“You gave me nothing at all, now let me try it on you” Jim Steinman
El gobierno de Sánchez volverá a endeudarnos todavía más en 2024 con un déficit de más de 47.000 millones de euros. Un despilfarro de gasto público que alcanzará los 700.000 millones de euros sin la más mínima reducción del gasto político, y un nuevo aumento de impuestos de 7.000 millones con una subida adicional de los impuestos al trabajo de 4.000 millones. Más despilfarro, más impuestos y más deuda. La ruina garantizada.
A este despropósito lo llaman gestión.
No podemos olvidar que las estimaciones de PIB del 2023 se han mantenido por un elevadísimo déficit y endeudamiento. España ya acumula más de dos billones de deuda de todas las administraciones públicas, pasivos totales según el Banco Central de España, y la deuda según el protocolo de déficit excesivo aumenta a 1,56 billones. La deuda sobre PIB solo “baja” porque la inflación disfraza el denominador con el PIB nominal.
Hasta el propio gobierno sabe que en 2024 los intereses de deuda subirán en unos 3.500 millones y alcanzarán casi los 40.000 millones de euros.
Además de la inflación y el gasto público, la economía nacional ha estado sostenida por una aportación positiva del sector exterior gracias a la recuperación del turismo, las exportaciones y la caída de exportaciones. Nada de ello son factores que tengan que ver con la acción de gobierno. Las materias primas están subiendo ahora y ese viento de cola de menos importaciones se desvanece mientras el entorno global se complica para los exportadores.
La cifra de negocios de la industria y del sector servicios lleva meses empeorando y, a pesar de todas esas evidencias, el gobierno presenta un crecimiento para 2024 de 2% que se antoja a todas luces optimista. Si se va a conseguir aumentando aún más los desequilibrios del sector público e inflando el gasto político con deuda, es imprudente.
No podemos tampoco olvidar que el PIB de 2022 y 2023 ha estado maquillado por la entrada de unos fondos europeos cuya ejecución es extremadamente pobre y su impacto en la economía menos que imperceptible.
Aunque las familias están cada vez más ahogadas por impuestos y la inflación, el gobierno presenta un crecimiento del consumo privado del 2,5% en 2024 es decir, un 67% más que en 2023 a pesar de las subidas de tipos, que el ahorro privado se ha consumido en gran parte y que la situación de las familias tanto desde el punto de vista de renta disponible como de empleo lleva meses empeorando.
A pesar de que la inversión ya lleva tiempo ralentizándose y solo se disfraza por los fondos europeos, el gobierno también espera un fuerte repunte.
El plan del gobierno es tan incoherente que rebaja las previsiones de crecimiento, pero aumenta las previsiones de empleo y de productividad. Más que un plan presupuestario es la lista de los Reyes Magos de un burócrata.
El plan presupuestario afirma que la inflación general y de alimentos baja, lo cual es falso con los datos del INE de septiembre. La inflación acumulada desde que gobierna Sánchez es del 16,5% y los precios han subido en 2023 hasta septiembre todos los meses menos dos, según el INE.
A pesar de la inflación persistente y los malos datos de tendencia de consumo y empleo, el gobierno estima una fuerte mejora en poder adquisitivo de los salarios.
Eso sí, el expolio que no falte. El gobierno estima un crecimiento de los impuestos de un 7,6% y a pesar de ello nos sigue expoliando. Aumentando el gasto volverá a cerrar el 2024 con un enorme desequilibrio fiscal tanto a nivel estado como en la Seguridad Social.
El plan presentado a Bruselas no hay por donde cogerlo, pero Europa lo permitirá porque la eurozona parece decidida a convertirse en un espacio de bajo crecimiento, alta deuda, impuestos confiscatorios y estados despilfarradores. Luego se preguntan que por qué perdemos puestos con respecto a los líderes.
¿Qué se puede comentar de este desastre sanchesco? Además la Unión de Repúblicas Socialistas Europeas lo jalea (me refiero a Sánchez-Castejón) y lo copia. La caterva antes llamada gobierno no suelta prenda acerca de quien ha recibido fondos europeos y la propia URSE (Unión de Repúblicas Socialistas Europeas) no dice ni pío. Se limitan a reñirle y a la caterva gobernante le entra por un oído y le sale por el otro, incluso hay quien piensa que le da la vuelta por detrás de la cabeza y ni le entra por el oído. Esta es la ruina deseada por la mitad de las sardinas. Quien piense que no vamos a llegar a ser la Argentina europea porque la URSE lo va a impedir que se vaya desengañando.