En el año 2015 en España se dieron de alta alrededor de 2.000 autónomos cada día. En los últimos 3 años el número de autónomos ha crecido en 150.000, y con ello se ha recuperado casi la mitad de los 350.000 perdidos en la crisis.
La figura del autónomo es esencial para una sociedad moderna, una economía flexible y para dar valor añadido al factor trabajo. Es una pieza esencial de la cultura de emprendimiento que vuelve a recuperarse en nuestro país.
Sin embargo, aún hay mucho en lo que avanzar. España sigue teniendo uno de las tasas más bajas de emprendimiento de la OCDE, y es especialmente preocupante que sea extremadamente baja entre los universitarios, que son precisamente los que en todos los países buscan comenzar su andadura laboral creando su empleo y labrando una experiencia en gestión y toma de decisiones que no encontrarían en un trabajo por cuenta ajena. La media de emprendimiento universitario en España ha mejorado a un 8%, pero está muy lejos del 40% de las economías líderes.
Ser autónomo tiene importantes ventajas a la hora de crear valor para nuestra experiencia que no se encuentran en trabajos por cuenta ajena. Al mostrar iniciativa, capacidad de resolución de problemas, gestión de entornos difíciles, el autónomo se convierte en un todo-terreno que demuestra que sus capacidades van mucho más allá de su título o especialidad. Esa experiencia como emprendedor es extremadamente valiosa tanto si se continúa con un negocio propio como si se busca después un trabajo en una empresa. Y esa diferencia es esencial para garantizar derechos.
En los países líderes, los trabajadores preservan y mejoran sus derechos no porque lo decida un sindicato, sino porque las empresas tienen que competir por el valor añadido y el trabajador puede optar por montar su propio negocio.
En Acabemos con el Paro (Deusto), comento las grandes medidas que deben tomarse para seguir apoyando a autónomos y pymes. Extender la tarifa plana, que ha sido una medida muy positiva, bajar cuotas y penalizar el retraso en el pago de facturas, así como adecuar la fiscalidad al trabajo realizado, no como un fijo e introducir una deducción por cobertura sanitaria. Son medidas que han funcionado y que profundizan en hacer de éste colectivo el motor del cambio de patrón de crecimiento que tanto deseamos.