Archivo de la etiqueta: global economy

Mitos de la Tasa Tobin, el cuento intervencionista

05/04/2012 El Confidencial

“A Tobin Tax would trigger the destruction of entire sections of the French financial industry and severely damage the economy”. Christian Noyer, gobernador del Banco de Francia.

“The European Tobin Tax is the biggest present made to the City of London” .

Esta semana, el Eurogrupo ha aprobado el impuesto a las transacciones financieras que se va a implementar a partir de 2015 en 11 de los 18 países de la zona euro. Y como explicaba Eduardo Segovia en su artículo “La ‘tasa Tobin’ amenaza con dejar a España sin mercados frente al poderío de la City”es un enorme error.

Pobre James Tobin, premio Nobel de Economía. Le han puesto su nombre a un impuesto que él jamás habría aprobado. En 2002, poco antes de morir, el economista denunció que los “activistas antiglobalización han secuestrado mi nombre” al pe­dir un impuesto a todas las transacciones, de mayor calado e in­tervencionismo que cualquier propuesta que él hiciera. Porque su tasa estaba orientada solamente a un punto específico: las transacciones en moneda para reducir volatilidad, y no a todo tipo de movimientos financieros. Por eso, por respeto al Nobel, yo le llamo la Tasa Tontín.

Es un impuesto inútil y poco recaudatorio, con más efectos negativos que positivos. Suecia ha decidido no implementarla y no es casualidad. Porque es el país que la sufrió de manera más negativa para todos sus ciudadanos. Pero sobre todo es un impuesto injusto que paga el ciudadano.

Los mayores mitos sobre la tasa a las transacciones financieras son:

