Indefinidos discontinuos y tope del gas. Disfrazar paro e inflación sin cambiar nada.
“You’re wearing disguises, occasionally a girl surprises me when she turns out to be you” Pete Townshend
El intervencionismo nunca tiene como objetivo reducir la inflación, sino encontrar maneras creativas e innovadoras para disfrazarla. Y cuando las medidas del gobierno no tienen como objetivo mejorar la situación de los ciudadanos, sino disfrazarla, el resultado es siempre descontento y desconfianza.
El tope del gas disfraza la subida de tarifas real y la reforma laboral esconde desempleados como “fijos discontinuos”. Nada de ello mejora la vida de los ciudadanos.
Esta semana hemos conocido tres cifras que nos deberían preocupar.
En los datos del paro de octubre, los “fijos discontinuos” sin empleo aumentan en 123.000 personas, que no computan como parados. 42.000 personas firmaron más de un contrato indefinido. Los desempleados efectivos son 3.394.401 personas, según USO y Randstad.
Según la OCU la factura eléctrica de los clientes a septiembre ha sufrido un sobrecoste de un 30%. El tope del gas ha subido la factura de la inmensa mayoría de los clientes y ha disparado las transferencias de fondos a Francia.
El coste de la ayuda de veinte céntimos en los carburantes se ha disparado a 3.697 millones de euros, un 28% más.
Esas tres cifras son preocupantes porque significan más paro, más coste de vida y más deuda pública mientras el gobierno se lanza a su habitual batería de mensajes eufóricos.
El Tope del gas. Factura más cara para todos y 700 millones enviados a Francia.
El precio promedio de mercado sin “tope del gas” habría sido 282 €/MWh. El precio promedio con “tope” es de 240€/MWh (142€/MWh precio spot + 98 €/MWh de pago subvención). Parece una bajada del 15% ¿verdad? No.
El cliente con contrato regulado ha visto un aumento del 27% en su factura a septiembre, según la OCU.
Es peor, a los clientes con contrato fijo les supone un incremento masivo (+98 €/MWh) además de convertir sus contratos fijos en variables con una variación impredecible que depende del precio del gas.
Ese “tope del gas” conlleva un envío masivo de fondos a Francia, que se beneficia de comprar energía de España a precio intervenido que pagamos los consumidores. El coste de exportaciones a Francia acumulado supera los 715 millones de euros (desde el 15 de junio al 4 de noviembre).
La financiación del coste de esta medida intervencionista también perjudica a los consumidores españoles. Los consumidores españoles están financiando el 93,5% del coste de la medida ibérica y Portugal sólo paga un 6,5% cuando su peso en el mercado ibérico es del 20%. Si se mantienen doce meses de “excepción ibérica” el 73% de la demanda española financiará la medida frente al 35% de la portuguesa.
El coste de la medida, a día de hoy, supera los 13.000 millones de euros.
El gobierno envía más de 700 millones de euros a Francia para disfrazar el IPC, que se calcula con la tarifa regulada, que “ha bajado” a costa de pasarle el aumento por el tope del gas a todos los consumidores, incluso los que tenían contrato fijo, en un término adicional de la factura.
¡Enhorabuena! Le han bajado el IPC y lo paga usted por otro lado con una subida brutal de la tarifa.
¿Recuerdan cuando nos decían que las eléctricas se forraban vendiendo nuclear e hidráulica a precio de gas? Introdujeron un límite a €67/MWh para estas tecnologías, aunque Europa lo estableció a €180/MWh, y no han recaudado casi nada por este concepto porque era falso, se vendía en contratos a largo plazo.
El problema no es que se tomen medidas, es que se engañe a los ciudadanos.
Esto no es un error del INE sino un cambio de política que hace el cómputo de la electricidad difícil de comparar. No olvidemos que hace unos meses algunos economistas gubernamentales acusaban al INE de exagerar la subida de precios e inflar el IPC más de un 30%. Aquí desmontamos esa mentira (La irresponsable cruzada contra el INE y el Banco de España).
Los mismos que hicieron una campaña injusta contra el INE por el cálculo del IPC ahora dicen que el cálculo es perfecto. Los mismos. El cálculo es y era correcto, solo que el cambio de política hace complicada la comparación equivalente. Por eso se analiza más la inflación subyacente (que ha seguido subiendo a un 6,2%).
El INE computa en IPC la tarifa regulada (PVPC) que ha bajado al sacar el precio del gas y pasarlo a todos los demás consumidores. Esto afecta a 20% de clientes. Todos han visto su tarifa subir. Antes, además, también usaba la tarifa PVPC en el cálculo del IPC. No es error del INE, es cambio de política, pero no significa que usted o yo paguemos menos por la electricidad. De hecho, es lo contrario.
Disfrazar empleo no es bajar el paro.
A la cifra de paro de octubre (2.914.892) se deben incluir, para conocer el paro efectivo, los desocupados que no aparecen en la cifra oficial, incluyendo los 218.787 parados “en formación” y no ocupados, los 250.702 desocupados de “disposición limitada” y no podemos ignorar que todavía hay 19.900 personas en ERTE.
Tener 20,3 millones de afiliados donde unos 470.000 no están trabajando es, como mínimo, dudoso a la hora de hablar de éxito de empleo. Sólo el 18% de los contratos son indefinidos a tiempo completo. El 82% son temporales, indefinidos a tiempo parcial o fijos discontinuos.
Además, aún hay 50.000 empresas cotizando menos que antes de la crisis del Covid19.
Nadie pone en duda que los indefinidos discontinuos pueden ser una medida aceptable para ir reduciendo la temporalidad, pero no cuando se convierte un contrato de obra y servicio de pocos meses, incluso días, en un indefinido por decreto solo para esconder parados. Por eso se ha desplomado la duración media de los contratos.
Nadie pone en duda que se tengan que tomar medidas para reducir la factura energética de los más desfavorecidos, pero disparar el coste -que significa más deuda- a más de 16.000 millones (combustibles y tope del gas) para disfrazar la cifra de IPC es contraproducente. Es todavía peor porque el efecto “boomerang” cuando se eliminen esas medidas será un aumento mayor de impuestos y costes para las familias. El INE está reflejando correctamente el IPC con los baremos de cálculo que tiene, pero eso no refleja el coste de esas medidas de esconder y extender en el bolsillo del ciudadano.
Que se escondan como “fijos discontinuos” a personas sin empleo no es un récord de trabajo. Que se venda como reducción de inflación pasar el coste del gas a otra parte de la factura es un engaño.
Esto se parece cada vez más a una dictadura orwelliana donde se cambia el nombre de las cosas para disfrazar lo que en realidad son. Ya lo hicieron otros antes y así les fue. Y el PP ya no solo toca el violón, sino todos los instrumentos de la orquesta. Estupendo.
No hay que olvidar que la OCU, por medio de su directora de comunicación y relaciones institucionales, dijo en un artículo de una de sus revistas, hace meses, que urgía poner un tope al precio del gas. Ya estaba cantado que pagaríamos la diferencia de precio de un modo u otro y ahora pone en evidencia la tal subida como quien se acaba de bajar de un platillo volante. Si ellos contribuyeron al engaño general que viene de la cueva de Alí Babá creo que habría que meterles en el saco con Antonio (grazie Antonio) y sus secuaces, de quien se puede esperar tales cosas, que usted pone en evidencia en este artículo y en muchos anteriores de este estilo. No hay que olvidar nunca que el gobierno es el enemigo.