Ustedes recordarán en 2013 cuando los miembros del actual gobierno repetían sin parar “no se crea empleo, se trocea” porque no se recuperaban las horas trabajadas de 2008. Esa frase era correcta. Se estaba recuperando lentamente el empleo destruido en 2008-2011.
Sorprendentemente, esas mismas personas no hablaban del desplome de horas trabajadas en 2008-2011 cuando gobernaba el PSOE, refleja uno de los grandes problemas del empleo en España en 2023: el maquillaje de unas cifras de empleo que son simplemente atroces comparadas con cualquier país de nuestro entorno.
Esta semana me comentaba José Luis Fernández, director del gabinete de estudios de USO, las terribles cifras: España tiene más de 3,83 millones de desempleados apuntados en las oficinas del SEPE, un desempleo efectivo real del 14,7% y encima con el triste récord adicional de ser el país que más ha aumentado la contratación pública de los países comparables de la eurozona.
Récord de paro oficial, récord de paro y subempleo, que es más del 20%, como constata Eurostat, récord de paro juvenil y récord de aumento de empleo público. El 55% del empleo “creado” desde la pandemia es en el sector público pagado con más endeudamiento. También el gobierno de España tiene el récord de aumento de endeudamiento sobre PIB de los países comparables. Cinco veces más, entre 2019 y 2022, que la media de la Unión Europea y la eurozona.
La evidencia de que no hay récord de empleo está en las horas trabajadas. En el primer trimestre de 2008, las horas efectivas semanales trabajadas por todos los ocupados, según el INE, se situaban en 685.818,7 para 20,6 millones de afiliados. En el primer trimestre de 2023 se sitúan en 660.656,1 para 20,4 millones de afiliados. No hay récord de nada.
Es peor. Las horas trabajadas por todos los ocupados (ajustados por estacionalidad y calendario, según el INE), se situaban en 9.117.942,3 en el primer trimestre de 2008, en 8.554.873,9 en el primer trimestre de 2019 y ahora, en el primer trimestre de 2023, son 8.476.989,8. Recuerden lo que ellos mismos decían: “No se crea empleo, se trocea”.
Ahora analicemos la duración media de los contratos con un gobierno que vende que lucha contra la precariedad.
La duración media de los contratos en abril de 2021, antes de la reforma laboral, era de 54,48 días. En abril de 2023 es de 45,33, según datos del propio Ministerio de Trabajo.
Los contratos de duración inferior a una semana suponen el 20,7% de los contratos firmados en abril.
El mensaje de la propaganda nos dice que es mejor que los datos que dejó Rajoy, pero la realidad es tozuda. La duración media de los contratos en abril es casi cinco días inferior a la del último dato con la administración Rajoy en 2018, que era de 49,8 días.
Usando los mismos datos, hay 4.314.000 demandantes de empleo en abril 2023 y el último dato con Rajoy era de 4.470.000. Es decir, los demandantes de empleo apenas han bajado en 156.000 desde que gobierna Sánchez a pesar de disparar la contratación pública y contar con el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia –que eso siempre lo callan-. Hay 20,6 millones de afiliados que trabajan menos horas que 19,6 en el primer trimestre de 2019 y encima lo llaman récord de empleo.
Escrivá argumenta que el dato incontestable es el aumento de los ingresos de la Seguridad Social, pero ese aumento no viene de cotizar más horas, sino de aumentar masivamente las cotizaciones a los que ya están cotizando y además beneficiarse del efecto de la inflación. Cuando los impuestos por costes laborales han aumentado un 45% y la inflación acumulada es de un 15%, según el INE desde 2018, el aumento de un 22% de ingresos de la Seguridad Social no refleja un récord de empleo sino un récord de expolio.
Lo inaudito de esto es la cantidad de gente que compra el discurso del gobierno. Parece que, para esa gente, lo que no se quiere ver no existe. Un país de avestruces. Mientras otros países nos adelantan, nosotros estamos estancados desde hace 20 años con gobiernos totalmente inútiles que aplican medidas económicas disparatadas y que han demostrado ampliamente que llevan a la ruina. Decía alguien que la locura consiste en repetir lo mismo una y otra vez esperando conseguir diferentes resultados. ¿A nadie se le ha ocurrido aplicar las medidas que han aplicado los que están mejor? ¿Qué es lo que impide tomar otras medidas a la vista de que lo hecho hasta ahora no sirve? No sé qué futuro nos espera pero no parece muy halagüeño.