«And so it’s my assumption, I’m really up the junction». Chris Difford.
Los datos macroeconómicos muestran una tendencia muy preocupante. España sigue a la cola de la OCDE y Europa. Con el último hachazo, de más de un 37%, a las estimaciones de PIB de 2022 del Gobierno, se confirma que España se quedará como la única economía de nuestro entorno que no recupera el PIB de 2019 hasta finales de 2023… Si lo hace.
Este pobre desempeño debe ponerse en contexto porque además España es el país que más ha tirado de estímulo fiscal y monetario. El que más ha aumentado déficit y deuda desde 2019 y al que más ha ayudado el Banco Central Europeo (BCE), recomprando el 100% de nuestras emisiones netas. Un consumo de espacio fiscal y monetario superior a 200.000 millones de euros desde finales de 2020.
La EPA confirma que el empleo en España lleva estancado desde el rebote tras la reapertura. Se infla la cifra de afiliados con empleo público, más de 215.000 desde el principio de la pandemia, y se mantienen casi 200.000 afiliados que no están trabajando. Es decir, el empleo solo rebotó y el llamado ‘récord’ del Gobierno viene de dopar la cifra con empleados públicos temporales y financiados con deuda.
El llamado ‘récord’ del Gobierno viene de dopar la cifra con empleados públicos temporales y financiados con deuda
Se destruyen 100.000 empleos en el primer trimestre. Esto supone un 13% más que la media de los años de crecimiento económico (2016-2019).
El paro sube hasta el 13,65%. Ya hay 3,2 millones de parados, 71.000 más que a finales de 2021. De nuevo la variación trimestral es 2,5 veces superior a la media de 2016-2019.
El empleo a tiempo completo disminuye este trimestre en 171.500 personas. El número total de trabajadores por cuenta propia disminuye en 55.700 personas y el empleo privado se reduce en 92.900 personas, situándose en 16.616.600.
La tendencia en empleo es estancamiento con una de las mayores tasas de paro de la OCDE y la más alta de la Unión Europea y con un desplome de salarios reales que ha llevado a que en 2021 y 2022 la pérdida de poder adquisitivo de los salarios sea la mayor en 20 años.
La tendencia en inflación es mucho más preocupante, porque la inflación subyacente -excluyendo alimentos y energía- se ha disparado al 4,4%, es decir, se ha multiplicado por siete desde julio de 2021.
La inflación (medida por IPC) se sitúa en un 8,4% y lleva once meses subiendo de los últimos quince. Es más, aunque el petróleo y el gas natural han corregido un 6-7%, el índice general de precios solo ha bajado un 1,5%. ¿Qué significa esto? Que tras una subida mensual de los precios del 0,8% en febrero y del 3% en marzo, los precios solo se han moderado un 0,1% en abril.
A ello se añade el frenazo del PIB del primer trimestre. La demanda nacional cae un 1,2%, con el consumo de los hogares desplomándose un 3,7%, la industria un 1,4% y la agricultura y pesca cayendo un 2,2%. El PIB español registra una variación de solo 0,3% en el primer trimestre de 2022, 1,9 puntos inferior al cuarto trimestre de 2021, lo que deja una tendencia aterradora. Más inflación persistente y menos crecimiento y empleo.
El PIB español registra una variación de solo 0,3% en el primer trimestre de 2022, 1,9 puntos inferior al cuarto trimestre de 2021, lo que deja una tendencia aterradora
Merece la pena recordar que Austria crece a un 2,5% en el primer trimestre a pesar de estar más impactada por la guerra y el precio del gas y que Bélgica y Alemania crecen lo mismo que España teniendo mucho mayor efecto negativo por los riesgos externos.
El problema de España es que ya se ha desvanecido el efecto de los estímulos fiscales y monetarios y de los fondos europeos movilizados y el país se queda a la cola de Europa.
Es fácil echarle la culpa a la guerra, a la pandemia y a todos los enemigos exteriores que desee el Gobierno, pero la realidad es que el desempeño de la economía española es peor en el periodo 2020-2022 que sus comparables que sufren esos mismos factores porque las políticas implementadas por el Gobierno son dañinas.
Es fácil echarle la culpa a la guerra, a la pandemia y a todos los enemigos exteriores que desee el Gobierno
Lo malo es que los desequilibrios estructurales solo aumentan, y los factores que el gobierno repite constantemente como positivos son meramente coyunturales. Se han abandonado las reformas estructurales y el agujero fiscal de España se dispara.
Con un gasto público que ya alcanza el 51,5% del PIB, el déficit estructural en año de ingresos récord sigue por encima de los 50.000 millones de euros anuales. Eso significa mayores problemas a medio plazo, cuando se evapore el espejismo de ingresos inflados por no deflactar impuestos y el gasto se mantenga.
España no lidera el crecimiento de la Unión Europea. Lidera la lista de los países que ni siquiera recuperan los niveles de PIB de 2019 y el ránking de los que más se endeudan.