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Europa

El estímulo innecesario y peligroso del Banco Central Europeo

El Confidencial 26/4/2014

“Investors face a difficult bet on eurozone QE. It may never happen.“  James Mackintosh

No existe política más convencional que bajar tipos y aumentar masa monetaria.  Que lo llamen “no convencional” es como llamar “novedad” al último escándalo de Keith Richards. Desde Nerón o los revolucionarios franceses con los assignats hasta Maduro y Kirchner, siempre ha habido alguien dispuesto a manipular la masa monetaria bajo la premisa de que “no va a pasar nada” y “esta vez es diferente”. En Europa, cuatro años después del último mega-estimulo, quieren repetir.

Al hablar sobre los problemas de Europa partimos de un error de diagnóstico:

  • No es por falta de crédito y estímulos, sino por exceso. Lo explico en“Viaje a la Libertad Económica”. La Eurozona llevó a cabo la mayor expansión crediticia de su historia entre 2000 y 2011, un aumento del 59% de crédito sobre Producto Interior Bruto (PIB) (fuente: EBA). Solo entre 2008 y 2011, Europa dedicó 200.000 millones de euros —un 1,5 % del PIB de la Unión Europea—en políticas de estímulo, y el BCE aumentó su balance en 1,1 billones de euros para casi quebrar a varios países, incluido España, y de paso destruir cuatro millones y medio de puestos de trabajo.
  • No hay deflación. Hay desinflación por el exceso de capacidad creado en esa época. Lo explico en mi artículo “El cuento de la deflación». La inflación en la eurozona ha alcanzado el 0,5% en marzo, fundamentalmente por la caída de los precios de la energía (caída de Brent y precio de carbón y gas). El Banco Central Europeo sabe que el IPC esconde el truco de las medias. Fíjense en el IPC de España, supuestamente en “terrible riesgo de deflación” en marzo de 2014. En equipos fotográficos (-14%), equipos telefónicos (-12%) y joyería (-12%), efectivamente han bajado los precios. Ahora, en pescado (+3,2%), leche (+4,4%), fruta en conserva y frutos secos (+6,5%), legumbres (+3,2%), queso (+2,2%), gas (+2,3%), electricidad (+6%) colegios (+3,5%), seguros (+4,1%) y agua (+3,3%) han subido, y bastante. De hecho, utilizando los datos del IPC de marzo de 2014, los gastos esenciales de una familia (comida, escuela, gas, electricidad, seguros y servicios) han crecido en una media del 3,1%. El propio Wall Street Journal comentaba que la baja inflación no sólo no ha afectado negativamente a la recuperación de la Eurozona, sino que ha ayudado a mejorarla.

Pero es importante resaltar que ninguna de las razones aducidas para llevar a cabo estímulos se cumple. Ni por coste de deuda, ni inflación, ni crecimiento, ni inversión, ni necesidad de exportar.

  • No hace falta más liquidez. La liquidez en el sistema es ya excesiva, llevando a las bolsas a máximos y a las primas de riesgo de todos los bonos, privados y públicos, a mínimos. Las estimaciones de crecimiento de la Eurozona se siguen revisando al alza, con todos los países con índices manufactureros en expansión y un crecimiento estimado del 1,5% en 2014. Para que se hagan una idea, superior al esperado para Japón que aumenta su masa monetaria un 40%. Muchos países de la Eurozona se están financiando a los tipos más bajos de la serie histórica (España al 3,07%). Las inversiones productivas han aumentado un 5,8% con respecto a 2013, a un ritmo de 0,9% mensual, como muestra el grafico cortesía de ABN Amro. Y el porcentaje de empresas que ha anunciado aumentos de inversión se ha elevado al 60% en marzo.
  • Intentar devaluar el euro es inútil. Con un euro apreciándose de 1,22 a 1,38/dólares, las exportaciones de la Eurozona aumentaron más que el comercio mundial, alcanzaron récords históricos y un superávit comercial (la diferencia entre lo exportado e importado) jamás visto. En España exportamos más y mejor, registrando la segunda mayor subida de exportaciones del mundo sin hundir la balanza comercial, como de 2004 a 2009 donde alcanzamos un déficit de 94.000 millones de euros. Las exportaciones de la Eurozona siguen aumentando un 1,2% en febrero ajustado por estacionalidad y no sólo aumentan en cuota global, sino en valor añadido. Devaluar el euro artificialmente es pegarnos un tiro en el pie, porque el 78% de las transacciones en euros globales se hacen entre miembros de la Eurozona y porque en una Europa importadora neta, el precio de lo que compramos subiría brutalmente, como les ha pasado a los japoneses, donde el coste de las importaciones se les ha disparado y su déficit comercial se ha cuadruplicado hasta alcanzar máximos históricos.

