El nivel de propaganda y pleitesía al poder político de la izquierda es aberrante. Ante las legítimas protestas de los agricultores, el gobierno ha lanzado a sus altavoces mediáticos a difundir que “no son trabajadores, son terratenientes”, “son empresarios” y que la culpa no es de la dañina Agenda 2030 y de las desastrosas políticas del gobierno, sino de “los supermercados», mientras el ministro Puente, el que no ve terrorismo en los asaltos de los CDR y Tsunami, amenaza con cargar contra los manifestantes.
Siempre igual, mentir, reprimir y propaganda.
Decir que no son trabajadores sino terratenientes es una vergüenza. Un grupo de políticos burócratas que jamás han creado una empresa o cultivado el campo y que vive de expoliar a los demás diciendo a los agricultores que se callen porque no tragan con la propaganda de que España es el paraíso cósmico.
La realidad del campo es que, desde 2019, los beneficios de toda la cadena han bajado mientras los impuestos han aumentado masivamente, ya que los impuestos encadenados se van aplicando sobre cada tramo de precio en una cadena masivamente atomizada. El mayor beneficiario del expolio a los agricultores es el gobierno.
Ya basta.
El gobierno, que se lleva en impuestos más del 41% del beneficio bruto de un agricultor medio, culpa de los problemas a un sector –los supermercados- que tiene márgenes que no llegan al 3%.
Si tomamos el precio del tomate de ensalada en un supermercado 2,25 euros el kilo, los costes de producción, almacenamiento, procesamiento, transporte y comercialización son 0,92 euros los beneficios de toda la cadena no llegan a 0,25 euros el kilo, mientras que los impuestos a toda la cadena –directos e indirectos- superan 1,08 euros por kilo, según cálculos de toda la cadena usando cifras de Asaja y Coexphal.
Los costes de contratación se han disparado un 50% desde 2019, mientras que los costes de producción han aumentado más de un 21% desde 2021, los costes de manipulado un 9,7% y los costes de salida del almacén han subido un 16,5%, según APROA.
Los costes se disparan y los impuestos han aumentado en toda la cadena, empezando por los costes de contratación pero sin olvidar la fuerte subida de cargas indirectas.
Así, en pocos años, el beneficio de la cadena completa ha bajado de 0,40 euros el kilo a 0,25 euros el kilo mientras los impuestos han subido de 0,70 euros el kilo a 1,08 euros.
Estas cifras son aterradoras. El campo está esquilmado a impuestos pero además se le asfixia a trabas burocráticas, con unas ridículas medidas mal llamadas “medioambientales” que ni ayudan al cultivo sostenible ni mejoran el medioambiente mientras los países subvencionan a otros países donde no se les exigen estos impuestos ni estas restricciones.
La agenda 2030 no ha hundido la agricultura, ha sido la utilización política de unos objetivos completamente inocuos para imponer una política intervencionista, que trata a los ganaderos y agricultores como si fueran delincuentes y que usa al sector primario como cajero automático del poder político, aprovechando que la cadena está muy desagregada y son fundamentalmente microempresas para expoliar y enfrentar a la sociedad civil.
Los agricultores no tragan con la propaganda. Durante años se les ha engañado echando la culpa a los transportistas, a los supermercados, a los distribuidores, a los agricultores de otros países e incluso a los diferentes cultivos de cada país. Un cuento de los oligarcas políticos extractivos para seguir expoliando a toda la cadena. ¿Agricultor? Impuestazo. ¿Almacenamiento? Impuestazo. ¿Tratamiento y manipulado? Impuestazo. ¿Frío? Impuestazo. ¿Transporte? Impuestazos ¿Distribución y almacenamiento? Más impuestazos. ¿Comercialización? Otro impuestazo. Y te dice el gobierno que apoya al campo porque se ha inventado que ha dado 4.000 millones de euros para el sector primario, que no ha visto ningún agricultor por ningún lado.
Ustedes se preguntarán qué interés tiene el gobierno y los burócratas de destruir nuestro sector agrícola. Muy sencillo, convierten a la sociedad en todavía más dependiente del poder político y dinamitan a un sector de autónomos y microempresas en las que los partidos y sindicatos corruptos no tienen poder.
Ya basta. La Unión Europea se creó como un mercado común para defender la agricultura y se ha convertido en un erial burocrático que destruye la industria, la agricultura y la ganadería con una agenda intervencionista que solo hunde lo que finge proteger. A los agricultores ya no les engañan.
Ya no les engañan.
El P$O€ es un tumor maligno cuyas metástasis se han extendido por todo el estado y la sociedad corroyéndolo todo. Nunca nos podremos librar de él. El PP es la cara B del P$O€, la agenda 2030 es el remate de la serie de «medidas» arregladoras del medio ambiente así que estamos deshauciados y los préstamos de la URSE (Unión de Repúblicas Socialistas Europeas) no hacen más que demostrarlo. Como el P$O€ es la ruina cancerosa, no puede darle a la máquina de fabricar dinero de la nada y los intereses de la deuda astronómica que tenemos no hacen mas que aumentar, lo que le queda es exprimirnos como limones hasta sacarnos la última gota. En esta línea van todas las disposiciones de pago en efectivo, los impuestos desorbitados, las denuncias de Hacienda contra directivos de bancos y todo lo que usted cita en este artículo. A Hacienda la persecución del lavado del dinero, excusa estúpida donde las haya, le trae sin cuidado. Lo que pretende es controlar todo el dinero que tiene la gente para meterle mano a quien quiera cuando quiera. No hay que olvidar que dinero en efectivo es dinera fuera de su control. Sociedades offshore de gente de la cuerda, sociedades patrimoniales con sucursales opacas en Bruselas, empresas opacas en Luxemburgo fundadas con subvenciones … ¿y Hacienda no se entera? ¿O solo se entera de lo que le interesa? Inspectores que cobran un plus por denuncia, salga bien o mal y así sucesivamente hasta contar todas las metástasis de este cáncer que el el P$O€ y su cara B, el PPO€.