«Kicked in the teeth again, ain’t this misery ever gonna end?». Bon Scott.
Los autónomos no solo han sido olvidados por el Gobierno en esta crisis. Han sido despreciados. Lo único que se ha hecho en una crisis sin precedentes es «permitirles» endeudarse para pagar impuestos.
Lo peor de todo ha sido la trampa de los préstamos ICO, anunciada a bombo y platillo, y que ahora lleva a muchos a un problema de solvencia sin solución clara. Los 700.000 autónomos que se acogieron a los préstamos del ICO durante el confinamiento ahora tienen que empezar a devolverlos a pesar de que no han recuperado ni una fracción de la actividad, muchos de ellos están al borde del cierre y para una gran mayoría de esos autónomos el préstamo concedido se ha evaporado en más de un tercio en pago de impuestos.
El Gobierno, además, no ha cambiado un ápice de las penalizaciones confiscatorias que sufren los autónomos. Las penalizaciones y recargos por retraso en pago de impuestos y cuotas siguen vigentes y en muchos casos llegan al 30%. Y ahora, decenas de miles se enfrentan al paro… sin ninguna protección. El 56% de las solicitudes de subsidio de paro de los autónomos cuando pierden su actividad son rechazadas, según UPTA.
Ser autónomo en España es un calvario.
Los hombres y mujeres que trabajan en este sector pagan IRPF, IVA y cuotas -por adelantado-, pero su negocio es mucho más frágil y volátil, y sujeto a enormes dificultades para cobrar.
Uno de cada dos autónomos cobra sus facturas a más de 90 días -si las cobra-, sin embargo, la losa de impuestos fijos es mensual y liquidaciones trimestrales. Y encima, unas enormes penalizaciones cuando entran en dificultades financieras, con recargos del 20% y 30% anuales.
Es un colectivo que paga por el «privilegio» de producir y crear riqueza mucho antes de generar un solo euro de ingresos, que sufre de mayores dificultades para cobrar, menos beneficios y peor jubilación.
Es un colectivo que paga por el ‘privilegio’ de producir y crear riqueza mucho antes de generar un solo euro de ingresos
Alrededor de 370.000 autónomos siguen con su actividad cerrada a cierre de este artículo. Un drama. Más de 1,6 millones de trabajadores por cuenta propia han visto caer su actividad más del 60% en lo que va de año, según la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).
Eso sí, «este Gobierno no va a dejar a nadie atrás», repite una y otra vez la propaganda intervencionista.
Ahora, ante una debacle mucho peor que la de 2008, no se le ocurre otra cosa a este Gobierno destructor de empleo que anunciar una subida de cuotas con el engaño de «en función de sus ingresos reales».
¿Los ingresos reales? ¿Cuándo? ¿Cobrados o debidos? ¿Y los costes?
Es ridículo y demagógico el concepto de «ingresos reales» cuando la variabilidad en los ingresos de un autónomo son de hasta un 60% anual.
Solo un burócrata puede pensar que un autónomo es como un funcionario o empleado de una empresa grande que cobra siempre lo mismo y sin riesgo de morosidad pase lo que pase.
Calcular la cuota de autónomo en base a los ingresos de 2019 cuando en 2020 se han desplomado o no existen es una sandez. Pero no es un problema solo en tiempos de crisis. Entre 2014 y 2019, periodos de supuesto crecimiento, la mayoría de autónomos han visto divergencias enormes en sus ingresos año con año.
Calcular la cuota de autónomo en base a los ingresos de 2019 cuando en 2020 se han desplomado o no existen es una sandez
Hablar de ingresos como certeza en los autónomos es una locura. Sólo cabría, como mucho, la consideración de rendimientos netos. Por ejemplo, un transportista cotizaría en base a un importe inflado por costes como el de carburante que supone hasta un 40% de su facturación.
Como explica ATA, el periodo de referencia es también un problema: los rendimientos netos conocidos son los del ejercicio anterior (2019 no tendría en cuenta el efecto de la crisis sobre los ingresos, cuando el 80% de los autónomos ha visto disminuir su facturación en lo que va de año y el 10% están al borde del cierre).
Una gran parte de autónomos no tienen rendimientos o presentan pérdidas. 400.000 pymes y microempresas dieron pérdidas en sociedades en 2018, según la AEAT.
Un autónomo sabe lo que ingresó ayer pero no lo que ingresará mañana y la información debe ser procesada deduciendo gastos que no son siempre previsibles y que no incluyen los importantes problemas de impago/morosidad.
Una Administración que tarda tres meses en aplicar el cambio de cuota a los autónomos no puede implementar un sistema que ignora la realidad del negocio y su volatilidad.
Del millón de autónomos a los que se podría aplicar el hachazo que propone Escrivá, al 70% les supondría casi duplicar sus cotizaciones sin ninguna prestación mejorada y sin tener en cuenta el desplome de 2020.
Al 70% del millón de autónomos a los que se podría aplicar el ‘hachazo’ que propone Escrivá les supondría casi duplicar sus cotizaciones sin ninguna prestación mejorada
Los autónomos ya se jubilan más tarde, cobran menos pensión y cotizan más, comparado con la prestación, que los del régimen general. Un jubilado autónomo cobra un 40 % menos de media que uno del Régimen General ajustando por la cotización, según el Instituto de Actuarios Españoles.
Si quisieran ser realmente progresistas, adecuarían las cuotas al riesgo y volatilidad del negocio, como hace Reino Unido o Portugal.
El odio al autónomo de este Gobierno se explica por la palabra que define al colectivo: «autónomos». El desprecio a todas las dificultades y riesgos que sufre su negocio, equiparándolo en rigidez, gastos e impuestos a puestos de trabajo seguros y empresas consolidadas, parte de una visión extractiva, confiscatoria y destructora de la economía, que busca generar ciudadanos dependientes de un gasto gubernamental que ni pueden ni van a pagar.
Un Gobierno que desprecia a los autónomos es un Gobierno que desprecia al tejido productivo de su país. No se atrevan a decir que no han dejado a nadie atrás mientras asaltan y dejan atrás a contribuyentes, empresas, autónomos, turismo y comercios.
ME GUSTA LA VERDAD Y EL SENTIDO COMUN