En la misma semana que el presidente dice haber «encontrado» margen para subirnos los impuestos en 40.000 millones de euros más, salta la bomba del informe de la UCO, en el que queda claro el nivel de corrupción institucional creada alrededor de la trama Koldo.
Un país donde se ha asfixiado a impuestos a los ciudadanos para crear un sistema de exceso político que percibe a los ciudadanos y empresas como cajeros automáticos.
Sánchez quiere que te creas que Ábalos, Koldo, Aldama y la trama actuaban por cuenta propia y sin que se enterase nadie. Es hilarante si no fuera obsceno.
Con su habitual tono solemne, nos advierte de que «no habrá impunidad» tras el informe de la UCO y que «quien la haga, la pague».
«En cuanto ha habido un mínimo atisbo de corrupción hemos actuado con contundencia y determinación. Pedimos el acta de Ábalos y abrimos un expediente de expulsión», ha explicado.
No cuela. Ábalos ha recordado que el expediente está caducado y ha recordado al PSOE que no «puede pretender que siga sujeto a la disciplina de voto hasta su expulsión definitiva y que, al mismo tiempo, se le pretenda sancionar».
Sánchez quiere que te creas que Ábalos, Koldo, Aldama y la trama actuaban por cuenta propia y sin que se enterase nadie
Sánchez no ha actuado con contundencia y determinación. Solo ha buscado un chivo expiatorio, intentando que te creas que Koldo pasaba por ahí, como si fuera un marchante de telas presentando el género a la hora del café.
Koldo García no era solo el asesor clave del número dos del Gobierno y ministro de transportes, José Luis Ábalos; es que el Gobierno de Sánchez rubricó su nombramiento como consejero de Renfe Mercancías y miembro del Consejo de Puertos del Estado.
Es más, fue Koldo el que acompañó a Ábalos a recoger las cuarenta maletas de la vicepresidenta de la narcodictadura venezolana y ahora la UCO certifica que esa reunión fue acordada y aprobada por Sánchez.
En cualquier país serio el presidente del Gobierno habría dimitido al conocerse que aprobó la visita y posibles entrevistas con ministros, además de la compra de oro de una mandataria de una dictadura sancionada por la UE. En Portugal, el presidente dimitió por algo mucho menor.
Sánchez no ha actuado con contundencia y determinación. Los ministros y líderes de comunidades autónomas que contrataron enormes cantidades con la trama Koldo en medio de la pandemia han sido premiados.
La trama Koldo ya no es un episodio de presunta corrupción. Es una trama de corrupción institucionalizada que se servía del poder político excepcional del Gobierno asumido durante una tragedia como la pandemia.
Es importante recordar lo que hemos escrito en tantas ocasiones. La corrupción no es irrelevante. Deja a España como un país donde se cuestiona la seguridad jurídica y donde la separación de poderes y la libertad de expresión se socavan para que el presidente del gobierno se mantenga en el poder.
Ábalos se reunió con la vicepresidenta de la narcodictadura venezolana con el conocimiento y aprobación de Sánchez. De hecho, según la UCO, hay evidencia de un programa muy detallado que incluía reuniones en varios días. Esto ya debería suponer la dimisión del presidente, que mintió al Congreso y al Senado sobre la visita de una persona que tenía prohibido aterrizar en Madrid o sobrevolar el espacio Schengen.
La corrupción no es irrelevante. Deja a España como un país donde se cuestiona la seguridad jurídica y donde la separación de poderes y la libertad de expresión se socavan
El comisionista Aldama exigía dinero para «engrasar la máquina», comprar oro en lingotes a la narcodictadura y mantenía una trama de fraude con el IVA. Esto ya debería suponer la dimisión del presidente.
La trama incluye el trato de favor a una empresa para conseguir un rescate público, también conocido por el presidente e incluyendo ramificaciones a los negocios privados de su esposa. Solo por eso ya supondría la dimisión del presidente en cualquier país de nuestro entorno.
Usted pensará que todo esto no afecta a la economía, que va como «un tiro», mientras España lidera Europa en índice de miseria, riesgo de pobreza, carencia material severa y paro y tenemos 35.000 empresas menos cotizando que en 2019. Afecta, y mucho.
El Gobierno que te mintió sobre la pandemia hasta que pasó su manifestación bandera, el que mintió a la OCDE sobre los «tests», que mintió sobre los casos, sobre las mascarillas, sobre el comité de expertos, y con dos estados de alarma anticonstitucionales…
Ahora sabemos por qué se implementaron las medidas más restrictivas y opacas en medio de una catástrofe. Para crear un sistema de corrupción institucionalizada. Y se preguntan ustedes por qué tenemos muchas menos empresas y la inversión extranjera ha caído un 55% desde niveles de 2018.
Como explicaba Pedro J este viernes, es imposible que Ábalos hiciera todo lo que hizo y prueba la UCO sin que Sánchez lo aprobase.
Sánchez decía en 2018 que «la corrupción merma la fe en la vigencia del Estado de Derecho cuando campa a sus anchas o no hay una respuesta política acorde a la entidad del daño que se ocasiona». Y en último término, la corrupción destruye la fe en las instituciones, y más aún en la política, cuando no hay una reacción firme desde el terreno de la ejemplaridad». Siguiendo su propia recomendación, debería dimitir.
No lo hará. Lanzará la maquinaria de represión y cancelación para callar a la prensa independiente y la maquinaria de propaganda para vender el cohete averiado. Pero ya es tarde. No hay programa de propaganda gubernamental que esconda el escándalo perpetrado por sus más allegados, conocido y aprobado por él.
Ya sabes por qué te quieren amordazar y expoliar. Feudalismo corrupto.
Señor Sánchez: su gobierno está inmerso en la corrupción gubernamental y la inseguridad jurídica. Dimita.