Uno de los indicadores más importantes a la hora de analizar el riesgo de una recesión, sobre todo en EEUU, es la acumulación de inventarios. Ha sido clave a la hora de prever la llegada de la recesión en Japón que comentábamos ayer y merece la pena analizarlo en una economía norteamericana donde aún se dan expectativas que me parecen extremadamente optimistas.
El ratio de inventarios (productos almacenados pendientes de venta) contra venta es muy relevante, porque mide la velocidad de consumo de la producción y adelanta si existe un problema.
Las empresas acumulan productos en almacén ante la expectativa de un repunte de las ventas y producen más esperando que la economía se recupere. Como en Estados Unidos la inversión productiva no ha crecido, el ratio debería estar reduciéndose ante una economía que crece.
El inventario cuesta. Un amigo mío dice que “el capital circulante mata más empresas que el Estado”. Si se sigue acumulando producto no vendido, las empresas dejan de ordenar nuevos insumos y reducen su nivel de producción. Eso ralentiza la economía y ya ha supuesto un impacto en la última cifra de PIB americano. En septiembre, las ventas totales no aumentaron y, sin embargo, los inventarios crecieron un 0,3%. El aumento de ventas del S&P 500 es de 0,4% y lleva bajando desde 2012.
Tras 606 bajadas de tipos de interés y 12,4 billones de dólares de estímulos monetarios, el crecimiento de ventas en EEUU es el más bajo desde 2004, y el ratio de inventarios sobre ventas está a niveles de 2003.
Puede uno pensar que ese aumento de inventarios es positivo porque las empresas piensan vender mucho de aquí a navidades. Puede ser. En cualquier caso, entonces hablamos de consumir producto almacenado, y no tendrá efecto positivo en el PIB.
Podemos decir también que ese ratio ha sido alto con la caída del precio del petróleo por el impacto del sector energético en muchos sectores, pero olvidamos que los precios del gas y del petróleo llevan ya muchos meses de caída (y el del gas en EEUU lleva deprimido desde hace años).
Si queremos ser negativos, una acumulación persistente de inventarios supondrá despidos y cierres de plantas a medio plazo.
Si añadimos que las importaciones a los mayores puertos de EEUU han caído en los últimos tres meses, con una reducción en los tres principales puertos (Nueva York, Long Beach y Los Ángeles) del 10% durante una temporada considerada de máxima actividad, no es fácil verlo desde una perspectiva optimista.
Lo veamos como lo veamos, está aún lejos de niveles de recesión, pero claramente en niveles de estancamiento. E incluso si lo miramos desde la perspectiva de contribución al PIB, el consumo de dicho inventario no va a ayudar.
Adicionalmente, merece la pena alertar sobre el excesivo impacto positivo que se ha dado a la revalorización de inventarios en el PIB de EEUU y que no ocurre en el europeo. Si se sigue acumulando, y las empresas deben bajar precios para reducir producción almacenada, tendrán que revisarse a la baja las valoraciones.
Tengamos en cuenta este indicador y esperemos que no supere 1,4 veces.
Lo que está claro es que el megaestímulo sigue dejando una economía con un crecimiento muy por debajo de su potencial y un sector empresarial que no acaba de encontrar oportunidades relevantes. Alguno dirá que no se hizo lo suficiente.