  • “Penaliza a los grandes especuladores”. Falso. Penaliza a los inversores minoritarios. Al día siguiente de la implementación, las comisiones por operación que un fondo que gestione más de 50 millones de dólares pagará a sus brokers serán de 15 a 20 puntos básicos (5 a 10 si es un discount bróker, cada vez más numerosos). Por cada contrato de futuro del Ibex 35, por ejemplo, entre dos y tres euros. Sin embargo, el inversor minoritario, según Arturo Villa y confirmado por entidades financieras españolas, pagará por cada contrato de futuro de Ibex 35 quince euros, unos tres euros de comisión para el banco que facilita la operación, y 12 euros a Hacienda. ¿Por qué? Porque los grandes inversores o dejan de operar en el país que implementa la tasa o el impacto de la misma lo debe asumir el banco que le presta el servicio. Y ustedes dirán: “Que se implante en todo el mundo” o “que los bancos les pasen la tasa a sus clientes”. Pero no, porque la competencia es alta y siempre pueden acceder a otros que no cobren el impuesto. Mi fondo de inversión recibe servicio de 150 bancos e intermediarios. Ni uno solo va a trasladar el coste del impuesto a sus clientes, ante el riesgo de que se desplomen las transacciones en las bolsas (un impacto estimado del 20% en volúmenes, según Deutsche Börse).
  • “Va contra los especuladores que atacan a nuestra deuda”. Falso. Esos especuladores, a los que hoy llamamos inversores que atisban la recuperación, no se ven afectados porque los estados europeos –pillines- han hecho caso a los informes de todos los expertos y, sabiendo que tendría un impacto de 13.500 millones de euros mínimo en mayores primas de riesgo y coste de deuda, han decidido eliminar la tasa de las transacciones en deuda soberana. Que no les fastidien su ansia endeudadora.
  • La tasa sobre las transacciones financieras evita la especulación a corto plazo”. Falso. Los que llevan a cabo operaciones a corto plazo son menos del 30% del volumen total. Ni pagan la tasa, como explicaba antes, ni tienen un riesgo adicional porque se ajusta tanto en el coste de préstamo como en volumen. El inversor a corto plazo siempre ajusta sus operaciones a la liquidez diaria. Si ésta se desploma, solo cambia el volumen, no la  actividad. Es decir, si la tarta (liquidez diaria del índice del país) se reduce por el efecto de la tasa, solo cambia el volumen de su pedazo, y el efecto es el mismo. De hecho, he leído informes de la bolsa italiana o francesa que alertan sobre volatilidades muy superiores.
  • “Los malvados fondos extranjeros pagan sus acciones”. Falso. El peor efecto de la Tasa es el del impacto sobre la industria financiera local. Centenares de pequeños operadores y bancos, y hasta 125.000 profesionales (según FT) en Europa, perderán su negocio y puesto de trabajo por la imposibilidad de asumir el coste del impuesto en sus comisiones. La propia Comisión Europea afirmaba que “el impacto directo en el empleo se va a dar en el sector bancario por deslocalización y perdida de actividad” (18/2/2013). En la City de Londres, Wall Street, Hong Kong, Tokio o Singapur, sin embargo, están celebrando con champagne el tiro en el pie que se han dado los estados europeos, anticipando la cantidad de negocio que va a revertir a sus plazas escapando de Europa. Esto, celebrar la decisión de la UE, lo vi el jueves en Berkeley Square, no es una metáfora.
  • “Se recaudarán miles de millones”. Falso. Lo explico en “Viaje a la Libertad Economica”. En Suecia se recaudó 15 veces menos de lo previsto. Querían ingresar 1.500 millones de coronas, no llegó a 100 millones y, encima, cayó la recaudación por plusvalías. Sin embargo, los defensores de la tasa suelen argumentar que el caso sueco “es diferente”, que, como hemos visto tantas veces, es la mejor excusa para hacer lo mismo que no ha funcionado en otro lugar, con resultados igualmente desastro­sos. Según las estimaciones de la propia Comisión Europea, la recaudación sería mínima. Cuando dicen 35.000 millones es una cifra máxima estimada. Sin embargo, los países europeos perderían decenas de miles de millones más en sus sectores financieros por perdida de negocio y de empleos. En el caso español, que pretende recaudar 5.000 millones, y serán menos, ya lo verán, hasta 6.250 millones de euros anuales según estimaciones usando datos de Bolsas y Mercados (pérdida de volumenes del 20%) y de los grandes bancos. Incluso en el caso francés e italiano, los gobiernos admiten un efecto “prácticamente neutral” de sus impuestos a las transacciones financieras.
  • “La bolsa subirá al desaparecer los especuladores a corto plazo”. Ni baja ni sube. Como comento en “Viaje a la Libertad Económica”, el efecto negativo es sobre los volúmenes y la liquidez diaria, no predice subidas ni caídas. Podemos comprobar el impacto en Italia, donde se ha aplicado una tasa similar. En marzo de 2013, el Gobierno italiano aplicó un impuesto “limitado” a acciones, derivados y trading de alta velocidad. Como no podía ser de otra manera, a pesar de la implemen­tación gradual, el impacto fue muy severo. La caída de transacciones en la bolsa italiana fue del 9,1 % (datos de Borsa Italiana). En el mercado de acciones específicamente, la liquidez y las operaciones se desplomaron un 18%, poniendo en peligro las salidas a bolsa y opciones de captar capital de más de veinte empresas que planeaban acudir a los mercados. En Brasil fue inmediato. Imponer la tasa sobre las transacciones financieras y hundir contratación, salidas a bolsa y financiación de empresas.
  • “La economía financiera que nos metió en la crisis paga nuestra deuda”. Una recaudación “estimada” de 5.000 millones de euros, que se queda en nada después, como ocurrió en Suecia e Italia, en un país que se endeuda en 65.000 millones anuales ni reduce el déficit ni reduce la deuda. Si el impacto es negativo, como estimo, por pérdida de recaudación de impuestos de nuestro sector financiero y empleo, peor.

