15/06/2013 El confidencial
“Consensus is the process of abandoning all beliefs, principles, values, and policies in search of something in which no one believes, but to which no one objects” Margaret Thatcher
Las soluciones mágicas no existen. Y, como todos los trucos de magia, la ilusión se convierte en decepción cuando se ven los cables que sostienen al que levita sobre el escenario. La ilusión, por ejemplo, de pensar que los tipos de interés se van a mantener bajos eternamente. O los pactos de consenso, como el coro de Nabucco, para mantener el chiringuito.
Descontar tipos bajos eternamente es un peligro
Nos hemos lanzado a endeudarnos más, mientras bajaban los tipos. Hoy los incentivos perversos de la política económica LOGSE, donde todos pasan de curso suspendiendo, nos llevan a encontrarnos un escenario complicado… sin los deberes hechos.
La Reserva Federal de Estados Unidos lleva una semana intentando calmar a los inversores para que no «reaccionen exageradamente» ante una reducción de la compra masiva de bonos y activos de riesgo que lleva a cabo. Sin éxito. Esperar que el mercado no vaya a reaccionar tras una manipulación tan agresiva es, cuando menos, voluntarista.
Lo comento en mi libro Nosotros, los mercados. No podemos ignorar los riesgos de una subida de tipos de interés. Jim O’Neill, de Goldman Sachs, lo ha dicho esta semana: «Prepárense para ver los bonos del Tesoro americano (10 años) al 4%». Mientras tanto, el «consenso» repetía una y otra vez «no se preocupen».
El mercado de bonos está globalizado. Si el tipo de EEUU sube, también lo hace Alemania y…
Vasos comunicantes de deuda. Si la rentabilidad del bono americano subiese a niveles fundamentales, acorde con la deuda del país y su déficit.… ¿dónde creen que irían las primas de riesgo de los países europeos endeudados en una carrera sin frenos a ver quién gasta más y reforma menos? Ya saben que la prima de riesgo es el diferencial sobre el activo que se percibe de menor riesgo. La española cotiza respecto al bono alemán. Pues bien, dicho bono alemán sufriría también –aunque menos- si se dispara el americano. El problema está en los que no hemos aprovechado las barras libres de liquidez y tipos bajos para preparar el invierno. Y el invierno llega.
El impacto de una subida del 2% al 4% en el bonos a 10 años de Estados Unidos, según mis calculos, puede superar un 1% del PIB de la eurozona en costes adicionales de deuda. Un impacto que no puede cubrir el BCE, como repitió Draghi en la televisión ZDF esta semana.
El problema es que el endeudamiento público de los países de la eurozona no baja, solo sube. En 2012 la deuda aumentó en casi todos los países, mientras el gasto público sobre PIB crecía del 49% al 49,4%. A esto hay quien lo llama «austericidio» y «neoliberalismo».
Exportamos muy bien… pero los mercados emergentes ya descuentan tipos superiores
El enfriamiento de los principales mercados emergentes, liderados por China, en las últimas semanas, no es una casualidad. La expansión de crédito en China, un 58%, solo genera 23 puntos básicos de PIB cuando la cifra rondaba 80 puntos básicos hace tres años. ¿Qué significa? Que expandir balances –endeudar- cada vez genera un efecto menos relevante en la economía.
España ha visto aumentar sus exportaciones de manera ejemplar a máximos historicos. Es importante monitorizar que el efecto gasto-deuda de nuestros socios no haga pinza con la ralentizacion de los países emergentes y afecte a nuestras exportaciones.
España, a día de hoy, se beneficia más de la austeridad en la UE que del gasto, al contrario de lo que predican ciertos partidos y medios. Si la Unión Europea deja de endeudarse para pagar gasto político y baja impuestos, mejora la actividad y el consumo, y con ellas nuestras exportaciones.
Nuestro sector exportador funciona gracias a la capacidad de competir interna y a la renta disponible de nuestros socios. Si nos dedicamos todos a alimentar el gasto público, la deuda, y restamos renta disponible subiendo impuestos, las inversiones y comercio de todos se desploman. Y no, no se puede sustituir con «planes de crecimiento» –deuda- estatales, enormes planes E de multiplicador cero –por no decir negativo-.
