«Well, I’m tired of sitting here waiting», Jack White
La euforia del gobierno de Sánchez con la EPA (encuesta de población activa) contrasta con la realidad.
La realidad: Una economía que se recupera al 6%, pero donde el empleo se recupera peor que otros años a pesar de la reapertura, miles de millones de impulso fiscal y encima sujetado por fuerte aumento empleo público, muestra los enormes escollos al trabajo impuestos por Sánchez.
En el segundo trimestre de 2018 se crearon 469.900 empleos con una economía que crecía al 2% y reduciendo el déficit. En el segundo trimestre de 2021 la creación de puestos de trabajo es mucho menor con la economía recuperándose al triple de velocidad y el mayor estímulo fiscal de la historia.
Además, la composición del empleo es preocupante, en los doce últimos meses, uno de cada cuatro empleos creados es público. Eso en un país con un 125% de deuda y un déficit estimado superior al 8% del PIB.
En el segundo trimestre de 2018 se crearon 469.900 empleos con una economía que crecía al 2% y reduciendo el déficit
La creación de empleo en 2021 es desastrosa si la ponemos en el contexto del fuerte efecto rebote y el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia reciente.
Una economía que recupera el PIB al 6,2% con un déficit del 8% y el BCE comprando toda la deuda neta emitida, pero que solo baja el paro un 3,01%, según la EPA, refleja una debilidad alarmante.
La realidad es que el empleo en España evoluciona mucho peor de lo esperado. El número de ocupados crece menos que cuando Sánchez llegó a La Moncloa a pesar del fuerte “efecto rebote” y, repito, una inyección fiscal y monetaria de cientos de miles de millones de euros.
A pesar de la debacle de 2020, la recuperación trimestral del empleo es inferior a la de 2018 y la caída de paro es inferior a la de 2019. Y sujetado por un aumento de empleo público muy superior.
El empleo en España evoluciona mucho peor de lo esperado
Además, el componente estacional y temporal es enorme. Los asalariados con contratos indefinidos solo son 98.100 en el trimestre y los de contrato temporal, 305.000.
En los 12 últimos meses el paro ha aumentado en 175.900 personas (un 5,22%). Respecto al segundo trimestre de 2019, la variación ha sido de 313.200 parados más. La tasa de paro, con ello, se sitúa en el 15,26%, la más alta de la Unión Europea junto con Grecia (15,4%), y muy lejos del siguiente (Italia, 10,5%).
En España continúa habiendo 3, 5 millones de parados oficiales. Esto supone 230.000 más que hace un año y 190.000 más que en el segundo trimestre de 2019. A ello hay que añadir 400.000 personas en ERTE y 230.000 autónomos en cese de actividad.
Ahora pongan estos datos en el contexto de un impulso y apalancamiento fiscal jamás visto en recuperación. El gobierno, que aumentó el déficit hasta un 10,9% del PIB en 2020, ha despilfarrado gasto público sin control durante la recuperación con efecto inexistente en el empleo. El déficit en el primer trimestre de 2021 fue del 8,2% del PIB, frente al 11,9% de los últimos tres meses de 2020.
El gobierno ha despilfarrado gasto público sin control durante la recuperación con efecto inexistente en el empleo
A ese espacio fiscal sin precedentes hay que añadirle una inyección de 350.000 millones de euros del BCE desde el principio de la pandemia, en financiación dada para que fluya el crédito y también la compra de activos. Según el Banco de España la dependencia del BCE ha alcanzado los 816.758 millones, casi el 74% del PIB de España.
Ahora analicemos el efecto de ese enorme impulso fiscal y monetario. La deuda pública ya ha llegado al 125% del PIB, pero la variación trimestral de la ocupación es peor que la del segundo trimestre de 2018. ¿Creación de empleo neta de esos centenares de miles de millones de impulso fiscal y monetario? Cero.
Solo se recupera empleo por el efecto rebote, y encima sujetado -alguien podría decir disfrazado- por un aumento del empleo público no visto en muchos años en un país en el que Sánchez ha elevado el déficit estructural al 5,2%. Un fracaso absoluto.
¿Por qué este fracaso cuando en la Unión Europea ya se ha reducido el paro al 7,3% y en la eurozona al 7,9%? Porque el efecto “boomerang” de este dopaje sin impulso real del empleo puede ser enorme.
La dependencia del BCE ha alcanzado los 816.758 millones
El gobierno ha impuesto tal cantidad de escollos y dificultades al empleo y la inversión, y además amenaza constantemente con cambios legislativos y jurídicos anti-empleo, que la economía española ha pasado de crear empleo con un crecimiento inferior al 2%, algo que se consiguió tras la crisis de 2008, a que el empleo creado sea muy inferior a la evolución del PIB.
Desafortunadamente, el gobierno sigue lanzando mensajes contra la inversión y el empleo, empeñado en seguir expoliando a los ciudadanos a impuestos en vez de tener una fiscalidad atractiva orientada a atraer bases imponibles y capital. Además, la ministra Díaz, que se felicita por los peores datos de desempleo femenino, juvenil y agregado en un contexto de enormes estímulos, quiere poner todavía más barreras a la contratación.
Ese tiempo y espacio fiscal perdido no es gratuito. Debilita a la economía española y nos deja una losa de deuda y desempleo estructural mucho más que preocupante. Si a la economía española no se le permite crear empleo de manera más intensa con un impulso fiscal y monetario tan fuerte ¿qué ocurrirá cuando se acabe?
El gobierno de Sánchez está despilfarrando el espacio fiscal y ayuda del BCE debilitando a la economía, y eso significa cientos de miles de empleos potenciales menos a medio plazo.
No hay nada que celebrar en los datos de la EPA. Rebotar no es crecer.