Dice la Unión Europea que “para evitar que se deslocalicen a la City de Londres, los instrumentos financieros emitidos por los estados miembros serán gravados cuando sean objeto de negociación”. Es sinceramente increíble.Conocen a la perfección el impacto negativo de los ejemplos precedentes y se lanzan al “esta vez es distinto”. ¿Buscan que se hundan la cotizaciones como ocurrió en Brasil? Eso les da igual. Tampoco les importa que las empresas endeudadas, que han estado utilizando el mercado bursátil para recapitalizarse, se vean en dificultades. Pero sobre todo, saben que es inútil. Gravar en el momento de la negociación no reduce en nada los riesgos mencionados.

La Tasa Tontín no es un impuesto al sector financiero. Es, como el IVA, como los impuestos verdes que les cuelan en todo lo que compran, otro impuesto indirecto que paga el ahorrador, el pensionista, el pequeño inversor. A nadie en la City o en Wall Street le va a afectar. Porque los fondos que van a llegar escapando de las plazas europeas pueden a ser muy significativos.

¿Por qué lo sé? Porque siempre ha ocurrido. En todas las ocasiones en que se ha aplicado, el efecto positivo directo ha ido a las tres plazas financieras globales: Nueva York, Tokio y Londres. Es un cheque regalo a Wall Street de unos estados hiperendeudados que pretenden seguir rascando de cualquier bolsillo para mantener sus privilegios. Mientras les dicen que “atacan a la especulación”… con su dinero.

Flash Boys y “El mercado está manipulado”

05/04/2014 El Confidencial

Flash Boys y “El mercado está manipulado”

Conocí a Michael Lewis en Chicago en 2005 cuando publicó “Moneyball”. Desde entonces, siempre he tenido el privilegio de recibir sus libros y disfrutar con ellos. Su última obra “Flash Boys: A Wall Street Revolt (Penguin 2014)”, me llegó el lunes por cortesía del autor y su editorial, Penguin, y no decepciona. Es un libro entretenido, didáctico y polémico. Los mismos que le criticaron por mostrar las vergüenzas de los estados europeos (en su obra Boomerang) hoy le alaban por comentar que los mercados están manipulados.

¿Están los mercados manipulados?. Si, por la política de imprimir dinero a diestro y siniestro, no por los operadores que la aprovechan. No hay más que ver la correlación entre la bolsa estadounidense y  las políticas de estímulo de la Reserva Federal (https://www.dlacalle.com/quien-manipula-el-mercado-los-traders-de-alta-frecuencia-o-la-reserva-federal/) .

Pero ya saben ustedes, los especuladores solo lo son cuando el mercado baja, cuando sube son “inteligentes inversores descontando la recuperación”.

Pues bien, el nuevo libro de Michael Lewis trata sobre el Trading de Alta Frecuencia y la manipulación de los índices bursátiles por operadores con acceso privilegiado.

Michael Lewis

¿Qué es el Trading de Alta Frecuencia? Lo explico en “Nosotros los Mercados”. Son operaciones realizadas mediante algoritmos matemáticos, pero haciéndolas con enorme velocidad. Millones de operaciones que  se realizan en poco tiempo, normalmente en milésimas de segundo. Por supuesto para ello se utiliza el software más rápido y avanzado.

Hoy en día se estima que un 30% de las transacciones bursátiles realizadas son de algoritmos de High Frequency Trading (HFT). Buscan hacer muchas pequeñas operaciones en las que se obtenga una pequeñísima ganancia que poco a poco se va acumulando.  Para los que quieran un análisis detallado de la controversia creada por el libro les recomiendo que lean aquí “High Frequency Trading and Market Rigging” (https://www.dlacalle.com/hfts-and-market-rigging/)  donde uno de mis traders explica cómo funciona.

El libro de Michael Lewis dice, de manera entretenida, muchas cosas que son ciertas. Los mercados cada vez están más concentrados en grandes operadores, la tecnología y  los algoritmos tienen un papel fundamental y los grandes bancos intentan recuperar cuota de mercado apoyando a estas máquinas que operan en pocos segundos. En el libro conoceremos ejemplos divertidos, apabullantes y curiosos. Su valor fundamental es que, como siempre, vuelve a poner el dedo en la yaga sobre las ineficiencias creadas en un mercado donde los grandes operadores mandan.

