El Gobierno es el problema, no la solución

¿Alguien se cree de verdad que más poder gubernamental habría evitado la catástrofe de la DANA? ¿De verdad?

Menos Falcon y más Lamborghini

No se me ocurre mejor forma de gestionar la tragedia de Valencia que darle más poder al Gobierno que no mencionó ni una vez el riesgo de inundaciones en la rueda de prensa del martes, a pesar de tener cuatro alertas de la AEMET, y que ha tenido al Ejército mano sobre mano tres días.

Sin embargo, todavía hay alguien que se cree que el problema de catástrofes como la de Valencia es que el Gobierno no controla todavía más la economía y las instituciones. Por supuesto, las carreteras y trenes son responsabilidad del Gobierno y el ministro más dicharachero de las redes no dijo tampoco nada para evitar que los ciudadanos se quedaran atrapados. La idea de que más poder gubernamental implicará mejor seguridad y gestión de una catástrofe está negada por la realidad.

¿Alguien se cree de verdad que más poder gubernamental habría evitado la catástrofe? ¿De verdad? Los mismos que negaron la pandemia hasta el 9 de marzo, mintieron sobre el comité de expertos, mintieron sobre los test a la OCDE, mintieron sobre los contratos de mascarillas, utilizaron los estados de alarma inconstitucionales para pasar leyes liberticidas, mintieron sobre los fallecidos y construyeron una red clientelar de corrupción alrededor del número dos del Ejecutivo y sus socios, van a gestionar mejor la gota fría. Ellos.

«No os vamos a dejar solos», dijo Sánchez. Y solos les van a dejar. Pregúntenles a los damnificados por el volcán de La Palma. Pregúntenles a las 35.000 empresas cotizando que han desaparecido desde 2019. El Gobierno, por supuesto, debe priorizar. Normal. Por eso, ante una catástrofe que ha dejado ya más de 200 muertos, suspendió la sesión de control en el Parlamento, pero pasó a toda prisa la ley que cambia el consejo de RTVE y la que sube los impuestos a los usuarios de vehículos diésel, todos Lamborghini, ya sabe usted. Eso es prioridad.

En la rueda de prensa del martes, la ministra Alegría habló de cosas muy importantes y es normal que se la pasara hablar de cuatro alertas de inundación emitidas desde las 7:30. ¿Qué nos dijo en esa rueda de prensa? El éxito del viaje del líder supremo a la India, el cohete de la economía tras certificarse que el PIB per cápita está estancado, la inversión empeora y el gasto público dopa las cifras de PIB y, por supuesto, el éxito del fútbol en el Balón de Oro.

El Gobierno, en su propio comunicado explica que «llegado al martes 29 de octubre, desde primera hora de la mañana se podía concretar un aumento de la peligrosidad del fenómeno meteorológico y sus zonas de impacto, y así se dio a conocer por parte de la AEMET con inmediatas actualizaciones». Pues bien, Alegría no dijo nada, Puente tampoco y Sánchez menos, y eso que cuando hizo su rueda de publicidad personal desde India, las comunicaciones de alarma de la AEMET eran ya siete. Este silencio gubernamental nos recuerda a su desastrosa gestión de la pandemia, cuando se pasaron semanas negando el riesgo hasta que pasó su manifestación del «8 de Marzo».

La estrategia es esperar que no pase nada y, cuando pasa, culpar a la oposición. Dicho y hecho. Han hecho exactamente lo mismo.

Les ha faltado tiempo para culpar a Carlos Mazón por cerrar la UME Valenciana, que no estaba en marcha, ni tenía medios técnicos ni operativos y los propios bomberos consideraban una duplicidad innecesaria. De hecho, la realidad es que los recursos humanos y técnicos en Valencia no se han reducido. Los que sí han contribuido a que se eliminasen medios para mitigar una catástrofe de este calibre han sido los listos que se han pasado años pidiendo el derribo de presas y embalses y que han saboteado cualquier iniciativa para ampliar y añadir refuerzos en las infraestructuras.

Tres días mano sobre mano. La frustración del Ejército ha sido enorme y hemos recibido mensajes diarios preguntándose por qué no les llamaban para labores de salvamento y control, para evitar los saqueos y ayudar, que es lo que hacen con toda su voluntad. Tres días mano sobre mano y luego anuncian que van a enviar a 500. Al cierre de este artículo no se ha emitido un decreto de emergencia nacional, pero se ha cambiado el consejo de RTVE y te han crujido a impuestos. Prioridades. Los valencianos tienen mucho que agradecer a las empresas que han mantenido los suministros, a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, a cocineros como Pepa Muñoz y José Andrés, que han enviado decenas de miles de comidas calientes y a Amancio Ortega que ha donado millones.

Decía el ministro Torres, que «sobran quienes quieren dividir». Tiene razón. Sobra el Gobierno y sus socios, que se han dedicado a hacer nada y criticar al capitalismo, a las empresas y hasta al Ejército mientras pedían expropiar y robar a los propietarios.

Gracias empresarios, cocineros, voluntarios, fuerzas y cuerpos de seguridad, sanitarios públicos y privados, empresas de seguridad y ciudadanos que han mantenido la esperanza y ayudan de verdad mientras el Gobierno vende humo y propaganda.

Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

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