Si al socialismo le preocupase de verdad el paro y la precariedad, no se dedicaría a maquillarlos.
Una ministra realmente interesada en mejorar las condiciones de los trabajadores consideraría un escándalo que haya 1,3 millones de desocupados apuntados al SEPE fuera de las listas de paro oficial, que la duración media de los contratos caiga y que haya 812 mil fijos discontinuos inactivos. Los invisibles.
Nadie se apunta al SEPE demandando empleo por diversión o aburrimiento. A cierre de diciembre de 2024, en España hay 3.927.346 personas desocupadas apuntadas al SEPE buscando empleo. Esto significa 1.366.628 personas más que la cifra de “parados registrados”.
Si miramos la evolución de desocupados apuntados al SEPE desde el año 2021, solo se ha reducido en 293.186 personas en tres años, un mísero descenso del 6,9% en el periodo.
La cifra de fijos discontinuos inactivos se ha disparado un 63% desde el año 2021. En diciembre de 2024, la cifra de fijos discontinuos inactivos (parados) llegaba a los 812.665.
La cifra de fijos discontinuos inactivos se ha disparado un 63% desde el año 2021
Uno de los elementos más alucinantes de estos “invisibles” es la enorme cifra de demandantes de empleo considerados “no parados” oficialmente. Al final de 2024 superaban los 1,8 millones, subiendo un 4,9% con respecto a la cifra de 2021. Esa curiosa distinción que hace el ministerio de Trabajo -o de Maquillaje- entre parados y “no ocupados”, debería ser explicada. Una persona que tiene un contrato estacional o de obra y servicio y se encuentra mano sobre mano durante meses, busca empleo e incluso cobra subsidio de paro. Invisibles. Esto es lo que llaman “récord de empleo” y “paro más bajo desde 2007”.
No olvidemos que todas estas cifras sí las denunciaban los sindicatos, siendo menos escandalosas, antes de entrar en el sexenio de amnesia. UGT y CCOO tildaban al contrato de fijo discontinuo como “precariedad institucionalizada”. Tras el cambio normativo que convierte a todos los contratos de obra y servicio y estacionales en “fijos discontinuos”, no dicen nada.
El 46,3% de los parados registrados son de “larga duración” (más de doce meses) y un tercio (30,8%) lleva más de dos años en esta situación.
La duración media de los contratos en 2024 fue de 45,26 días, mientras que en 2021 era de 53,6 días. Un 59,3% de los contratos temporales tienen una duración media inferior a un mes, comparado con el 39,8% en 2021.
Las horas semanales trabajadas por ocupado, según el INE, se situaban en 31,2 en el tercer trimestre de 2024, eran de 31,5 en el mismo periodo de 2021 y de 32,7 en el tercer trimestre de 2008. Es decir, la ministra de Trabajo se ha olvidado de la famosa frase de UGT “lo único que importa son las horas trabajadas” y “no se crea empleo, se trocea”.
El 46,3% de los parados registrados son de “larga duración” (más de doce meses) y un tercio (30,8%) lleva más de dos años en esta situación
En cuanto a la afiliación, los datos son claros. Los 21,3 millones de afiliaciones incluyen 677.000 personas en pluriempleo. No son afiliados, sino afiliaciones, como hemos repetido tantas veces. Además, como la población en edad de trabajar ha aumentado en casi dos millones de personas, la tasa de actividad está estancada, según el INE, y la tasa de empleo prácticamente no ha mejorado.
Todas estas cifras, explicadas por José Luis Fernández, jefe del gabinete de estudios de USO, son oficiales. Sin embargo, la ministra de maquillaje de paro lo llama “bulos de la derecha”.
Fedea lo ha reflejado de manera clara: el paro efectivo se ha reducido muy poco y la duración y supervivencia de los contratos no ha mejorado, por lo que la temporalidad solo se ha reducido cambiando el nombre de los contratos. Así es fácil acabar con el paro y la temporalidad: Haciéndolos invisibles con un cambio de nombre.
Afiliación dopada por pluriempleo e inmigración, precariedad disfrazada, cambiando el nombre de los contratos y 3,9 millones de personas desempleadas buscando empleo. Ese es el balance de la Reforma Laboral Maquillaje después de despilfarrar el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia, además de los fondos Next Generation.