Y es que no hay que olvidar que la expansión masiva de crédito estatal no genera una mejora relevante de la actividad comercial, como muestra el gráfico inferior, en un mundo que expande su base monetaria casi un 4% anual. Si algo demuestra la fortaleza de nuestro sector exportador es que crece en un entorno de desaceleración del comercio global, a pesar de los que critican la fortaleza del euro. Prueba de que“devaluar” y “expandir” eternamente no sea la solución.
El pacto compacto
Todo esto nos lleva a las noticias que leo en El Confidencial sobre el pacto entre Gobierno y oposición para crear un «frente común» en la UE. ¿Suena bien, no? Un pacto para fortalecer a esos exportadores que nos sacan del hoyo, bajar impuestos y aumentar la renta disponible de las familias para reactivar el ahorro y el consumo… Ah, ¿no? Pues no, un pacto de salvaguardia y protección de la burbuja estatal que no queremos pinchar.
No es un pacto para cercenar el gasto político de la España Enron que esconde deuda en miles de pequeñas entidades, que siempre son el chocolate del loro, pero suman cada vez más.
La deuda pública ha marcado otro récord a marzo al llegar al 88,2% del PIB. La deuda de las CCAA se ha incrementado un 29,51%, hasta 189.589 millones, el 18,1% del PIB, con los gastos aumentando. “Austericidio”.
«No se puede hacer todo de una vez»; «hace falta tiempo»; «no es el momento»; «no hay margen».
España se lanza a un gasto público –fundamentalmente gasto corriente- de unos 500.000 millones en 2013. Sin embargo, jamás ha recaudado más de 410.000 millones. Añádale los gastos que quieren pactar «para crecer» y ¿qué déficit vamos a acumular? ¿Un 8% eterno? Supongan –y es mucho suponer- un multiplicador positivo de 2x de ese gasto en tres años. ¿Qué soluciona? Nada. Y luego vienen los costes de esos «planes de crecimiento». No les tengo que contar el «efecto divisor» del despilfarro.
Por eso, inversores como PIMCO temen que algunos países europeos se lancen sin red hacia un impago que el BCE no puede contener, porque el peso de la deuda acumulada y los países en dificultades aumenta. Y en cualquier caso, el balance del BCE lo paga usted también, no lo dude. Tenemos que evitarlo. Es imperativo.
Leo los ocho puntos del supuesto pacto, y cinco suponen más deuda, más gasto y rescates bancarios con el dinero de otros, por supuesto. Otros 60.000 millones de «crecimiento» para invertir en…. Ah, ya se verá, usted deme el cheque, que tengo más de 3.000 empresas públicas y cuarenta y tantos entes regionales y diputaciones a los que alimentar. Cuando uno va a invertir, presenta un plan de negocio. Aquí se pide primero y luego se piensa en qué farolas vamos a reemplazar. Uno, solo uno de los puntos, es «libre comercio». Bien. Supongo que el punto del pacto en el que exigen que no se extorsione a ciudadanos con más impuestos lo están redactando.
Tengan en cuenta el riesgo de las subidas de tipos de interés y de la ralentización del comercio global, y cuiden los sectores que nos están sacando de la crisis como si fueran oro. Recuerden que mirar hacia otro lado y los planes de «crecimiento» –deuda- han extendido la crisis, no la han solucionado. Luchen por aumentar la renta disponible de todos, no el gasto de burbuja de unos. No hace falta un pacto para tomar las decisiones duras que todos sabíamos y sabemos que deben tomarse. Para cortar costes superfluos como exige el BCE, la UE, los españoles o los inversores. Para defender a los ciudadanos de nuevas subidas de impuestos o para bajarlos, que es lo que necesitan las empresas y familias para reactivar la economía y el consumo.
El consenso es la mediocridad. Este país de relativismo enganchado a supuestas soluciones mágicas no necesita pactos, y luego decir que «no se hizo suficiente», «hubiera sido peor» o «hay que repetir». Necesita liderazgo, firmeza y decisión para cortar un sistema caro y rentista. Así salimos, seguro.