Michael Lewis 2

El principal problema que le encuentro a la tesis del libro de Michael Lewis es su afirmación de que “perjudica al inversor minoritario”. Para empezar, las bolsas han alcanzado máximos históricos, lo cual hace complicado que ese argumento se sostenga, pero además han sido precisamente los traders de alta frecuencia los que han entrado con más rapidez en los periodos de corrección.

Como ustedes saben, a lo largo de un día, un valor o activo financiero puede subir y bajar en distintas ocasiones. Los grandes traders buscan los intervalos en que hay movimientos para entrar o salir. Sin embargo, esos jugosos “gaps” donde entraban los operadores intra-día “day traders” (que compran y venden todo o casi todo a lo largo de un día, aprovechando las fluctuaciones) cada vez son menores por la actividad de los algoritmos de alta frecuencia. Por lo tanto, es difícil conciliar esa actividad con la afirmación de que su actividad “perjudica” a los inversores tradicionales. Si un gran fondo como Blackrock o Fidelity, o cualquiera de los “Long-Only” que suponen más del 60% del mercado, va a comprar una enorme posición en un valor o activo en el que, por definición, busca una revalorización del 20 o 30% como mínimo… ¿Qué le importa si ese activo tiene un movimiento intra-día de 0,2%?

La afirmación de que los traders de alta frecuencia siempre ganan no se sostiene tampoco, porque al menos un 15% generaron perdidas en 2012. Decir que aprovechan información privilegiada para entrar en los mercados y reducir las posibilidades de los inversores tradicionales es simplemente incorrecto. Los “Dark Pools” y transacciones OTC (over the counter, fuera del canal tradicional) se utilizan fundamentalmente precisamente para esas grandes transacciones de bloques entre inversores a largo plazo buscando enormes volúmenes.

Mi experiencia cuando conocí a los primeros Traders de Alta Frecuencia en Estados Unidos en 2006 la explico también en “Nosotros los Mercados”:

Cuando se inventó el automóvil, los fabricantes de sombreros protestaron. A los conductores se les volaban los gorros, o tenían que conducir con una mano sujetándolos, con lo que pasaron a no usarlos. Los fabricantes de la prenda organizaron manifestaciones y quejas.

Igual que los fabricantes de sombreros se quejaban del coche como invento diabólico, hay quien afirma que los algoritmos de alta frecuencia distorsionan los mercados o los pueden manipular. Sin embargo, cualquiera que los haya utilizado sabe que, como las aplicaciones de iPhone, cada uno es distinto y no responde a los mismos inputs.

Para nosotros, los algoritmos eran increíblemente interesantes por su limpieza y análisis detallado, y porque crean liquidez y bajan los costes de transacción, facilitando a los inversores comprar o vender cuando los fondos tradicionales prefieren no operar activamente. No se mueven por impulsos emocionales, o por lo que diga o no Merkel o Bernanke un día u otro, y precisamente por eso, son muy positivos cuando se genera pánico injustificado. En esos momentos, suelen ser los compradores.

Aquellas visitas me abrieron los ojos en muchos aspectos. Viendo aquellos fondos de inversión, donde no había cientos de traders mirando pantallas y hablando con otros, sino que solo se veía a ingenieros, físicos y matemáticos analizando datos, correlaciones, estadísticas. Ni una pantalla, nadie escuchando el último discurso de Bush o de Bernanke o del BCE.

No había escuchado tantos términos estadísticos desde la universidad. Allí, en esas reuniones, las escuche varias veces.

Salimos de esas reuniones como el que ha visto un Ferrari detrás de un escaparate. Maravillados.

No íbamos a hacer como hicieron los fabricantes de sombreros que vieron sus ventas desplomarse cuando se inventó el automóvil. Aprender y adaptarse.

