La cúpula de Podemos ha citado un estudio del nuevo Nobel de Economía David Card como «prueba» de que el salario mínimo no destruye empleo.
El estudio no es un análisis global. Se hizo en 1992 en Nueva Jersey y Pensilvania: Zonas con bajo desempleo, bajos impuestos y total flexibilidad laboral, lo opuesto a España
Además, el estudio se hizo centrado en una multinacional (McDonald’s) con enormes economías de escala.
El estudio no demuestra que el salario mínimo no destruya empleo en todas ocasiones ni mucho menos que subirlo sea positivo para el empleo.
El estudio en realidad lo que muestra es que una gran multinacional como McDonald’s puede absorber una subida de SMI (eso ya lo sabemos), pero también que el coste se pasa al consumidor (Pensilvania).
La izquierda mantiene que hay un estudio que demuestra que en Alemania la subida del SMI no destruyó empleo
Además, la recopilación de los datos para el estudio ha sido ampliamente cuestionada. El estudio no solo no dice nada sobre España o Europa, sino que no dice lo que la vicepresidenta y sus colegas afirman. Card y Krueger lo que hacen es aplicar metodología de efecto-causa en circunstancias equivalentes.
Usando la misma metodología, el Banco de España concluyó que España destruyó hasta 150.000 empleos con la subida del SMI.
La izquierda mantiene que hay un estudio que demuestra que en Alemania la subida del SMI no destruyó empleo. Dicho estudio (Dustmann et al)no solo muestra que tuvo un impacto negativo en las pymes y generó deslocalización, sino que la izquierda radical que lo pone como ejemplo olvida que en Alemania hay más de 8 millones de minijobs (puestos de trabajo de salario muy bajo y duración corta) y una legislación laboral mucho más flexible que la española.
La literatura económica es inequívoca. No solo no existen casi estudios que demuestren que el aumento del salario mínimo no afecte negativamente a pymes y trabajadores menos cualificados y jóvenes, sino que no existe ningún estudio empírico con datos reales y creíbles que muestre que tiene efectos positivos:
Finalmente, y en cualquier caso, el estudio de Card ha sido debatido y cuestionado en sus conclusiones en Nueva Jersey y Pensilvania por fallos importantes en la recopilación de datos (encuesta telefónica no verificada). Eso no quita su valor como metodología.
Un restaurante de comida rápida ganó 23 empleados de tiempo completo en menos de un año, mientras que otro perdió a los 30 de su personal de tiempo completo
Explica Michael Saltsman “Los datos telefónicos usados por los economistas (Card-Krueger) en muchos casos no valían ni el papel en el que estaban escritos». Un revisor académico, que escribió en la revista laboral de la Universidad de Cornell en 1995, describió el estudio de Nueva Jersey como «un monumento a la mala metodología de la encuesta».
El problema surgió, entre otras cosas, de la falta de definición adecuada de términos como «tiempo completo» y «medio tiempo», o lo que constituía una hamburguesa normal.
Las inconsistencias resultantes son asombrosas: los datos de Card / Krueger informaron que un restaurante de comida rápida ganó 23 empleados de tiempo completo en menos de un año, mientras que otro perdió a los 30 de su personal de tiempo completo en el mismo período de tiempo. Se informó que las hamburguesas habían aumentado de precio hasta en un 88 por ciento, en una industria donde incluso un aumento de precio del cinco por ciento es arriesgado.
La revisión mencionada anteriormente sugirió que estos números significaban que «hay tanto ruido aleatorio en los datos que deberían descartarse por completo».
El Instituto de Políticas de Empleo (EPI), donde Michael Saltsman es director de investigación, documentó estos problemas en análisis publicados en abril de 1995 y 1996.
EPI volvió a recopilar los registros de nómina reales de una cuarta parte de las unidades franquiciadas incluidas en el estudio de Card-Krueger, y encontró pocos casos en los que los resultados de la encuesta telefónica coincidieran con los registros de nómina.
Una revisión del Banco de la Reserva Federal de San Francisco encuentra claros impactos negativos en el empleo tras un aumento del salario mínimo
Posteriormente, los economistas David Neumark y William Wascher, entonces de la Universidad Estatal de Michigan y la Junta de la Reserva Federal, publicaron un análisis independiente detallado de los registros de nómina de 230 restaurantes de comida rápida en Nueva Jersey y Pensilvania.
Su estudio, que luego se publicó en la misma revista académica donde apareció por primera vez el artículo de Card-Krueger, llegó a una conclusión no tan sorprendente: en lugar de impulsar el empleo, el aumento salarial obligatorio de Nueva Jersey lo redujo, como predice la sólida teoría económica.
Hoy en día, está aún más claro que las conclusiones de Card-Krueger no tenían fundamento. En un resumen de 2007 de las dos décadas anteriores de investigación, los economistas Neumark y Wascher encontraron que el 85 por ciento de los estudios más creíbles apuntaban a la pérdida de empleo después de un aumento del salario mínimo.
Una revisión de la literatura más reciente publicada por el Banco de la Reserva Federal de San Francisco, que incluyó las últimas y mejores investigaciones, también encuentra claros impactos negativos en el empleo tras un aumento del salario mínimo (Salstman es director general del Employment Policies Institute en Washington).
En definitiva, el Nobel Card no demuestra que subir el salario mínimo no afecte al empleo en cualquier país y todo lugar, ni mucho menos que el salario mínimo sea positivo para el empleo. Lo importante de su estudio es la metodología, que es la que ha usado el Banco de España en su análisis para España.
Una vez más, Podemos miente.