Tras el exceso de deuda de 2015-2020 y los desequilibrios estructurales acumulados, incluso antes del Covid-19, el riesgo de una década perdida a la japonesa con bajo crecimiento de la productividad, bajo desarrollo y pobre mejora del empleo es importante.
Los gobiernos piensan que todo es una cuestión de incentivar la demanda con gasto público pero la realidad es que dejan detrás más deuda, mayores impuestos y menor crecimiento de la productividad.
Tenemos que recuperar una sociedad basada en el ahorro y la inversión prudente y no en el gasto innecesario y la deuda.
Es de lamentar ver como se meten los gobiernos en un camino que se ha demostrado ruinoso desde tiempos de los emperadores romanos. Es de lamentar ver cómo les importamos un bledo (verdura de nulo valor alimenticio) si nuestros ahorros se van al garete, si nuestras vidas se fastidian, si nos arruinan a más y mejor. Es de lamentar ver cómo el rebaño se traga todo lo que le echen, incluidas las excusas, con una fe granítica digna de mejores ideas.
En España, en esta cuestión, son muy pocas las personas con un criterio claro de cómo se deben hacer las cosas. El rebaño se mueve a golpe de consigna, programa-basura de la tele, supuesto experto que no dice más que sandeces-consignas acerca de la economía o necedades-solidarias con los gamusinos y fauna similar. De este rebaño salen los políticos que nos «gobiernan» (es un decir). Así salen las cosas y ese es el espectáculo que dan, con la tranquilidad del que sabe que no le va a pasar nada, antes al contrario, engordará su patrimonio.
Mientras todo este circo hace sus funciones en las pistas de las televisiones, el país se va entero al hoyo. No sé si habrá un país más suicida que el nuestro. Quizás USA.