“La dependencia del gas ruso es cada vez menor. Moscú necesita a Europa”

14/4/2014 Audio Foro Emergentes sobre situación Ucrania donde analizamos el impacto de los últimos eventos.

4/3/2014 El Confidencial

“Debemos entender que la dependencia del gas ruso es cada vez menor. Rusia depende tanto de que Europa siga consumiendo ese gas que, si analizamos quién necesita a quién, la situación es muy equilibrada. Moscú nos necesita mucho más de lo que nosotros creemos”.

Habla el economista Daniel Lacalle, gestor especializado en mercados energéticos. Con más de 20 años de experiencia en el sector financiero, el columnista de El Confidencial reflexiona en esta entrevista sobre los efectos para Europa que conlleva el espinoso conflicto entre el gigante ruso y Ucrania, viaducto del gas hacia el Viejo Continente, a cuenta de la península de Crimea.

Pregunta: En crisis diplomáticas recientes, el presidente ruso Vladimir Putin ha utilizado el gas como un instrumento de presión, podríamos decir incluso que como un arma bélica… ¿Qué papel juega el gas en el conflicto actual?

Europa tiene los inventarios de gas a máximos históricos. La amenaza del gas, por tanto, no es tan importante, porque se puede recurrir a Noruega, al gas natural licuado (GNL). Desde que empezó el conflicto, British Gas y Royal Dutch Shell se han preparado para traer barcos de GNL hacia Europa

Respuesta: El tema del gas ruso tiene dos componentes: primero, el componente ucraniano, la deuda de Ucrania con Gazprom, que asciende a 1.500 millones de dólares. Rusia ofreció a Kiev un precio con descuento, 256 dólares/mcm (millón de metros cúbicos) a cambio de que mantuviese sus importaciones. Dicho precio es uno de los aspectos del conflicto. El Kremlin ya ha comentado que podría subir el precio hasta 460 dólares.Ucrania depende absolutamente del gas ruso, ha intentado desarrollar sus reservas de gas pizarra pero este es un proyecto aún en fase exploratoria, no de desarrollo.

Segundo, la mayoría de los gasoductos que van desde Rusia hacia Europa pasan por Ucrania. Gracias a ello, Kiev se lleva un arancel que Moscú decide no abonarle. Si no se lo paga, Ucrania puede responder que corta el paso del gas, pero perdería todos los ingresos que recibe por ello.

P: ¿Cómo afectaría a Europa un posible corte del suministro? ¿Hay peligro de escasez?

R: El gas ruso supone aproximadamente el 15% del gas que recibe Europa. Habría una amenaza de suministro, pero Europa tiene los inventarios de gas a máximos históricos. Dicha amenaza, por tanto, no es tan importante, porque se puede recurrir a Noruega, al gas natural licuado (GNL). Desde que empezó el conflicto, British Gas y Royal Dutch Shell se han preparado para traer barcos de GNL hacia Europa.

Además, hay reservas. Ucrania tiene cuatro meses de demanda cubiertos y Europa dispone de unas reservas incluso más considerables. Hay suficiente para otros cuatro meses aproximadamente. El riesgo de que corten el suministro en bajísimo, por no decir inexistente.

P: ¿Y qué hay del petróleo?

R: En relación al petróleo, el conflicto es irrelevante. Sólo tendría impacto si se adoptasen sanciones contra Moscú, del tipo de las aplicadas contra Irán. Rusia produce unos 10 millones de barriles diarios y la parte de dicha producción que exporta a países que estarían implicados en la imposición de dichas sanciones es relativamente baja.

P: Es decir, los tan extendidos temores por las posibles consecuencias energéticas del conflicto son infundados…

R: Los países suministradores de gas natural licuado tienen mucha flexibilidad. Entre reservas o lo que trae vía metaneros (buques dedicados al transporte de gas licuado) desde Argelia, Noruega o Nigeria hay más que suficiente. Hay muchísimas fuentes de gas disponibles para compensar el corte (que podría acarrear un agravamiento del conflicto).

