Trump o Xi Ji Ping. ¿Susto o muerte?

El desplante de Zapatero a la bandera estadounidense nos costó una década de pérdida de inversión extranjera potencial. El viaje de Pedro Sánchez a China, el tercero en dos años, nos puede costar muchísimo más.

Trump o Xi Ji Ping. ¿Susto o muerte?

Si Sánchez quiere defender la democracia, el libre comercio y a Ucrania, no se me ocurre peor idea que abrazarse a una dictadura que tiene algunas de las mayores barreras al comercio del mundo y que es el socio estratégico de Putin. Es, de hecho, su mayor suministrador de tecnología militar.

La posición de España y la Unión Europea (UE) con respecto a la administración Trump debería haber sido la de negociar los aranceles. Más de 90 países los están discutiendo y, en los próximos días, se anunciará un dominó de acuerdos comerciales que beneficiarán a todos.

Hace más de un año que se publicó el informe Draghi reclamando eliminar nuestras barreras al comercio y aranceles escondidos. No se ha hecho nada.

La posición de España y la UE respecto a los aranceles debería haber sido sentarse a negociar con EEUU

La respuesta no es unirse a China ni perder soberanía. La respuesta de la Unión Europea debe ser eliminar esas trabas regulatorias y fiscales absurdas que hunden nuestra industria, agricultura y ganadería, que limitan nuestro mercado interior y además constituyen la mayoría de las reclamaciones de Estados Unidos.

Eliminar las regulaciones, legislaciones y trabas absurdas de Europa es el primer paso para acabar con las disputas comerciales con Estados Unidos y, a la vez, fortalecer y apoyar a nuestras industrias.

Es más, como explica el ministro de Agricultura polaco, Marek Vyborny, si la Unión Europea no elimina sus trabas internas y externas, nos van a ahogar con un tsunami de exportaciones de la sobrecapacidad ociosa de China.

España no sólo abre la puerta de nuestro país a una inundación de productos chinos que deben colocar donde puedan para mitigar su problema de sobrecapacidad y capital circulante, sino que no ha llegado a un solo acuerdo para eliminar las barreras que pone China en cuanto a seguridad jurídica, protección de propiedad intelectual y barreras arancelarias y no arancelarias.

Nos van a ahogar con un tsunami de exportaciones de la sobrecapacidad ociosa de China

De hecho, Sánchez abre la puerta a China sin haber solucionado la injusta competencia de Marruecos, por ejemplo, que pone enormes aranceles a nuestros productos y nosotros los subvencionamos.

China defiende sus intereses, legítimamente, y entiende que, si le cierran la puerta del consumidor norteamericano ante la negativa a levantar las barreras comerciales, le conviene parecer un socio simpático e inundar Europa con la sobrecapacidad productiva de su país.

Existe una gran diferencia entre comerciar con Estados Unidos y China: las garantías jurídicas, legales y la protección de la propiedad intelectual.

Sánchez entrega nuestra industria, tejido productivo y competitividad a China a cambio de exportar más porcino.

Es perfectamente legítimo discrepar de las formas y la ideología del presidente Trump, pero escuchar a Patxi López llamar al presidente de los Estados Unidos «personaje ridículo” es uno más de los ejercicios de disparar un tiro en nuestro pie.

Es extremadamente preocupante que no aprendamos de la historia. España repite el error que cometió con Rusia, pensar que todas las señales de alarma de un régimen que iba cerrándose eran irrelevantes y que es una buena idea cerrar acuerdos estratégicos de enorme calado con un socio que no juega con nuestras mismas reglas en seguridad jurídica y libertad económica.

Con Trump se puede discrepar, con Xi Jinping, no. Las manifestaciones que vemos en los medios deberían enseñarnos dónde hay libertad y dónde no la hay.

Abrazarse a China ante una postura incómoda de Estados Unidos es dispararse en el pie y nos llevará a una situación similar a la que ha terminado Estados Unidos, pero sin la flexibilidad y potencia de su economía.

Con Trump se puede discrepar, con Xi Jinping, no

Las empresas españolas no pueden competir con las chinas, especialmente cuando se les atan las manos y los pies con regulaciones absurdas e impuestos confiscatorios, y las chinas aprovechan que juegan con reglas diferentes en términos jurídicos y de competencia.

Sánchez sabe que unirse a China es firmar la sentencia de muerte de nuestro tejido empresarial, que ya de entrada es débil y pequeño. Nadie en el gobierno de Sánchez es tonto. Lo que busca es perpetuar su poder y avanzar en la difusión de la ideología del Grupo de Puebla que defiende a todas las dictaduras comunistas.

Estados Unidos quiere un comercio más abierto y que se eliminen las barreras arancelarias y no arancelarias. China no va a cambiar sus barreras, solo promete cooperación.

La negociación con Estados Unidos será buena para todos. La entrega a China es garantía de que en cuatro años no tenemos industria, ganadería o agricultura y miles de empresas caerán o serán absorbidas por China.

Negociar con Estados Unidos es mantener nuestro sistema económico y nuestra independencia. Unirse a China es acabar dependiendo de China y Rusia y hundir nuestro sistema económico.

Negociar con Estados Unidos puede ser incómodo y molesto, pero ganamos todos y avanzará la libertad económica. El futuro debe ser una zona de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, no una zona de dependencia de China y Rusia.

Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

Un comentario en “Trump o Xi Ji Ping. ¿Susto o muerte?

  1. «Hace más de un año que se publicó el informe Draghi reclamando eliminar nuestras barreras al comercio y aranceles escondidos. No se ha hecho nada.» Ni se hará. Eliminar aranceles y legislación absurda equivale a decir «lo que hemos hecho no sirve de nada» y equivale a reconocer «nos hemos equivocado totalmente». Si ya es difícil que una persona haga eso, que lo haga un parlamento, un gobierno y sus funcionarios es imposible. No tienen incentivos para ello. Al contrario, lo que tienen son salidas de pata de banco del estilo de Patxi López, un lumbrera. Al frente de este patio de Monipodio europeo Concha von der Leyen dirigiendo este manicomio donde todo disparate tiene asiento.

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