Hace unos meses, cuando pensábamos que podría formarse un nuevo Ejecutivo para el verano, comentamos en esta columna los importantes retos a los que se enfrentaría el próximo gobierno. Todos ellos permanecen, y España no debe ignorar la oportunidad de convertirse en un centro de atracción de inversión en un momento en el que los inversores internacionales buscan una combinación atractiva de crecimiento, estabilidad y alto potencial.
Lo que España ha conseguido en los últimos cuatro años no se puede negar. Hemos pasado de ser el enfermo de Europa a un ejemplo de salida de la crisis reconocido internacionalmente. Nuestra prima de riesgo es tres veces inferior a la de Portugal, y muy por debajo de Italia. Hemos reducido el déficit fiscal casi un 50% y el comercial a la mitad, atajando desequilibrios estructurales, y lo hemos hecho alcanzando un récord histórico de exportaciones a nivel absoluto y en cuota de mercado, con nuestros principales socios comerciales en recesión o estancamiento. Hemos conseguido crecer el triple que la media de la UE situándonos como el segundo país en creación de empleo y líderes en empleo fijo… Pero hay mucho que hacer.
NO ENTORPECER
Uno de los elementos esenciales de esta próxima legislatura va a ser, aunque sorprenda, no estropear lo conseguido. Con un gobierno frágil dependiente de un parlamento en el que casi toda la oposición “exige” más gasto y más déficit –más deuda- y mayores impuestos, no es un riesgo pequeño que se puedan poner trabas adicionales a la creación de empleo y de empresas. Defender una fiscalidad orientada al crecimiento se convierte hoy en más que una recomendación. Una urgencia. Porque no nos podemos permitir que el ritmo de creación de empleo se ralentice por parte de aquellos que jamás han creado una empresa o gestionado un negocio, pero que sorprendentemente saben exactamente lo que debe usted ganar.
LOS INGRESOS: BENEFICIOS EMPRESARIALES EN RIESGO
Ya hemos explicado aquí que un importante riesgo es ignorar que los beneficios empresariales están sufriendo y que tomar medidas puramente recaudatorias tiene efectos contraproducentes si no entendemos el problema de desaceleración de beneficios publicados y el impacto negativo en inversión de medidas confiscatorias.
Debemos proponer una fiscalidad que apoye el crecimiento y que busque mejorar las bases imponibles y atraer sectores menos cíclicos y de mayor productividad. Eso no se consigue buscando rascar de lo que queda. No hay que lamentarse porque bajen los beneficios de las empresas establecidas, sino trabajar para que aumenten los de las nuevas y las que entran en nuestro país, para que los ciclos pesen menos en la recaudación.
MÁS RENTA DISPONIBLE PARA POTENCIAR EL CONSUMO
Los salarios están creciendo. La masa salarial crece por encima del PIB nominal –un 4%- y el salario medio un 0,8%, bastante por encima de la inflación, que ha sido negativa (fuente INE). Es una buena noticia. Ahora debemos pensar en el salario neto, lo que queda en el bolsillo del ciudadano. Casi un 45% del salario se desvanece en impuestos y cuotas sociales.
Sin entrar en maximalismos, hemos visto en 2015 como se beneficiaba la economía de las bajadas de impuestos. Los ingresos fiscales crecieron por encima del PIB nominal y el consumo minorista creció más de un 25% más de lo estimado. Los que piensan que si no se hubieran bajado los impuestos no habríamos incumplido el déficit mienten, porque saben que los gastos crecen por encima de los ingresos en cuanto se generan.
PENSIONES: NO ACUDIR A SOLUCIONES MÁGICAS
Las pensiones se pagan creando más empleo, no con represión fiscal. La crisis, negada desde el mainstream y el gobierno, destruyo 3,5 millones de empleos y dejó en déficit las pensiones en 2011 y, además, congeladas. Desde entonces se ha recuperado la mitad del empleo destruido. En 2011 por cada nueva pensión que entraba en el sistema, se destruían 3 empleos. Hoy, por cada nueva pensión, se crean 7 empleos.
Por lo tanto, la solución al agujero puntual creado por la crisis, es reforzar la salida de la crisis. Más empresas, más empleo y mayor productividad, que generan mayores salarios. El problema de las pensiones no se soluciona entorpeciendo el crecimiento. Las fuentes de financiación están delimitadas. Las cotizaciones cubren las pensiones contributivas. Son las pensiones no contributivas y los complementos a mínimos los que se cubren desde el presupuesto general.
Para hacerlo sostenible se debe incorporar un índice de revalorización dentro de los límites del sistema para que la decisión no dependa de los políticos de cada gobierno, y un factor de Sostenibilidad, que tenga en cuenta la esperanza de vida al calcular la pensión. Una medida muy importante es la de promover que aquellos en edad de jubilarse que quieran seguir trabajando, lo puedan hacer. Hoy es posible cobrar el 50% de la pensión y tener un empleo al mismo tiempo. Y solo se paga una cotización de solidaridad al sistema del 8% (6% empresa y 2% trabajador). Son más de 30.000 los que lo hacen.
¿RECORTES? ¿QUÉ RECORTES?
Mucho se está hablando en medios de recortes cuando España puede cumplir sin problemas sus objetivos si crece –como puede-, por encima del 2,5% en 2017, y se aprovecha del entorno internacional para atraer más inversión financiera directa y crear más empleo más rápidamente. Solamente la reducción en los gastos de la parte de subvenciones por desempleo y la mejora de ingresos por la misma cantidad suple con creces el riesgo de menores beneficios empresariales.
Continuar con el programa de mejora de la eficiencia de las administraciones públicas y reducir el desempleo en un millón de personas genera suficiente capacidad de financiación para cubrir los requisitos, más del doble de los 5.000 millones de ajuste que se estiman.
Los retos de esta legislatura son enormes. Tenemos dos posibilidades: volver a los errores de 2009 que solo generaron deuda y paro, o continuar creciendo vía el sector exterior y atrayendo capital. Los que siguieron el primer modelo hoy siguen estancados, los que siguieron el segundo son hoy líderes en crecimiento y mejora de la economía para todos. Los derechos no se financian entorpeciendo el crecimiento. Los derechos vienen cuando se cumple la obligación de superar nuestro potencial.