Entrevista con Bolsamania:
La recuperación de la economía española es una realidad de la que pocos dudan, aunque aún muchas voces ponen el acento crítico en el mercado laboral, que no despega acorde con el resto de datos macro. Hablamos con el reputado economista Daniel Lacalle sobre la buena marcha de los indicadores macroeconómicos en España y los riesgos: elecciones a finales de 2015 y la sempiterna Grecia.
Lacalle sigue siendo absolutamente crítico con el Banco Central Europeo y con sus políticas expansivas y, aunque reconoce que han tenido efectos positivos, insiste en que en Europa sólo crecen por encima de la media los países que han llevado a cabo reformas estructurales. “La política monetaria del BCE no es parte de la recuperación porque ésta ya estaba en marcha ante de que se lanzase el QE”, insiste. Ha charlado con Bolsamanía en el marco del Forex Day, celebrado en Madrid el pasado 13 de junio.
Pregunta. Le vimos recientemente en La Sexta noche afirmar que la subida de los afiliados a la Seguridad Social y la mejora de empleo fijo, es el camino a seguir para todos los países que se recuperan. ¿Estamos en el mejor escenario posible en cuanto a revitalización del mercado laboral?
Respuesta. Quedan sombras, claro, pero el crecimiento del empleo es más del doble del previsto en cualquiera de los análisis de correlación con el PIB que se habían hecho en el pasado. Estamos creciendo en empleo mejor que muchos países de nuestro entorno, con un porcentaje de empleos fijos que se ha incrementado un 18% en mayo. Y también estamos creciendo con más empleo del que históricamente se creaba para estos crecimientos del Producto Interior Bruto. Estos son datos muy positivos.
P. ¿Cuáles son los datos negativos?
R. El paro está muy alto, la dualidad del mercado de trabajo sigue suponiendo un problema y también sigue siendo muy complicado contratar. Se ha parado la destrucción de empleo, se ha mejorado la flexibilidad, pero por el lado de la contratación todavía tenemos un mercado laboral muy rígido.
No era empleo de calidad que en la construcción en España, en el pico de la burbuja, se pagaran 3.000 euros al mes. Eso era un problema en sí mismo.
P. Y en cuanto a la precariedad laboral de la que muchos se quejan…
R. Ante esa aseveración critico las dos partes. Primero, no era empleo de calidad que en la construcción en España, en el pico de la burbuja, se pagaran 3.000 o 3.200 euros al mes. Eso era un problema en sí mismo. Tampoco es empleo de calidad contratos a muy corto plazo o incluso por horas.
Pero hay que señalar que nunca se ha salido de una crisis con el empleo fijo, ni en la del 29, ni en Reino Unido en 2008. Y esto es porque las empresas valoran primero si hay un entorno de contratación positivo, segundo si la recuperación es firme. En EEUU, hasta este 2015 no se ha recuperado el porcentaje de empleos fijos de 2009, es un proceso de seis años que se ha tardado en recomponer el mercado laboral.
P. ¿Seis años? ¿No es un poco desesperanzador? ¿Se puede hacer algo desde el Gobierno para agilizar la reducción de los más de 4 millones de parados?
R. El Gobierno, lo que no puede hacer son soluciones mágicas. Lo que puede hacer es facilitar la contratación, facilitar la creación de empresas. En este sentido, la tarifa plana para autónomos, la ley de Emprendedores y la reforma laboral han ido en la buena dirección.
P. ¿Qué es lo que falta?
R. Hemos pinchado una burbuja de construcción y de obra civil que se tiene que recomponer y sustituir por otros sectores y eso no va a venir mágicamente ni rápidamente, pero sí está llegando a mayor velocidad que ninguno de los analistas, ni positivos ni los más negativos, esperaban.
Recuerda que se dijo que la reforma laboral iba a destruir empleo neto y ha creado empleo neto. Se dijo que la ley de Emprendedores no iba a funcionar y el dato de empresas creadas en España es el más alto de la serie en los últimos siete años. Estamos exportando más y mejor. Hay muchos datos que me llevan a ser positivo: aunque el ritmo sea lento, va a ser más acelerado de lo que todos creemos.
P. ¿Cree usted, en esta línea positiva, que se pueden superar las expectativas de crecimiento del PIB para 2015 del 3%?
R. Sí creo que es perfectamente lógico crecer entre el 3,6% y el 3,8%. Es la tesitura en la que nos ponen los indicadores adelantados, entre ellos las afiliaciones a la seguridad social y el consumo.
No obstante, hay que entender que es un crecimiento frágil, con un alto endeudamiento, en el que aunque hemos reducido el déficit comercial, éste sigue siendo alto. Sigue habiendo desequilibrios que hay que seguir corrigiendo.
