El año 2020 será un año extremadamente duro para la economía europea. A una caída sin precedentes en los últimos cincuenta años se añade un impacto muy fuerte en el cuarto trimestre por los nuevos confinamientos. Morgan Stanley estima que el PIB de la eurozona caerá un 2,2% en el cuarto trimestre, el de España un 3%, la economía que más sufrirá de la zona euro. Además, el banco de inversión rebaja las perspectivas para 2021 con un rebote de solo 5% en la media de la zona euro y de un 4,9% en España, retrasando la recuperación del PIB de 2019 a 2023.
La “recuperación sin empleo” es todavía más preocupante. Los aparentemente espectaculares datos de rebote del tercer trimestre se saldaban con nula creación de empleo. El paro de la eurozona en septiembre se mantenía en el 8,3% y el de España en un 16,5%, sin contar los millones de trabajadores en ERTE o esquemas similares en Europa.
En este entorno, la recuperación de Estados Unidos es mucho más sólida. El PIB se recuperaba un 7,4% hasta quedarse solo un 3,5% por debajo de los niveles de 2019. El paro se ha reducido al 7% en estimaciones para octubre, pero sigue muy por encima de los niveles de empleo récord de 2019. En Estados Unidos la recuperación se reparte entre el sector servicios, en fuerte expansión, y el manufacturero en expansión, pero ralentizada.
Sin embargo, los datos de China son simplemente espectaculares. El índice manufacturero y de servicios ya muestran una expansión envidiable. El PIB de los tres primeros trimestres ya crece al 0,7% tras una expansión del 4,9% en el tercer trimestre. El paro urbano en China es del 5,4% tras “dispararse” a un ínfimo 6%. ¿Qué hay detrás del milagro chino comparado con la pobre eurozona?
Un PIB planificado. El PIB de China está dictado por la producción, no por la demanda. No es un PIB observado, sino planificado por el gobierno junto con las provincias. Por ello muchos analistas analizan los datos y deducen varios factores, entre ellos el aumento y valoración de inventarios. No es una casualidad que los inventarios de mineral de hierro, automóviles y productos terminados hayan subido al nivel más alto en siete meses a la vez que la economía se recupera. Si la economía estuviese en la expansión anunciada los inventarios se reducirían rápidamente al venderlos. Se produce mucho que luego no se vende y permanece en almacenes. Así, no sorprende que los precios industriales caigan un 2,1% en septiembre, los de exportación un 0,9% y la deuda del país se dispare un 13,5% en medio de una recuperación milagrosa. Los beneficios empresariales industriales han caído un 2,4% entre enero y septiembre y, además los precios a puerta de fábrica caían más rápido en septiembre y entraban en riesgo de deflación. Son señales de una economía que se recupera lentamente, como todas, pero no de un milagro.
En la inmensa mayoría de economías, los inventarios se valoran a coste, mientras en China se valoran por parte de las autoridades y se ajustan después. Cambios metodológicos y de base constantes llevan también a que los crecimientos anuales sean puestos en duda, a pesar del aumento de transparencia evidente de los últimos años. Otro factor difícil de analizar es el crecimiento de la actividad de construcción, en un país en el que la sobrecapacidad es evidente y las ciudades y proyectos fantasma se multiplican.
La reducción del paro urbano también esconde una realidad más compleja. El desempleo en China es cercano al 11% de media según el estudio Long Run Trends in Unemployment and Labor Force Participation in China (NBER Working Paper No. 21460), y probablemente muy superior al 13% en medio de la crisis del Covid-19. Según Capital Economics, Nomura o HSBC University de Pekin otro importante reto es calcular el PIB con un deflactor realista. Al usar un deflactor -el impacto de los precios en el PIB- muy inferior al observado, el PIB aparece artificialmente superior a lo que realmente es. En una economía donde la inflación está infraestimada, los salarios nominales, que crecen a un 3,6% oficial, pierden poder adquisitivo casi todos los años por una inflación, especialmente en alimentos y coste de vida diario, muy superior a la oficial.
En un estudio reciente (A forensic examination of China’s national accounts, Wei Chen et al, 2019) los autores concluían que el PIB de China ha estado exagerado en alrededor de 2% anual entre 2008 y 2016, mostrando que el PIB real de China es probablemente un 18% inferior a la cifra oficial. El PIB de China nunca se revisa y simplemente la cifra de diciembre se mantiene y consolida sin ponerse en duda. Un factor importante que las autoridades chinas han intentado corregir con mayor transparencia y ajustes por parte del NBS (Oficina Nacional de Estadísticas). El problema es que las provincias han acelerado su carrera en el esfuerzo por dar cifras espectaculares y la magnitud de las correcciones de la oficina nacional no ha compensado esas “exageraciones”.
Otro problema que las autoridades empiezan a analizar es que las revisiones anuales computan para el crecimiento, pero no se revisan en el PIB del año. Se reduce la base de cálculo. Por ejemplo, según la consultora independente China Beige Book, la formación bruta de capital del tercer trimestre de 2019 se ha revisado a la baja en 2,3 billones de yuanes. Al cercenarse la cifra de 2019, el crecimiento de la misma fecha de 2020 parece espectacular. Esa misma revisión se hizo con la cifra de ventas minoristas. Se revisaron a la baja las de agosto de 2019 en 50.000 millones de yuanes y la cifra de crecimiento de 2020 aparece como espectacular. Sin embargo, una revisión de tal calado en las cifras de cálculo base de 2019 no generaron una revisión a la baja del PIB de ese año.
Estos problemas metodológicos se añaden a la encuesta usada para el cálculo. El gobierno usa una lista de empresas que generan una cantidad mínima de ingresos. Esa lista aumenta y se reduce, generando problemas de homogeneidad que el NBS intenta ajustar.
En Estados Unidos cada dato diario, semanal y mensual está analizado por diferentes entidades independientes y cada dato es imposible de manipular por una autoridad gubernamental. Por eso se revisa el PIB de manera constante. El PIB de China es el único que no se revisa. Se publica, consolida y adelante.
Es una pena, porque la realidad observada por empresas y ciudadanos en China es que la economía se está recuperando de manera lenta y desigual, pero se está recuperando, probablemente con una caída interanual de un 2,5% que sería, en cualquier caso, ejemplar. Caer en el exceso de triunfalismo por parte de algunas provincias compitiendo por dar mejores datos que otras termina por poner en duda una mejora de la economía que podría ser tan aplaudida como la de Corea del Sur o la norteamericana.
Pekin ha llevado a cabo un enorme esfuerzo de transparencia para adecuar los datos a los estándares del FMI, pero la competencia de las provincias a la hora de dar cifras positivas y espectaculares sigue generando inconsistencias entre ventas, inventarios, consumo y beneficios. Debemos valorar positivamente la mejora de calidad estadística, la recuperación de la economía real y a la vez no caer en exceso de optimismo sobre el milagro chino.
China está llamada en los próximos 20 años la primera potencia mundial no sólo económicamente sino muchos otros campos…! Creo.