Mientras el presidente “reflexiona”, Sánchez envía a los españoles a callar o llorar su ausencia como si Elvis hubiera abandonado el edificio. Todos a trabajar y a pagarle su retiro espiritual, que el rey está descansando.
La prensa internacional se mofa de la algarada infantil de Sánchez. “Drama King” “tactician” “primer ministro improvisador” “pone en alerta a todo el país” “concede a los españoles cinco días para saber lo que la vida es sin él” … y otras lindezas ante una reacción que, como explicaba Pedro J Ramírez en su brillante columna, es una sobrerreacción irresponsable a una denuncia de probable limitado alcance.
Eso sí, emulando a los populistas más famosos, ha creado una carta victimista que ataca a jueces y medios. Sánchez ha concedido cinco días a sus huestes para demostrar su adhesión incondicional y pleitesía. Y lo han hecho, porque saben que después vienen las purgas.
Sin embargo, a la ristra de adoradores plañideros del presidente Sánchez se les ha olvidado decir que, si la denuncia es irrelevante y la acusación falsa, escribir una carta victimista en X, plantearse dimitir e irse cinco días a «reflexionar» es una reacción infantil e irresponsable digna de un adolescente malcriado que se enfada y se lleva el balón porque no le gusta cómo se juega.
Mientras Sánchez reflexiona, nos hemos desayunado con la peor encuesta de población activa desde 2015, excluyendo el año de la pandemia.
No solo es la EPA. El último informe de la OCDE, Taxing Wages 2024, muestra que los impuestos al trabajo en España son más altos que en Dinamarca o Noruega. La cuña fiscal ya supera el 40%.
Los hogares con todos sus miembros en paro suben en 49.700 en el primer trimestre.
España destruye 140.000 empleos en el primer trimestre y crea 117.000 parados más. Es el peor dato desde 2015 – excluyendo el año de la pandemia – y la mayor tasa de paro de la UE.
La tasa de actividad se sitúa en el 58,6%, por debajo de los niveles de 2021.
Un aumento del paro del 4,1% en el último trimestre mientras la economía crece un aparente 2% es un fracaso brutal, teniendo en cuenta que además en esta EPA se incluye la Semana Santa y que cae el empleo a tiempo completo.
Es cierto que el gobierno se aferra a que en los 12 últimos meses la cifra total de desempleados se redujo en 208.500 personas (–6,54%). Sin embargo, las cifras de paro efectivo dicen otra cosa. El paro efectivo sigue por encima de los 3,5 millones de personas, cuando estaba en 3,4 millones en diciembre de 2019.
La tasa de paro sube hasta el 12,29% este trimestre, y, aunque el empleo ha “crecido” en términos anuales en 615.800 personas (un 3,0%), la tasa de empleo disminuyó 0,5 puntos, situándose en 51,4%, muy por debajo de los niveles de 2008.
Lo curioso de estos datos es que desmontan completamente la euforia del gobierno.
Las horas trabajadas por afiliado, la tasa de empleo y la tasa de actividad se encuentran por debajo de los niveles de 2008 y no hay una mejora relevante con respecto a 2019.
Según el estudio del mercado laboral del gabinete de estudios del sindicato USO, en España entre marzo 2022 (antes de la reforma laboral) y marzo de 2024 no solo no ha bajado el paro real -personas apuntadas al SEPE-, sino que ha aumentado.
Según los datos oficiales, los parados han caído un 12,3% (-381.760 personas) pero el número de personas desempleadas apuntadas al SEPE ha aumentado un 1,1% (42.156 personas más, hasta un total de 3.947.705 desempleados).
Desde la reforma laboral, las horas trabajadas por afiliado han caído de 31,5 a 31,4 horas semanales y además con un aumento de pluriempleo notable, hasta los 612.000, cifra que infla artificialmente el dato de afiliados.
Todas estas algaradas del presidente y su gobierno no salen gratis. Implica mayor inseguridad jurídica, falta de credibilidad y pérdida de oportunidades. No olvidemos que la inversión extranjera en España cayó en 2023 un 18,7% con respecto al año anterior, y que se sitúa más de un 50% por debajo del nivel máximo alcanzado en 2018 con la administración de Rajoy.
España es un país con un enorme potencial que no puede estar entregado a la propaganda y las veleidades autocráticas de un presidente que aumenta la inseguridad jurídica y el descrédito internacional. Mientras el presidente “reflexiona”, Sánchez envía a los españoles a callar o llorar su ausencia como si Elvis hubiera abandonado el edificio. Todos a trabajar y a pagarle su retiro espiritual, que el rey está descansando.
Lo raro es que el ministerio de propaganda, antes llamado RTVE, junto con UGT y CCOO, antes llamados sindicatos verticales, no le haya organizado un desfile en la Castellana y un baño de masas en la Plaza de Oriente, con la masa dándole su adhesión inquebrantable al grito de ¡Sánchez! ¡Sánchez! ¡Sánchez!. Hubiera estado bien. Sería lo lógico vista la catadura del personaje. A lo mejor están esperando al segundo período de «reflexión». La situación del país no importa nada y a la vista está.
Lo de este sátrapa es tremendo, se cree un dios olvidado y muestra su cólera despectiva adorado por la mediocridad y el sectarismo más arrastrado. Ni con Franco se había llegado a ver algo similar.