Usted escuchará día tras día que España es un vergel de crecimiento y creación de empleo. Sin embargo, la evidencia de la contrarreforma laboral implementada por Yolanda Díaz y Pedro Sánchez con el apoyo de los agentes sociales es que solo ha servido para estancar una situación laboral desastrosa y a la vez maquillar el paro.
Los datos son evidentes:
Mientras el paro oficial se ha reducido a 2,8 millones, el paro efectivo, incluyendo demandantes de empleo con relación laboral, según Fedea y el BBVA Research, se mantiene en 3,4 millones. Hay 600.000 fijos discontinuos inactivos fuera del dato de paro oficial. Seis de cada diez contratos indefinidos son ya fijos discontinuos y trabajos parciales.
Sí, los fijos discontinuos existían antes de la reforma laboral, pero nunca supusieron una distorsión tan brutal en los datos de empleo, porque en dicha reforma se convirtió a los contratos de obra y servicio y estacionales mágicamente en “fijos”… y todo solucionado. Recuerden que UGT y CCOO tildaban a estos contratos de “precariedad disfrazada” cuando eran pocos miles y ahora callan cuando son diez veces más.
La cifra de demandantes de empleo es de 4,5 millones reales en el último dato de paro.
Cuando el gobierno habla de récord de empleo, la realidad es que la cifra de afiliados incluye 800.000 pluriempleados, un porcentaje récord sobre el total de afiliados, reconocido hasta por el Secretario de Estado de la Seguridad Social. “El 4% de las afiliaciones responden a la pluriactividad, es decir, al segundo o tercer empleo que puede desempeñar un mismo trabajador”.
La contabilidad nacional también refleja, como la EPA, que las horas trabajadas por ocupado caen significativamente con respecto al mismo trimestre de 2019 y 2008. En el tercer trimestre de 2023. 8.635.334,2 para 21,19 millones ocupados. En el tercer trimestre de 2019, 8.518.326,1 para 20,35 millones de ocupados. En el tercer trimestre de 2008, 9.015.328,5 para 21,13 millones ocupados. Las horas trabajadas por ocupado caen un 4% desde 2019. Les recuerdo las palabras de CCOO y Podemos en 2016-2018: «No se crea empleo. Se trocea porque las horas trabajadas no se recuperan».
Según el gobierno hay menos contratos temporales y más indefinidos, pero viene fundamentalmente de llamar indefinidos a contratos estacionales y de obra y servicio que antes no estaban en esa categoría. Así, como explica Javier Esteban con datos oficiales, la estabilidad de ambos tipos de contratos ha empeorado hasta situarse en el peor dato de la serie histórica que se inicia en 2009. Conviene resaltar que se ha disparado el índice de bajas diarias de afiliación de indefinidos, algo que contrasta con la propaganda del gobierno sobre estabilidad y calidad de empleo.
La inestabilidad y precariedad se muestra también en la reducción de las horas trabajadas por empleado así como el empeoramiento de los salarios reales, que es uno de los peores de toda la Unión Europea, según Eurostat. También se percibe en la reducción de la duración media de los contratos temporales, que ha caído casi 10 días.
Yolanda Díaz también se vanagloria de haber creado (como si fuera ella) 510.000 nuevos empleos estables, pero el propio sindicato USO a través de su director del gabinete de estudios, Jose Luis Fernández Santillana, recuerda que esa cifra supone 28 contratos en 11 meses por cada uno de esos “empleos”.
Por supuesto, España cierra 2023 con la mayor tasa de paro oficial de la Unión Europea y la peor tasa de paro juvenil. Y no, no era siempre así. Tenemos más tasa de paro que Ucrania o Turquía. Hasta Grecia, que solía liderar los rankings de tasa de desempleo, nos ha superado en reducción de la tasa de paro y sin acudir a estos maquillajes mencionados. No solo hemos perdido puestos en convergencia con Europa en tasa de paro sino que España se queda a 15 puntos en renta per cápita ajustada por poder adquisitivo.
Lo peor es que se ha instaurado la idea de que empeorar en rigidez y coste de contratación es dar derechos: Derecho a la ruina y el maquillaje estadístico.
Un fracaso para el país y para las generaciones venideras.