneficie, da igual que se pida que bajen los impuestos para darnos un respiro, da igual todo, lo primero es la necia ideología. Y no creo que otro partido que gobierne, y que se plantee cambiarlo, lo pueda hacer, con la cantidad de intereses creados que hay y la cantidad de gente que vive de la subvención y el embeleco.