Los últimos datos demográficos de España merecen analizarse con detalle. España ha perdido 395.192 habitantes desde enero de 2012, pero no podemos olvidar que la población había crecido constantemente y habíamos recibido a casi 5 millones de inmigrantes durante una década. Esa ligera caída, por lo tanto, no es un grave problema cuando se pone en el contexto histórico y europeo. En Alemania la población lleva estancada desde 1997, mientras que en España ha crecido un 15% en el mismo periodo. Un dato importante de nuestra demografía es el envejecimiento de la población. El peso de la población de más de 64 años ha crecido de manera notable en los últimos años y supone ya el 18,5% de la población total. La población pensionista supone el 47,5% de la población ocupada, una tasa que ha mejorado ligeramente en los últimos meses gracias al aumento del empleo.
La demografía es uno de los factores que afectan al potencial de crecimiento de la economía. El envejecimiento y el descenso de la población tienen impacto en los ingresos del Estado a través de la menor recaudación de impuestos, dificulta la financiación de la Seguridad Social, aumenta el gasto sanitario y afecta a los hábitos de consumo. Es una maravilla que las personas vivan más y disfruten de una pensión tras cotizar durante años, pero debemos reforzar los esfuerzos para hacer el sistema sostenible. No se va a hacer desde políticas intervencionistas, sino como se hizo en Alemania, adecuando el sistema de pensiones al crecimiento de la economía y la longevidad y potenciando la actividad económica para generar mayores ingresos. Y continuar avanzando hacia un sistema dual de pensiones de reparto y de capitalización.
Alemania y Japón han demostrado cuáles son las políticas adecuadas y erróneas para afrontar este reto. Alemania decidió incentivar el crecimiento y reformar el sistema para hacerlo sostenible. Japón decidió endeudarse y aumentar impuestos.
Alemania hoy crece sin déficit y Japón lleva dos décadas estancado y con una deuda del 230% del PIB. Para combatir el impacto demográfico debemos potenciar de manera muy relevante la actividad económica, atrayendo mayores bases imponibles, y muchas más empresas que creen empleo intensamente. No introduciendo impuestos entorpecedores como pretende el PSOE.
Una economía que crece más y genera mayor valor añadido genera ingresos más que suficientes para compensar el efecto demográfico y garantizar las pensiones.