El mercado ha rebotado rápidamente tras la caída de principios de agosto. En la CNBC comenté que no podemos perder de vista la importancia de invertir ante el tsunami de destrucción monetaria que viene.
Los bancos centrales no imprimen dinero porque sean tontos o malvados, sino por el exceso fiscal y los gigantescos déficits de los gobiernos.
Cuando escuches que los bancos centrales están «apoyando» la economía, en realidad lo que hacen es disfrazar los desequilibrios fiscales de los estados. ¿Y en qué se manifiesta ese desequilibrio? En la destrucción del poder adquisitivo de la moneda.
Esta semana se conmemora el aniversario del día en 1971 en el que se destruyó el corsé que impedía el descontrol fiscal de los gobiernos de Estados Unidos, el patrón oro.
Al limitar la expansión monetaria a las reservas en oro, los gobiernos tenían a su vez limitada su capacidad de endeudarse y disparar el déficit. Era la mejor manera de controlar la ambición confiscatoria y extractiva del gobierno. Y, desde entonces, el inflacionismo es lo que se nos vende como «consenso».
Cuando escuches que los bancos centrales están «apoyando» la economía, en realidad lo que hacen es disfrazar los desequilibrios fiscales de los estados
Decía Ronald Reagan que «la inflación es el precio que pagamos por esos beneficios gubernamentales que todos pensaban que eran gratuitos». Y la inflación no es el IPC. La inflación es la pérdida del poder adquisitivo de la moneda.
El oro en nuevos máximos es un síntoma de ese exceso monetario al que nos enfrentamos. Si los últimos datos de inflación, empleo y crecimiento de EEUU no reflejan riesgo de recesión ¿por qué sube el oro? Los bancos centrales de todo el mundo, especialmente China y la India, están comprando más oro que nunca y han aumentado sus reservas del metal precioso porque sus activos en bonos estatales de países desarrollados empiezan a ser un riesgo más que una reserva.
A nadie se le escapa que los gigantescos desequilibrios fiscales de EEUU y la eurozona van a intentar «monetizarse», que es lo mismo que empobrecer a los que tienen como activos euros o dólares, diluyendo su valor real. El oro, para un banco central, es la mejor manera de mitigar el efecto destructor de la moneda por parte de los Estados.
Las últimas estimaciones de la oficina presupuestaria del Congreso de Estados Unidos (CBO) son alarmantes. Si se continúa con la política de Biden y Harris, la CBO espera un déficit presupuestario de 1,9 billones de dólares en 2024, en un año de supuesto crecimiento económico robusto y recaudación tributaria récord.
La principal conclusión de este informe es muy preocupante. A pesar de no esperar recesión y aumentar los ingresos fiscales de 2024 a 2034, el déficit presupuestario se disparará de 1,9 billones de dólares a 2,8 billones de dólares en 2034. Un déficit acumulado de más de 22 billones de dólares.
El oro, para un banco central, es la mejor manera de mitigar el efecto destructor de la moneda por parte de los Estados
En la eurozona los desequilibrios vienen por multitud de áreas. Van desde el desastroso efecto de los fondos Next Generation, que terminarán por monetizarse, al absurdo plan anti-fragmentación que garantiza que los que incumplen sus objetivos fiscales seguirán aumentando sus desequilibrios estructurales. El mercado asume, correctamente, que el BCE será incapaz de mantener una política prudente porque, para empezar, todavía no la ha aplicado.
Eso es lo que descuenta el mercado. Que se monetizará, pase lo que pase y, por lo tanto, hay que buscar cobijo en activos financieros para mitigar el efecto de la destrucción monetaria.
Trump no ha presentado todavía su plan de reducción de gastos y de impuestos, pero muchos estiman que no podrá reducir la deuda como desearía. Habrá que verlo. Los que se pesan los cabellos por los anuncios de aranceles son los mismos que se han callado durante cuatro años con el aumento de estos y las trabas al comercio de la administración Biden. La única opción real para reducir la deuda y el déficit en Estados Unidos la ha presentado la Heritage Foundation en su Proyecto 2025, un plan esencial para evitar que Estados Unidos caiga en una espiral que acabe con su moneda y su liderazgo mundial.
Uno de los pilares fundamentales del proyecto 2025 de la Heritage Foundation, con la que tengo el honor de colaborar desde hace años, es reducir el crecimiento del gasto público para controlar la inflación. Mi querida y admirada Judy Shelton, que es un pilar fundamental del conocimiento monetario y financiero, tiene un plan detallado y muy necesario para mantener el dólar como moneda de reserva global.
En mi última aparición en Making Money en Fox News expliqué, con Charles Payne, que la salida de la espiral de decadencia de Estados Unidos debe venir de una combinación de políticas de crecimiento y apoyo a las empresas junto con bajadas de impuestos y reducciones de gasto drásticas. Eso es lo que Paul Dans y su equipo en la Heritage Foundation han reflejado en su proyecto 2025.
Frente a ello, Harris propone la aberración de controles de precios, más impuestos, más intervención en la economía y mucho más gasto. Es decir, destruir los pilares del progreso económico bajo una falsa promesa de que el gobierno te va a salvar.
La espiral de gasto, deuda y empobrecimiento de la clase media parece imparable si se continúa con las políticas equivocadas de los últimos catorce años. Eso es lo que descuenta el mercado y por eso se recuperan rápidamente las bolsas y los activos financieros mientras sube el oro. ¿Y esa destrucción fiscal y monetaria a quién perjudica? A los salarios reales y los ahorros en depósitos.
Estados Unidos puede cambiar esa tendencia con las propuestas de la Heritage Foundation. Si no lo hace, los datos agregados parecerán aceptables mientras el ciudadano medio y las pequeñas empresas se empobrecen.
No caigamos en el incentivo perverso. No hay política más antisocial que la de destruir el poder adquisitivo de la moneda.
Totalmente de acuerdo con la exposición, pero si gana Harris, me temo que el índice inflacionario siga al alza.