“Vacation, all I ever wanted, vacation, had to get away” Jane Wiedlin, Kath Valentine
La euforia que transmiten el gobierno y sus cortesanos subvencionados es injustificada, especialmente ante unos datos que reflejan una economía muy lejos de su potencial.
El único dato realmente positivo que se ha publicado recientemente es el de turismo, sector que ha sido atacado hasta la saciedad por los ministros comunistas del gobierno. El gasto total de los turistas internacionales aumentó en julio un 16,4% comparado con julio de 2022 y se sitúa un 14,7% por encima de los niveles pre-pandemia, eso sí, en términos nominales. Ajustado por la inflación acumulada está ligeramente por encima de ese nivel de 2019.
Incluso la variación mensual del Índice General del Comercio Minorista se desacelera a 0,2% en julio, una décima inferior a la del mes anterior y ocho décimas menos que en abril.
El sector servicios y un turismo que se recupera admirablemente nos salvan de unos datos muy preocupantes en todos los sentidos.
El sector manufacturero español registró la mayor contracción del año en agosto. SP Global explicaba que la desaceleración del sector manufacturero español es la más intensa del año hasta la fecha, añadiendo que se registraron las caídas más marcadas de los nuevos pedidos y de la compra de insumos desde noviembre de 2022.
Entre 2017 y 2022 España ha registrado, además, los peores datos de productividad de la UE, con una caída del 4,3%, según Adecco. Esto significa menos salarios reales y menos calidad del crecimiento a futuro.
En julio se registraron 1.140.839 «demandantes de empleo ocupados» (datos oficiales) además de la mayor tasa de paro oficial de la Unión Europea y la OCDE.
Con datos del segundo trimestre de 2023, España registra la cuarta peor cifra de recuperación desde 2019 de toda la OCDE y la tercera peor de la UE.
El crecimiento de la economía española, tras el mayor aumento de deuda sobre PIB de la UE y el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia, se queda en un mero +0,4% entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo de 2023, mientras la eurozona crece un 2,7%, la UE un 3.1%, los países del G7 un 4% y la OCDE un 5%.
España es el país con la tasa de paro y subempleo más alta, una de las últimas en recuperación, mayor caída de renta disponible y mayor aumento de deuda sobre PIB que comparables, y encima la inflación acumulada desde junio de 2018 es de más del 15,7%.
… Y todo esto con un turismo en recuperación admirable. Bendito turismo.
Sin el impulso del turismo, España estaría hoy en estancamiento. El propio INE refleja en la Contabilidad Nacional (PIB segundo trimestre) que la demanda nacional solo ha avanzado 0,1% desde el cuarto trimestre de 2022.
No olvidemos que, además, el nivel de deuda es simplemente inasumible. Sabemos que la deuda neta según el protocolo de déficit excesivo es de 1,56 billones de euros, un 113% del PIB, y que los pasivos totales de las administraciones públicas superan los 1,9 billones, casi un 140% del PIB. La deuda externa bruta de España ya supera los 2,34 billones de euros, un 172,6% del PIB, en el primer trimestre de 2023, significativamente superior al nivel de 2019 (169,8% del PIB) y la posición de inversión internacional es del -60,7% del PIB en el primer trimestre de 2023. Dependemos masivamente del crédito del exterior. De hecho, España es una de las economías con peor posición de inversión internacional del mundo.
Es curioso, el mismo gobierno que atacaba al turismo y lo culpaba de la caída de la economía, ahora se pone la medalla de la recuperación que lidera el turismo. Y conviene recordar que países mucho más expuestos al turismo que España, Portugal y Grecia, se han recuperado antes, mejor y con menos tasa de paro.
La pregunta que nos debemos hacer es, ahora que el turismo ha alcanzado el nivel récord de 2019, ¿qué motores le quedan a España?
Todos los españoles deberíamos agradecer al sector del turismo y la hostelería por haber gestionado admirablemente lo peor de la crisis, por ser imagen y marca de España y por sostener una economía a la que no paran de ponerle zancadillas desde el sector político.
España tiene todos los ingredientes para liderar a Europa de verdad, no con falsos mensajes de propaganda. Lo que necesita España es que le quiten las botas en el cuello que suponen la fiscalidad y las trabas administrativas.