P: Entonces, ¿cuál es el verdadero nivel de dependencia del gas ruso?

R: Hay un punto interesante. El dominio de Gazprom sobre la región a nivel geopolítico y el mal diseño de los gasoductos, que pasan todos por Ucrania. Tres proyectos, Nord StreamSouth Stream y Nabucco, pretenden cambiar esta tesitura. Imagina que se reducen a la mitad los volúmenes de gas que pasan por Ucrania. Gazprom está negociando a la baja los contratos del gas que exporta a Europa porque cada vez hay menos demanda. Incluso ha estado negociando con China.

Hay que entender que la posición de Rusia es una relación comercial de dependencia bilateral (con Europa). Ellos sin nosotros no harían nada, porque no tienen tanta demanda interna de gasEs importante entender que la dependencia del gas ruso es cada vez menor. Rusia depende tanto de que Europa siga consumiendo ese gas que, si analizamos quién necesita a quién, la situación es muy equilibrada. Moscú nos necesita mucho más de lo que nosotros creemos. Hay que comprender que la posición de Rusia es una relación comercial de dependencia bilateral (con Europa). Ellos sin nosotros no harían nada, porque no tienen tanta demanda interna.

Qatar, Rusia, Argelia… todos los países productores de gas han tenido que negociar a la baja (los contratos) porque la demanda cada vez es más débil, debido al uso de renovables, carbón o al hecho de que cada vez llega más gas de otros países a través de ese GNL.

P: ¿Debe interpretarse el conflicto en clave energética?

R: Sí. No es un conflicto político entre prorrusos y nacionalistas ucranianos, es un conflicto energético. La prueba son esos tres proyectos de gasoductos que intentan no atravesar Ucrania. Todos luchan en realidad por su trozo de pastel en las comisiones de los volúmenes de gas que pasan por territorio ucraniano. Dichas comisiones cada vez son menores, cada vez hay menos pastel a repartir.

Proteccionismo y devaluación, camino de depresión

16/2/2013 El Confidencial

“Protectionism teaches us to do to ourselves in time of peace what enemies seek to do to us in time of war”. Henry George

El G20 se presenta divertido. Guerra de divisas, proteccionismo, represión financiera y todos diciendo que la culpa es del otro.

«No escucho nada más que devaluación, desconfianza e intervencionismo». Estas palabras me las decía ayer un ex-colega de Citadel que vive en Moscú y está invitado a la reunión de los ministros de finanzas de los veinte países más poderosos del planeta. «Nadie se fía de nadie. Todos los países quieren que los demás dejen de intervenir, pero seguir haciéndolo ellos».

Y es que no me creo el espejismo del acuerdo de «libre comercio» con la UE que anunció Obama a bombo y platillo (léanse el post de McCoy). ¿Por qué?.

– Porque lo que esconde bajo el titular es proteccionismo bilateral, y los otros estados del mundo, de los que dependen nuestras exportaciones y la energía que consumimos, no lo van a consentir fácilmente.

– Porque empobrece a los países en vías de desarrollo, que son el futuro de dichas exportaciones. Arruinar a tus clientes nunca es una buena política.

– Porque la historia nos ha demostrado que los acuerdos bilaterales entre administraciones intervencionistas nunca fructifican porque las dos partes quieren lo mismo, pan para mí, promesas para ti. La administración Obama y la Unión Europea han multiplicado por cuatro sus medidas restrictivas al comercio durante los últimos siete años, y además las dos partes necesitan de la debilidad del otro para tapar el agujero de desindustrialización que comentamos aquí. Un agujero que se agranda precisamente por las medidas intervencionistas y restrictivas, aunque se nieguen a admitirlo.

La gente se asusta con la crisis, pone demasiada fe en unos estados obesos e incompetentes y espera soluciones milagrosas.

