En lo más alto del podio desde 2021, hemos pasado de ser sextos en pobreza y exclusión en 2018 a terceros en 2023
El índice de miseria, creado por el economista estadounidense Arthur Okun, se considera históricamente y en la mayor parte de la literatura económica como un baremo objetivo del malestar en una economía.
Los aportes sobre posibles ajustes han llevado a economistas como Steve Hanke, admirado y amigo, a explicar que el índice refleja mejor la realidad de la economía que el dato del Producto Interior Bruto (PIB), ya que este puede distorsionarse con un elevado gasto público.
Un país con elevado crecimiento de PIB, alta deuda, elevado paro, alta inflación y elevado esfuerzo fiscal refleja un crecimiento que, en vez de enriquecer, empobrece.
A su vez, es importante remarcar la posición de un país en el índice de miseria con respecto a los países comparables, por ejemplo, en un mismo espacio monetario como es la eurozona.
Con datos de diciembre de 2024, España es el país con el mayor índice de miseria de la Unión Europea y la eurozona, con un 14,7%. Esto implica inevitablemente más paro y más inflación.
España se sitúa a la cabeza, por encima de Eslovenia, República Checa o Grecia.
La principal coartada es que «España siempre ha estado en esos niveles»; sin embargo, no es cierto. Grecia ha bajado del pódium rápidamente y España ha pasado a este triste liderazgo en 2021. La otra excusa es decir que es un indicador incompleto porque no incluye factores sociales.
Adelante, incorporemos los factores sociales: España ha pasado de ser el sexto país en tasa de riesgo de pobreza y exclusión en 2018 (25,3%) a ser el tercero en 2023 (26,5%) según la oficina estadística comunitaria Eurostat.
En carencia material severa, España está en el quinto puesto europeo con un 9%, cuando en 2018 era del 5,4%, según Eurostat.
Es importante también incorporar el PIB per cápita ajustado por poder adquisitivo y, en ese aspecto, España refleja una evolución muy pobre, pasando de estar a siete puntos de la media de la Unión Europea en 2017 a nueve puntos en 2023, según Eurostat.
Otra crítica al índice de miseria es que no incorpora el factor de deuda. Pues bien, la deuda de España se sitúa en el 104,4% del PIB y los pasivos totales de las administraciones públicas en el 135% del PIB, una de las economías más endeudadas de la UE, a pesar de significativas y constantes revisiones al alza del PIB.
No podemos olvidar que también debemos analizar la evolución del desempleo y del infraempleo. En la última cifra publicada por el Gobierno, España lidera la tasa de paro oficial en la UE y en la OCDE, pero además lidera la tasa de holgura laboral que incluye el infraempleo y los desocupados no contabilizados.
En diciembre, para una cifra oficial de 2,5 millones de parados, hay 3,9 millones de personas desocupadas apuntadas al SEPE (servicio de empleo público estatal).
El Gobierno se vanagloria de 21,3 millones de afiliados, pero debemos recordar que esta cifra la distorsiona la contratación pública, el aumento de población por inmigración y el pluriempleo.
Si miramos la tasa de actividad, que mide el porcentaje de ocupados sobre la población en edad de trabajar, vemos que está estancada, pasando de un 58,7% a un 59% entre 2018 y 2024 en el último dato de la Encuesta de Población Activa (EPA) de Contabilidad Nacional que realiza el Instituto Nacional de Estadística.
Finalmente, debemos valorar ese dato ajustado por el esfuerzo fiscal, y España sale también empobrecida. Como refleja la Tax Foundation y el Instituto de Estudios Económicos (IEE), el esfuerzo fiscal que sufren los españoles es muy superior a la media de la UE.
La ratio que usa el Gobierno de Pedro Sánchez, que son ingresos fiscales sobre PIB, no tiene en cuenta que España tiene mucho más paro, empresas más pequeñas y más economía sumergida que sus comparables. Es decir, los que contribuimos pagamos más que la media de nuestros vecinos. Una comparación que tampoco alegra, porque la media de la UE en presión fiscal es un expolio inaceptable, en cualquier caso.
Por último, conviene recordar que España lidera el índice de miseria en la UE tras recibir el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia, los fondos Next Generation y, en total, un aumento de deuda pública con Sánchez de 480.000 millones de euros.
La buena noticia de 2024 es que, si les hubieran dejado, Sánchez y su Gobierno nos habrían empobrecido mucho más. Líderes en miseria y en riesgo de pobreza.