Argentina es un país rico y con enorme potencial. Su capital humano es elevado y tiene todo lo que demanda el mundo. Sin embargo, hoy, Argentina es un país arruinado, con más de 18 millones de pobres y una inflación que supera el 100% interanual, una moneda fallida y un banco central sin casi reservas.
¿Cómo se puede arruinar a un país rico? Manual del socialismo del siglo XXI y aviso para ciudadanos españoles que creen que no va a pasar aquí:
Primero, gasta sin control y dispara la contratación pública. En el 57% de las provincias argentinas hay más empleo público que privado. Entre 2007 y 2022 el empleo público creció más de diez veces más rápido que el empleo privado registrado. El gasto público se disparó entre 2007 y 2022 en más de 16 puntos del PIB.
Segundo, introducir una fiscalidad confiscatoria. Ante el aumento masivo del gasto público, los gobiernos se dedicaron a aumentar los impuestos de manera indiscriminada, especialmente los indirectos, hasta el punto de que una pyme que cumpla con todos sus requisitos tributarios llega a pagar más del 100% de sus ingresos. La enorme cantidad de tasas e impuestos incluidos en todo tipo de bienes y servicios se añade a otro impuesto extractivo, el cepo cambiario, que expropia los dólares generados por exportadores y los convierte a pesos a un tipo de cambio infame que llega a absorber más del 50% del valor real de la moneda. La aberración del cepo cambiario ha hecho que un país exportador y rico termine por arruinar su industria exportadora y se quede sin reservas. En Argentina hay más de 10 tipos de cambio incluyendo el último “dólar soja” que suponen, todos, un expolio al que tiene moneda extranjera que expropia el estado a tipos de cambio artificiales y falsos. Entre el impuesto inflacionario, impuestos directos e indirectos, el salario y ahorros de un ciudadano argentino se desvanece cada año.
Tercero, expropiar y burocratizar. El socialismo del siglo XXI se dedicó a expropiar y nacionalizar activos que luego deja más ineficientes, peor gestionados, más caros y, en algunos casos, en ruina. El método siempre ha sido el mismo: Expropiar, llenar la empresa de contratados a dedo y destruir la gestión de manera política.
Cuarto, imprimir moneda sin control para financiar el aumento de gasto público en moneda local. El socialismo del siglo XXI promete muchas subvenciones en una moneda que no vale nada y cada vez vale menos imprimiendo sin control. El aumento de la base monetaria en los últimos 10 años es de más del 1.870% e incluyendo los Leliq supera supera el 4.000%. El peso ha perdido más del 98% de su valor contra el dólar en los últimos años y es, cada año, líder en destrucción de poder adquisitivo con lo que Kirchner denominó “política monetaria inclusiva”. 18 millones de pobres y una moneda fallida.
Quinto. dejarle una bomba cambiaria al que venga detrás. Cuando Cristina Fernández de Kirchner perdió contra Mauricio Macri, la deuda remunerada dejada en el Banco Central de Argentina -Leliq, Lebac etc- superaba los 22.000 millones de dólares equivalentes. Una bomba de relojería que supone mucha mayor emisión monetaria en el futuro y mucha más inflación. Así, el control de la inflación del que venga detrás es casi imposible de manera gradual. Ese error se llevó por delante a Macri a pesar de sus intentos de reorientar el agujero cambiario que, desde entonces solo ha aumentado. Fernández ha dejado un agujero en el banco central por el mismo concepto equivalente al 12% del PIB, además de dejarlo sin reservas.
Sexto, hacer inmensamente ricos a los líderes políticos a costa de todos los argentinos. El socialismo del siglo XXI no solo empobrece a todos y crea clientes rehenes dependientes de un estado en ruinas que paga subvenciones en una moneda fallida, es que además hace inmensamente ricos a los líderes que empobrecen a todos. La fortuna que han amasado esos líderes “sociales” que extraen los dólares y ahorros de los argentinos es difícil de encontrar en países desarrollados.
Lo alucinante es que los “progres” ahora se rasguen las vestiduras con la posible victoria de Milei y se callaran ante este expolio sin precedentes.
Ahora díganme ustedes que no les suena todo esto. Dirán ustedes que nosotros nos salvamos por no tener banco central y moneda propia, y es cierto. Este manual se está siguiendo en casi todo y, lo que es peor, los que hoy se llaman “progresistas”, la ultraizquierda, ha votado en Europa en 2016 poder salir del euro. Para poder completar el expolio de un país necesitan el expolio monetario ya que la creación artificial de dinero sin control es una transferencia directa de riqueza de los sectores productivos al gobierno y sus líderes.
Sumar propone aumentar la cantidad de dinero “con mirada expansiva” y Yolanda Díaz se presentó en Argentina para apoyar a Fernández mientras la inflación alcanzaba el 100%. En Venezuela decían también que eso no les iba a pasar a ellos. Ustedes verán.
Ojalá lean muchos este artículo y vean en la basura en la que se convierte un país con esta clase dirigente. La miopía, la cerrazón, la miseria mental, la obcecación y la persistencia en la ruindad de los ciudadanos-sardinas es de siquiatra. Estaría bien conocer algo sobre el suicidio de las sociedades y por qué ocurre esto en algunas sociedades y no en otras, aunque todos sabemos en cuales ocurre y en cuales no. Desgraciadamente, nadie escarmienta en cabeza ajena, Sr. Lacalle.