Queremos proteccionismo en casa, defender nuestros derechos adquiridos y salir de nuestra crisis exportando a los mismos países a los que les negamos acceso («protect at home, stay open abroad», World Trade Organization). Primero entregamos el futuro de nuestras economías al crecimiento chino y brasileño, proteccionistas donde los haya, y ahora estamos en el callejón sin salida. Hemos caído en la trampa, y queremos ser China, pero con sueldos y privilegios americanos. Y no funcionará.

Según el instituto Nielsen, el 40% de la población europea pide medidas que restrinjan las importaciones del extranjero. Todos sabemos cómo termina esta carrera, pero la gente –asustada- pide repetir los mismos errores del pasado. Devaluaciones competitivas, proteccionismo, acusaciones mutuas… 1930.

Todo esto enmascara un problema de unos países que van perdiendo competitividad a medida que el peso del estado fagocita más del 50% de la economía y, consecuencia de ello, el endeudamiento se dispara. No es casualidad que los más endeudados y con más gasto público «exijan» que su modelo se financie gratis, pero«los que quieren vivir del estado olvidan que éste vive de todos los demás», como decía Bastiat.

En vez de entender que creamos estructuras que consumen más de lo que producen, y cuya productividad marginal empeora, buscamos proteger el bienestar del estado –que no el estado del bienestar- poniendo puertas al campo. Directos a 1930 con el aplauso del pueblo, sin el pueblo.

Verán ustedes como las conclusiones del G-20 son que no hay guerra de divisas y que no se deben poner barreras al comercio mundial. Y el lunes volverán todos a casa intentando devaluar y restringir.

Proteccionismo es negar la realidad

Una economía de alta productividad sobrevive un mercado globalizado y genera sectores ganadores que venden incluso en países «proteccionistas». ¿Ven ustedes a las empresas de alta tecnología y fuerte valor añadido –no dependientes de subvenciones y favores estatales- preocuparse por restricciones en algunos países? No. Pero seguimos empeñados en sacar la última gota de sangre a un modelo industrial global obsoleto.

Si todos los estados quieren pelearse por defender las migajas de una tarta decreciente, por fabricar coches baratos, planchas de aluminio, ladrillos, molinillos o tubos de plástico, la carrera es hacia cero. Nunca se gana. Se enmascara la realidad. Pero lo pagan los ciudadanos empobreciéndose. El que no se empobrece es el monstruo estatal, que crea más y más comités para regular.

Intentar proteger industrias y sectores indefendibles no solo niega la realidad, sino que imposibilita que los países en vías de desarrollo crezcan. Somos tan arrogantes y avariciosos que endeudándonos y devaluando, o subvencionando a granjeros para que no produzcan, dejamos que la inflación y la pobreza hundan a nuestros vecinos. Fastidiar a tus clientes. Luego mandamos unas ONG a estudiar el problema. Pero eso sí, queremos «exportar para salir de la crisis».

El proteccionismo y la intervención son el problema. Gobiernos miopes que solo saben parar y entorpecer, cobrando, no facilitar.

Guerra de divisas global: cuando todos suspenden, solo pasa de curso el menos malo

Siempre lo digo, una economía de alta productividad sobrevive a una moneda fuerte. Sin embargo, una economía de baja productividad no sobrevive ni siquiera con una moneda débil. Los bancos centrales siempre niegan que haya guerra de divisas, igual que el chaval al que pillan haciendo una trastada. Siempre dice que no es culpable.

Si piensan que los otros países del G-20 se van a quedar tranquilos con elcomunicado vacío de este fin de semana y no contraatacar haciendo lo mismo –devaluar y restringir-, piénsenlo de nuevo. ¿Unos países que han aumentado sus medidas restrictivas en periodos expansivos van a dejar de hacerlo en periodo de crisis? Sí, todos saben que saldrán perdiendo a medio plazo, pero a pesar de la evidencia empírica (lean «This time Is Different», de Ken Rogoff), prefieren llevar a cabo medidas de «shock» que den la apariencia de «acción» y «protección».

