La semana pasada se presentaron las principales propuestas económicas del PSOE.
Lo más sorprendente es que anuncie repetir las mismas políticas que nos llevaron al borde de la quiebra sin ruborizarse. Se presenta como el «cambio» volver a 2008.
Que un partido político que ha gobernado 22 años tilde de «cambio» a aumentar el gasto y subir los impuestos es irónico. Que hable de «programa por el empleo» el mismo partido que destruyó 3,5 millones de puestos de trabajo y lleva más de treinta años gestionando la comunidad autónoma con mayor paro de toda la Unión Europea, Andalucía, es una broma. Más de tres décadas de asistencialismo, sin cambiar el modelo productivo, con un 31,73% de paro y en los últimos años los mayores recortes en Sanidad y Educación de todas las regiones.
El impuesto de sucesiones es injustificable. Se penaliza el ahorro y se hace pagar por cosas que ya han tributado varias veces en renta, IBI, sociedades o plusvalías. En un país donde miles de familias se han visto obligadas a entregar a la Administración la casa que heredaban de sus padres tras décadas de ahorro por no poder pagar los impuestos, solamente un partido socialista antisocial podría plantear semejante medida.
Los impuestos a las transacciones financieras ya fueron un fracaso en Suecia, que tuvo que retirarlo, además de recaudar mucho menos de lo anunciado, pero además, como los medioambientales, los paga siempre el ciudadano e inversor minoritario.
Lo peor del programa es que acude a la misma entelequia de siempre de «subir los impuestos a las rentas altas» con estimaciones alucinantes. Recaudar 25.000 millones más por esos conceptos es a todas luces inalcanzable. Recordemos que la media de error en la recaudación de los gobiernos socialistas ha sido de un 30% menos de lo anunciado. Entre 2007 y 2011 se equivocaron hasta en 25.000 millones de euros casi todos los años. Paga usted.
Todo esto para gastar más, especialidad del PSOE, que aumentó el gasto público en España un 41% entre 2004 y 2009, más del doble que la media de la Unión Europea. Sin racionalizar o revisar duplicidades. Burocratizar e intervenir.
Luego, cuando esos «ingresos» no aparecen, ya habrán gastado todo y más de lo anunciado, y subirán los impuestos a todos.
Un programa que garantiza menos crecimiento y menos empleo. Y cuando llegue la quiebra, echar la culpa a otro.