La EPA muestra que la tasa de ocupación no mejora
El gobierno ha celebrado como un enorme éxito la EPA (encuesta de población activa) de junio.
Por supuesto que son datos esperanzadores y con elementos positivos a valorar, pero celebrarlos como un éxito sin precedentes y tildarlos de “históricos” es faltar a la realidad.
La tendencia de desaceleración es preocupante, y es evidente también en los datos de ventas al por menor, que quedaron relegados a un segundo plano. La variación mensual del Índice de Comercio al por Menor fue del -0,1% desestacionalizado en junio, y la tasa anual se sitúa en el 1,0% en la serie corregida de efectos estacionales y de calendario. Muy lejos de un crecimiento “sólido” y “espectacular” como dice la ministra Calviño.
La EPA muestra que se han creado 80.000 empleos menos que en el mismo trimestre del año pasado.
La EPA confirma 20,5 millones de ocupados. 380.000 en el último trimestre. Sin embargo, esa cifra es mucho más baja que la del mismo trimestre de 2021 y de 2018. Además, en esos 20,5 millones de ocupados hay que tener en cuenta que el último día de junio se destruyeron 235.948 puestos de trabajo, y que esos 20,5 millones incluyen a los ocupados que no están trabajando, que dejan los afiliados realmente trabajando en menos de 20 millones.
El dato de paro es también estacional, y muestra el efecto de la reapertura y recuperación del turismo. Tras dos años aprovechando el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia, el número total de personas desempleadas es de más de 3,3 millones incluyendo otros no ocupados 221.700 y 270.400 con disposición limitada, según USO.
En junio, según la EPA, se registraron 2,9 millones de parados. La caída del paro del segundo trimestre también es inferior al mismo trimestre de 2018 y 2017.
El empleo recupera un 4,05% en los últimos doce meses (0,6% en el último trimestre, en datos desestacionalizados), que es menor que el rebote del PIB real. Une evolución cíclica y similar a la de años anteriores.
La evolución de la tasa de actividad comparada con la tasa de paro es relevante a la hora de desmontar la euforia del gobierno. En el cuarto trimestre de 2019 la tasa de actividad era del 58,74% con un paro del 13,78% y, sin embargo, en el segundo trimestre de 2022 la tasa de actividad es menor, el 58,71% y la tasa de paro es del 12,48%.
Es positivo pero insuficiente ver que, tras dos años y más de 200.000 millones de estímulo fiscal y monetario, se recupera el empleo en el sector privado. Y es que analizar estos datos en el contexto de un enorme endeudamiento y gasto público es clave. No existe una recuperación estructural del empleo, sino un trasvase de contratos temporales a fijos discontinuos y un factor estacional por la recuperación del sector servicios y turismo que el gobierno demonizaba.
Uno de los grandes problemas a los que se va a enfrentar la economía española es el tercer y cuarto trimestre. Nos debería preocupar que se disfracen parados como fijos discontinuos, que no aparecerán en las listas de paro cuando termine su temporada de trabajo, pero sí cobrarán el paro.
No podemos olvidar que los propios datos que muestra el INE en la EPA muestran un evidente frenazo en la contratación trimestre tras trimestre a pesar de la recuperación del turismo. Si ese frenazo se hubiera dado con un gobierno del centroderecha tendríamos a los sindicatos y medios de comunicación rechazando la recuperación y recordando la precariedad encubierta.
Nos enfrentamos a unos meses muy complicados, con los tipos de interés al alza mientras el gobierno lanza otro enorme aumento de gasto y dispara el techo de gasto con un aumento irresponsable e innecesario. Eso significa más deuda y mayores riesgos en un entorno en el que la confianza del consumidor se desploma, el gobierno asesta impuestos injustificados y contraproducentes y nuestros socios europeos se encuentran al borde de una crisis importante.
No podemos celebrar estos datos como históricos ni como espectaculares cuando España se enfrenta a un difícil 2023 con la mayor tasa de paro e índice de miseria de Okun (paro e inflación) de nuestros países comparables en la eurozona.