«Born to raise hell since I lost my heaven». Joe Elliott.
Hace unos meses, Moncloa intentó vender como una «jugada maestra» su cambio de posición con respecto al Sáhara y Marruecos. Nos intentaron hacer creer que Sánchez y su equipo lo tenían todo atado y bien atado, que el reino alauita pararía la emigración ilegal, su reclamación sobre Ceuta y Melilla y, a la vez, que Argelia no iba a hacer nada porque, según Moncloa, iban a vender más gas y eso les compensaría. Lo explicamos aquí en marzo.
[La ‘jugada maestra’ de Moncloa con Marruecos es temeraria e irresponsable]
Y Moncloa ha visto esta semana desplomarse su imaginario castillo de naipes.
Lo que ha salido de este despropósito es que Marruecos no ha cambiado ninguna de sus reclamaciones y una enorme crisis con Argelia que amenaza a la economía española por varios frentes.
Argelia ha suspendido el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, que data de octubre de 2002. Además, ha bloqueado las transacciones bancarias de unas 130 empresas españolas que comercian con Argelia. Esto afecta a unos 1.200 millones de euros de exportaciones de nuestro país y además deja a centenares de pymes exportadoras con producto vendido, entregado y no cobrado.
La Asociación Profesional de Bancos y Entidades Financieras (ABEF) ha congelado todas las transacciones -cobros y pagos- para operaciones de comercio exterior con España. Los sectores ganadero y agrícola españoles salen especialmente afectados ya que son fundamentalmente pequeñísimas empresas que no tienen la capacidad de los grandes grupos de reorientar sus operaciones financieras o exigir el pago de facturas pendientes.
Argelia es, además, el mayor suministrador de gas a España. Supone el 37% del suministro a nuestro país vía gasoducto y metaneros. En 2021, envió a España 177.990 gigavatios/hora, de los cuales 20.045 llegaron vía metaneros.
Sin embargo, el suministro de Argelia histórico ha llegado a ser del 50%. Las cifras de 2021 son menores por el enorme aumento de suministro de Estados Unidos. El 37% de los buques metaneros que llegan a España procede ya de EEUU.
Sonatrach, la gasista argelina, siempre ha sido un suministrador fiable, pero esta vez los problemas son muy graves y no es fácil creer que no va a haber un impacto negativo para España. El suministro de gas está asegurado por el contrato que Sonatrach tiene con Naturgy.
Sin embargo, ese contrato puede romperse por causas de fuerza mayor o diplomáticas. En el mejor de los casos, el acceso a gas argelino no estará afectado, pero el precio sí.
Al perderse la relación privilegiada de amistad y cooperación con Argelia, Sonatrach puede verse con las manos libres para renegociar esos contratos, y los contactos recientes con la petrolera italiana ENI y la eléctrica Enel nos recuerdan que no existe ningún problema a la hora de encontrar clientes de gas, todo lo contrario. Argelia tiene una capacidad de exportación de gas de 74 bcm (miles de millones de metros cúbicos) al año, según Platt’s y S&P.
Argelia produjo un tope de 132 bcm por año a máxima capacidad y, descontando su demanda doméstica de más de 44 bcm y lo que ya exporta, la realidad es que la capacidad de exportación adicional está limitada a 41bcm que puede mover a través de Italia o cualquier otro mercado.
En el mejor de los casos, el acceso a gas argelino no estará afectado, pero el precio sí
Pero no olvidemos que la buena relación empresarial es clave y probablemente mitigue el impacto negativo generado por el desastre político.
La solidez de las relaciones empresariales probablemente reduzca masivamente lo que podría ser un desastre sin precedentes creado por una maniobra política imprudente. Naturgy, el grupo Repsol, Enagás y Sonatrach tienen una relación de cooperación, confianza, seguridad y fiabilidad crediticia total desde hace décadas. Sonatrach jamás ha dejado de suministrar a España. ¿El precio? Eso es otra cosa.
El Gobierno ha acudido a Bruselas para que le ayude, pero no va a ser fácil arrancar un cambio drástico de la posición argelina, ya que se consideran traicionados tras ver a nuestro Ejecutivo dar marcha atrás en su posición sobre el Sáhara, mantenida con enorme cuidado diplomático durante casi cinco décadas.
El Gobierno de España ha entrado como un elefante en una cacharrería en un terreno cultivado con calculada estrategia diplomática por todas las Administraciones españolas. Y ahora se sorprenden y piden ayuda a Bruselas.
En el mejor de los casos, el desaguisado político creado por Moncloa nos va a costar a todos pagar el gas natural más caro y a muchas empresas españolas un agujero de caja durante varios meses, además de la pérdida de exportaciones en un momento económico crítico para nuestro país.
La OCDE ha certificado esta semana que, con sus nuevas previsiones, España será el último país de la Unión Europea en recuperar el PIB de 2019. Si lo hace, será en 2023, y eso tras aumentar más la deuda que sus comparables y dejando el déficit más alto de las grandes economías, solo Italia es similar.
Lo peor es que el Gobierno, como siempre, pasará a las empresas y consumidores el impacto del desastre creado por irresponsabilidad política.
Esta crisis con Argelia podría haberse evitado. España se enfrenta a un 2023 muy complicado y lo que le faltaba era un conflicto de esta magnitud.