Recuerdo a Antonio Escohotado, filósofo y amigo, en su fallecimiento
Querido Antonio.
Tu fallecimiento deja a nuestro país sin un coloso del pensamiento, un intelectual excepcional y un defensor incansable de la libertad.
La noticia de tu muerte me llega justo al día siguiente de recibir tu último y magnífico libro La Forja de la Gloria (Espasa), una aproximación filosófica a la historia del Real Madrid. Tu hijo Jorge y yo estábamos planeando organizar una de nuestras charlas que los lectores de EL ESPAÑOL han podido disfrutar en aquella serie de vídeos que hicimos en tu casa. Y te fuiste.
Pero estás con todos nosotros. Porque, querido Antonio, tu legado es monumental. Tu lucha por la libertad una inspiración para todos nosotros y para las generaciones venideras.
Para mí eres -porque sigues entre nosotros, como Jose María Gay de Liébana y Jorgen Donges- más que un amigo. Como un hermano, un compañero de lucha en constante defensa de la cordura y el libre albedrío responsable como el bien más preciado que tenemos los seres humanos.
Un defensor incansable de la libertad.
La libertad, amigo. Esa que nos quieren robar los lobos disfrazados de cordero que personifican al totalitarismo. Esos a los que has desenmascarado en centenares de ocasiones desde tu ingenio y tu fuerza moral.
Tu obra debería ser de obligada lectura para todos. Los enemigos del comercio es una lección magistral en tres volúmenes que desmonta la mentira marxista con datos y con la inapelable contundencia de la verdad. Solo alguien como tú, conocedor del marxismo y su maquinaria de engaño y propaganda, podía destruirlo con tal claridad y firmeza.
Definías el comunismo «como cuento de hadas que ha dejado cien millones de muertos» y en nuestras charlas en el jardín de tu casa me recordabas ese virus que intoxica la mente de personas bienintencionadas que, cuando llega al poder, son las primeras en ser masacradas o purgadas por aparato totalitario. Esos que se disfrazan bajo causas aparentemente solidarias para imponer la mentira, la represión y diseminar el odio.
Recomiendo a todos los que hoy me leen que acudan a tu obra como referencia porque es mucho más que pensamiento esencial e inspirador, son miles de páginas de historia objetiva.
Antonio, tu legado es la filosofía desde la objetividad. Desde la realidad histórica incuestionable has desmontado la mentira del socialismo y del comunismo y además has puesto en manos de las generaciones venideras el arma más eficaz contra el intervencionismo totalitario: La Verdad con mayúsculas.
Algunos, tal vez los más jóvenes, que están leyendo estas palabras no acudirán a uno de tus libros en esa bibliografía monumental de valor inmensurable, pero no pueden dejar de ver tus vídeos y nuestras charlas en EL ESPAÑOL. Tuviste la voluntad y el tesón de trabajar en destilar tu pensamiento heroico en decenas de vídeos y charlas de obligada consulta y que quedan para la historia.
Antonio, que nos quieren robar la libertad y nos haces más falta que nunca.
Te echaré mucho de menos, pero sé que andas por ahí. Tus hijos, tu familia y amigos te recordaremos, y seguiremos luchando por la libertad. Gracias por tu amistad, por tu inspiración y por difundir la verdad. Eres eterno.