Ante un cambio de Gobierno hay dos problemas: la estabilidad y la seguridad jurídica
P. ¿Qué me dice de los riesgos? ¿Puede frenarse o revertirse el crecimiento si hay un cambio de gobierno?
R. Hay un problema doble. Uno es el de la estabilidad. El entrar en un entorno incierto de pactos complicados, incluso a tres bandas, nunca es positivo. Porque los pactos siempre son desde el lado del gasto, nunca desde el lado de la mejora del déficit.
En este escenario, el riesgo de volver a caer en los errores del año 2009 no es pequeño. Volver a incurrir en el error de pensar que “todo es fiesta” porque el Banco Central Europeo (BCE) apoya. Aparte de la estabilidad hay el riesgo de cambio legislativo: se está hablando de revertir reformas y de cambiar muchos elementos que son esenciales a la hora de tener un entorno de inversión adecuado: el tener seguridad jurídica es absolutamente esencial.
P. Los inversores internacionales sentirán miedo…
R. Lo que no podemos esperar es que se pasen horas y horas analizando si las quimeras que se dicen en la televisión por parte de un partido u otro son o no factibles, si las van a hacer o no, o si es un órdago falso. El problema es que el miedo es lógico ya que los inversores no perderán tiempo dilucidando si la persona que ha dicho que me va a freír a impuestos está de broma.
Si cambia Gobierno, los inversores no se pasarán horas analizando si el que ha dicho que me va a freír a impuestos está de broma
P. Ya que ha mencionado el BCE, vamos a cambiar de tercio y a hablar sobre la política monetaria en Europa. Hace un año me dijo que no teníamos que esperar que el Banco Central Europeo fuera como los “Reyes Magos”, no obstante, las medidas se han demostrado exitosas y Europa despega. ¿Ha cambiado de parecer o mantiene su opinión?
R. No solamente me mantengo, sino que es muy evidente. Los únicos dos países que han crecido por encima de la media son España y Alemania, que son los que han llevado a cabo medidas estructurales completamente fuera de lo que es la política monetaria. Todos los que se han entregado al BCE y negado a las reformas siguen en estancamiento, con crecimientos muy pobres y con los mismos problemas.
El BCE lo que ha hecho es un programa que ha llevado a cabo una depreciación del euro, pero las exportaciones ya eran récord antes de la depreciación de la moneda.
P. ¿Me dice usted que no tiene nada bueno?
R. Claro que tiene cosas buenas: introduce más liquidez en el sistema y, por lo tanto, los que quieren invertir tienen un coste menor y un mayor acceso al crédito. Pero fíjate qué casualidad, la inversión productiva en Europa ha vuelto a caer. La producción industrial sigue a niveles muy bajos. Es decir, el BCE puede poner en marcha una serie de mecanismos que apoyan pero no es los reyes magos. La política monetaria no es parte de la recuperación porque ésta ya estaba en marcha ante de que se lanzase el “QE”.
P. Eso es la cara de la moneda, esa recuperación en Europa que ya estaba en marcha, ¿es Grecia la cruz? ¿Qué desenlace espera usted?
R. Ninguno. Habrá parches constantes. En Grecia, el 70% de la población quiere mantenerse en al zona euro. El propio Gobierno de Alexis Tsipras no tiene opciones que no sean mantenerse en Europa. Se han contado entelequias sobre Rusia, pero eso era una especie de broma.
El problema de Grecia es que no quiere reconocer que ya tiene mejores condiciones de crédito, de período de madurez de la deuda o de coste de la misma que cualquier otro país
P. Hay quién se lo toma en serio e incluso habla de un frente entre China, Rusia, Grecia…
R. Eso es absurdo por una sencilla razón. Los chinos y los rusos no son tontos y es que parece que ante las exigencias de la troika, estos dos países no vayan a demandar el mismo nivel de empeño, de seguridad crediticia y de que se les devuelva el dinero que cualquier otro. Las condiciones que puede poner Rusia, China o cualquier otro país son las mismas que los acreedores.
El problema de Grecia es que no quiere reconocer que ya tiene mejores condiciones de crédito, de período de madurez de la deuda o de coste de la misma que cualquier otro país.
P. ¿A qué juega entonces?
R. A lo que ha jugado toda la vida. Grecia es un país que históricamente, siempre, incluso antes de la Unión Europea, ha acudido a la devaluación y a este tipo de reestructuraciones para intentar solucionar un desequilibrio que nunca quiere atacar. El problema de Grecia no es de deuda, ni de coste de la misma, ni siquiera de solvencia. Es un problema que viene de antiguo: de competitividad.
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