Endeudarse, subir impuestos y entorpecer la inversión no es una política social. Es la receta de la ruina.
España registró en el primer trimestre de 2021 un déficit público del 8,2% del PIB, uno de los mayores de la Unión Europea. A ello hay que añadir que en 2020 fue el país de la Unión con el mayor déficit, un 10,97%. Lo más importante, en 2019 aumentó también su déficit público al 2,8% del PIB. Eso significa que la deuda pública ya supera el 125% del PIB.
Este enorme aumento de déficit no se justifica por la caída de ingresos. Los ingresos fiscales de España cayeron solo un 5% en 2020 y en 2021 se estima que alcanzarán una cifra récord superando los niveles pre-pandemia aunque la economía siga un 5% por debajo (con respecto al nivel de PIB de 2019).
El Ministerio de Hacienda estima que no solo se recuperan, sino que se rebasarán, las cifras de ingresos fiscales de 2019, cuando se obtuvieron 487.804 millones, hasta superar los 489.640 millones de euros. Esto significa que, mientras las empresas y contribuyentes españoles siguen mucho peor que en 2019 y hay un millón de personas más sin empleo entre parados, ERTE y autónomos en cese de actividad, la máquina recaudatoria ha aumentado el esfuerzo fiscal de empresas y familias.
Las empresas y los contribuyentes siguen mucho peor que en 2019, y un millón de personas más no tiene trabajo
Esta es otra demostración de la falacia de que “hay que reducir el déficit subiendo impuestos”. Primero, subir impuestos no significa mejorar ingresos y, segundo, todo lo que se recauda se lo gastan con creces.
Pero los gastos siguen desbocados, y no es “por la Covid-19”. El gobierno ha mantenido todos los gastos pre-pandemia, disparado el coste en asesores y gasto corriente, y ha dilapidado el espacio fiscal que nos han concedido una Unión Europea y un BCE extremadamente generosos.
Un apoyo sin precedentes donde el Banco Central Europeo ha comprado el 100% de la deuda neta emitida de España, disfrazando el riesgo real y manteniendo la prima de riesgo artificialmente deprimida.
No podemos decir que esto le está pasando a todo el mundo. Porque en la Unión Europea se ha reducido el déficit a un 6,8% y hay varios países en superávit.
El gobierno fía a la paciencia infinita de la UE y al apoyo eterno del BCE la consolidación fiscal mientras aumenta gasto corriente y reduce el potencial de crecimiento y empleo aumentando los impuestos. Es como intentar achicar agua de un barco que se hunde abriendo más agujeros en el casco.
Subirán los impuestos y el gasto desbocado seguirá manteniendo un déficit inasumible. Es peor, porque la subida de impuestos impide al país alcanzar su crecimiento y empleo potencial. Esta semana, un grupo de economistas hemos presentado un estudio sobre la fiscalidad en España en el que se detalla lo que debería ser una política fiscal orientada al crecimiento. Lo pueden leer aquí (Bajar impuestos para crecer más).
El Banco Central Europeo ha comprado el 100% de la deuda neta emitida en España
Esta política de “la cigarra”, de gastar como si no hubiera mañana en tiempo de expansión monetaria y gastar aún más en recesión, va a generar un enorme problema a medio plazo. La quiebra de España no se tiene que dar
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) prevé que un 40% del gasto público disparado en estos años se mantenga tras la recuperación y alerta de que el déficit estructural se situará en el 4,6% del PIB.
¿Qué hace mientras tanto el gobierno? Pedir un análisis del gasto centrado en las deducciones empresariales y ayudas, no en la montaña de gastos duplicados y burocracia inútil.
Moody’s además alertaba esta semana sobre los estímulos fiscales, recordando que “los multiplicadores fiscales del gasto público en Europa se sitúan típicamente por debajo de 1, por lo tanto, la deuda probablemente volverá a subir” con los fondos europeos.
Airef prevé que un 40% del gasto público disparado en estos años se mantenga disparado en el futuro
Este aumento constante de riesgo tiene un precio. Nos dicen que no va haber recortes mientras están recortando a todos los contribuyentes vía aumentos de impuestos para, encima, no eliminar el déficit, y lo que ocurrirá es que los recortes en el futuro serán mayores.
Mientras, Podemos -el enemigo en casa- dinamita cualquier posibilidad de atraer inversión extranjera troleando el viaje de Sánchez a EEUU o cualquier esfuerzo que se lleve a cabo desde las comunidades autónomas.
Por un lado ponen escollos a la inversión y por otro nos endeudan y arruinan. Pero dicen que se preocupan por la gente. Son una máquina de miseria y destrucción.
El apoyo de la UE y el BCE no es ni eterno ni gratis, lo pagamos todos los contribuyentes de la Unión Europea y los ahorradores.
España solo puede salir de este agujero fiscal atrayendo más inversión, más empleo y más crecimiento que los países de nuestro entorno. Eso no se puede conseguir con una fiscalidad extractiva y confiscatoria y con el enemigo del empleo y la inversión, Podemos, instalado en el gobierno.