España es el segundo país de la Unión Europea que más ha aumentado la deuda pública desde 2019 hasta el primer trimestre de 2023, y no por poco. Más del doble que la media de la Unión Europea, 14,6 puntos del PIB comparado con 6 puntos del PIB de nuestros socios.
La acumulación de deuda en este periodo asusta. Los pasivos totales de las administraciones públicas, deuda que se debe y se paga, según el Banco de España, superan los dos billones de euros, un récord de 1,57 billones de euros de deuda, según el protocolo de déficit excesivo, con una tasa de crecimiento del 4,9% en términos interanuales. A ello hay que añadir que el Estado pagará 10.000 millones de euros más en intereses de deuda entre 2023 y 2024. España no crece, se endeuda.
Muchos nos dicen que eso le pasa a todo el mundo, pero España se endeuda tres veces más que la media de la Unión Europea para generar una unidad de PIB y seis veces más que Estados Unidos. Un desastre sin precedentes.
El Instituto Juan de Mariana ha publicado un informe excepcional en el que resalta el estado desastroso de las cuentas públicas. La deuda pública crece en España a un ritmo de 164,8 millones de euros cada día, lo que supone 6,8 millones por hora, 114.155 euros por minuto y 1.903 euros por segundo. A partir del 30 de noviembre el estado paga todos sus compromisos aumentando deuda. Por Comunidades Autónomas, el peor resultado es el de La Rioja, donde el Día de la Deuda llega el 17 de noviembre. Galicia, por el contrario, es la mejor situada, ya que agota sus ingresos el 28 de diciembre. Adicionalmente, la Seguridad Social registra el mayor déficit de caja de toda la Unión Europea. La deuda del sistema público de pensiones se ha triplicado con Sánchez
Sánchez ha contado con el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia desde 2019. Un apoyo sin precedentes del BCE, un aumento de deuda de más de 350.000 millones de euros, déficit sin control porque las reglas fiscales de la UE están suspendidas y además el segundo mayor beneficiario de los fondos Next Generation EU. Y, con esas balas de rey deja la tercera peor recuperación de la Unión Europea, el segundo mayor aumento de deuda, la mayor tasa de paro oficial y eso sin contar un millón de demandantes de empleo que no aparecen en las listas, una inflación acumulada del 16,8% y la mayor pérdida de poder adquisitivo, dejando a España a quince puntos en renta per cápita ajustada por poder adquisitivo comparado con la media de la UE cuando estábamos a ocho puntos antes de llegar al gobierno.
El tema del paro es especialmente preocupante porque, según Fedea y BBVA Research, “mientras que el paro registrado se redujo en unas 155.000 personas entre los meses de octubre de 2022 y 2023, el ‘paro efectivo’, que se define como la suma del paro registrado y de los demandantes con relación laboral, experimentó un aumento de 10.000”.
A los primeros a los que va a engañar son a sus votantes. Ya les ha subido los impuestos a la electricidad, al gas natural, a los seguros y al ahorro, mientras les dice que van a pagar los ricos. Intentarán decirle a Bruselas que la consolidación fiscal vendrá vía ingresos inflando las cifras de recaudación estimadas, como siempre, y a la vez intentarán engañar a sus socios retrasando los compromisos de gasto y disfrazándolo con fondos europeos como ya han hecho. El problema es que todo eso termina en empeoramiento para familias y empresas.