Devaluar es una excusa para sostener un gasto político excesivo y no soluciona un modelo productivo de bajos márgenes. Es una salvajada que crea inflación,empobrece a los ciudadanos y transfiere rentas de los trabajadores y ahorradores al gobierno y a sectores en decadencia. Se empobrece a los ciudadanos, enriqueciendo solo a unos pocos porque suben los activos de riesgo -inflación-… La ilusión de crecimiento económico falso. Nuestras devaluaciones «competitivas» de los 90.

Dónde invertir

Ojo. Cuando todos hacen lo mismo, el efecto «enriquecimiento falso» bursátil no funciona y cuando lo hace, dura poco… Pero cuando añadimos intervencionismo, los resultados empresariales se desploman –represión financiera-, bajan los márgenes y se contraen los múltiplos. Eviten los valores en sectores «estratégicos», que pasan a ser «cajeros para los estados». ¿Materias primas?. Solo aquellas donde se controle el suministro –petróleo, por la OPEP- porque proteccionismo con devaluación implica demanda decreciente. Y no olvidemos las palabras de Jim Rogers: «Tras las guerras de divisas vienen las guerras comerciales, y detrás de ellas las guerras convencionales». Ojala nos equivoquemos y paremos esta locura. Pero no olviden el riesgo geopolítico en esas empresas tan «diversificadas», porque las valoraciones sufren.

¿Más estado y devaluación? Desastre seguro

Ante esta situación, el modelo que nos proponen nuestras «plataformas ciudadanas de prime time TV» está en Latinoamérica. Gasto público, modelo social y devaluación. Chávez sin petróleo. Las devaluaciones como las de Venezuela o Argentina, no son consecuencia de la guerra de divisas ni de ataques especulativos. Chávez ha hecho cuatro devaluaciones desde que ha llegado al poder por el gasto excesivo; ha arrasado la caja de la petrolera nacional, PdVSA, en «proyectos sociales» (11.000 millones de dólares al año), convirtiéndola en la petrolera más endeudada del mundo; y vaciando de dólares sus arcas no ha mejorado la pobreza de un pueblo devastado por la inflación del 22% y entregado a la economía sumergida. En Argentina, un empleo subvencionado y la intervención masiva de la divisa han disparado la inflación al 27%. En 1997, los empleados del sector público eran 720.000. En 2011, 1,5 millones, más del doble (Idesa). Un 5% del PIB son subsidios, con un gasto de estado hipertrofiado. «Demanda interna» lo llaman. Un éxito social. Devaluación constante e inflación desbocada.

…Y esos países tienen petróleo.

En España, para poder exportar cualquier bien hay que importar energía y materias primas, y al devaluar, éstas se encarecen. Correr para quedarse en el mismo sitio, el cuestionable efecto positivo a corto plazo se disipa a medio («Contractionary Effects of Devaluation», Journal of International Economics).

Si todos los países intervienen, la economía global se estanca. La velocidad del dinero, que ha caído estrepitosamente, se desploma, y la inversión también. Pocos invierten en proyectos a largo plazo cuando se manipula las monedas y se introducen medidas restrictivas. Si devaluar e intervenir fuera la solución, Venezuela, Argentina o Zimbabwe serían los reyes del mundo.

De donde no hay no se puede sacar. Tanto que critican algunos a Reino Unido, aprendamos de sus errores y de la inutilidad de imprimir moneda. No reduce los recortes, ni mejora la deuda -porque se sigue generando déficit – ni soluciona el modelo productivo.

https://mail.google.com/mail/u/0/images/cleardot.gifMientras tanto, la demanda mundial de oro alcanzó un récord de 236.000 millones de dólares en 2012. Los bancos centrales compraron a niveles no vistos desde 1964. Confianza incuestionable.

Espero ansioso ese comunicado del G-20 diciendo que no hay guerra de divisas ni proteccionismo y que todo es mentira.