Los índices, de servicios y compuestos, de Estados Unidos y el dato de paro han reforzado la confianza en una recuperación sostenida. En el caso europeo los datos también mejoran de manera significativa, aunque a un ritmo más lento. Hemos de recordar, en cualquier caso, que en Estados Unidos y la gran mayoría de la eurozona dichos índices siguen en contracción y que el desempleo de Estados Unidos se estima que podrá bajar al 8,5-9% en 2020, aún muy lejos del récord de empleo de 2019.
Esa es la clave. El empleo. Ninguna estimación seria de recuperación puede ignorar lo lento y complicado que va a ser crear todo el empleo destruido.
Según la Organización Mundial del Trabajo, se han perdido 400 millones de trabajos a tiempo completo en esta crisis. Cuando nos dicen que el cierre forzoso de la economía por decisión gubernamental ha sido un éxito, debemos recordar que el drama de paro creado en todo el mundo generará problemas a medio y largo plazo. Por eso debemos negar la falaz disyuntiva “vidas o economía”. Es “vidas y economía”, como han hecho los países líderes en gestión de la pandemia. Corea del Sur cerrará este año con un paro del 4% y menos de 500 muertos, en un país de 51 millones de habitantes.
En Europa el paro se sitúa en un aparentemente bajo 7,4%, pero se estima, según Bloomberg, que se disparará al 10% en 2021 a pesar de tener a más de 40 millones de trabajadores europeos en sistemas de desempleo temporal subsidiado, lo que en España llamamos ERTE.
Si no se recupera rápido el empleo, o se vuelven a llevar a cabo cierres forzosos de la economía ante un rebrote del Covid-19, el efecto económico será devastador.
El empleo es clave para una mejora sostenida del consumo, un fortalecimiento de la confianza y una reducción de la sobrecapacidad acumulada en esta crisis, además de ser el factor más importante para la reducción de los enormes déficits acumulados por los estados.
Los gobiernos de todo el mundo se han dado cuenta de lo peligroso que es destruir a su fuente de ingresos, las empresas y contribuyentes. Esos estados que se han dedicado a construir castillos en el aire con estimaciones optimistas de crecimiento e ingresos se han dado cuenta -por fin- de que sin empresas no existen. No existe el sector público sin empresas y contribuyentes.
Y si no se fortalece el tejido empresarial, el empleo no va a volver.
En muchas ocasiones escuchamos alabanzas a los grandes planes de mal llamado “estimulo” fiscal. Pero esos planes no existen sin empresas y los estados no pueden apalancarse y endeudarse sin contar para ello con el sector privado.
¿Y cual es el problema de los planes de estímulo europeos? Que están orientados a dar la posibilidad a empresas de poder endeudarse, poco más. Así, están desapareciendo mes tras mes decenas de miles de empresas, pequeños negocios, cuyo único error en estos últimos años ha sido el de no tener acceso a crédito y activos inmobiliarios que poder usar como colateral para pedir préstamos.
En realidad, estímulos fiscales como el de Alemania (38% del PIB), Francia (23%), Italia (30%) o España (10%) están destinados a mantener gasto estatal y administrativo y rescatar -vía préstamos avalados- a aquellas empresas que ya tenían acceso a deuda y activos mobiliarios. Sin embargo, son las empresas recién creadas y las microempresas las que generan más empleo en una recuperación… Y esas son las que están desapareciendo, start-ups y pequeños negocios, haciendo la recuperación del empleo más difícil. En dos meses se han destruido millones de empleos que no se recuperaran en otros dos meses de rebote, sino -siendo optimistas- en dos años en el caso europeo.
¿Cómo recuperar el empleo de manera más rápida? Los estados van a tener que flexibilizar la contratación, reducir los tiempos burocráticos y las cargas fiscales a la creación de empresas e inversión e incentivar el autoempleo para relanzar la economía. Desafortunadamente, la inmensa mayoría de empresas que están recibiendo ayudas vía préstamos son para pagar impuestos futuros, con lo cual será muy difícil que empiecen a contratar de manera generalizada. Por ello, debe lanzarse lo antes posible un fuerte plan de incentivo a la creación de nuevas empresas y de exoneración fiscal al autempleo.
Si en un año el empleo no se ha recuperado, tampoco lo hará el consumo, y con él, la economía.