El BCE necesita mucha más información para tomar un decisión, es cierto. Mario Draghi comentaba en una reunión reciente que todos estos datos, de los que está bien informado, hacen que la decisión de tomar medidas de estímulo no sea tan urgente y necesaria como nos quieren vender algunos. Ni el BCE está incumpliendo su mandato (“inflación cercana o inferior al 2% en el largo plazo”) ni las variables macroeconómicas que muestran la aceleración de la recuperación justifican medidas adicionales solo cuatro años después de estímulos, LTROs y todo tipo de apoyos.

El balance del Banco Central Europeo se ha disparado un 120% desde 2004 (un 11,7% anual). Que se haya reducido un 30% desde los niveles máximos no significa que deje de ser una locura en un banco central que tiene menos de un 3% de capital. Deberíamos celebrar que Europa va a crecer y salir de la recesión creada por el exceso y la burbuja de 2004-2011 reduciendo el balance del BCE y sin hundir la balanza comercial.

En cualquier caso, el mayor problema que tiene el BCE es que no puede llevar a cabo el estímulo que el Club de la Impresora le exige para justificar una subida de las bolsas y que los estados sigan gastando como oligarcas sin petróleo.

Primero, el mercado de activos que puede comprar el BCE es muy limitado. Se habla de un QE (expansión cuantitativa) de un billón y medio de euros (1,5 trillones americanos), pero el mercado de titulizaciones (Asset Backed Securities) no llega a los 100.000 millones de euros, con emisiones trimestrales inferiores a 23.000 millones de euros. Todas las titulizaciones soportadas por activos no alcanzan los 63.000 millones trimestrales(fuente HSBC “QE in Europe”), un total de 1,5 billones (trillones americanos). El BCE causaría unas enormes distorsiones comprando el 100% de esos activos y todavía no llegaría al supuesto estimulo anunciado.

Por ello, para alcanzar la cifra rumoreada, el BCE tendría que aventurarse a comprar bonos corporativos periféricos, con el riesgo de empaquetar y esconder que tantos éxitos dio con las hipotecas sub-prime, o deuda senior de bancos. ¿Ven hacia dónde vamos? A empujar al BCE a hacer otro enorme rescate bancario con el dinero de todos ustedes. Porque el dinero del BCE viene de sus impuestos, señores, no del aire, y su balance lo soportan ustedes.

Se está utilizando la inexistente deflación para dar otro cheque en blanco al sector financiero con la excusa de que así “volverá el crédito”. Pero el crédito ya está recuperándose, como vimos aquí, pero jamás va a volver a ser el exceso de 2004-2011.

El que realmente se crea que en Europa se va a arreglar el problema del paro con una inyección de estímulos monetarios de ese calibre debe responder a tres preguntas. Si es así ¿Por qué se destruyeron 4,5 millones de puestos de trabajo tras el último plan de estímulos? Tras aumentar un 120% el balance del BCE, ¿por qué no ha bajado el paro, sino que ha subido?  Y, si creen que aumentando la inflación se va a reducir el paro, ¿por qué no ocurría cuando teníamos una inflación del 4%?.

La inflación no soluciona la deuda. Reino Unido ha tenido una inflación del 3,3% anual entre 2007 y 2013 y la deuda ha aumentado un 15,2% anual en medio de recortes… Porque lo que gastamos también sube. Y mucho.

La solución a Europa, a su paro y a sus problemas estructurales no es otro cheque en blanco al endeudado e ineficiente, sino bajar impuestos, cercenar el gasto burocrático que entorpece el crecimiento y dar condiciones para que las empresas inviertan. Seguridad jurídica y aumentar la renta disponible. Sin ello, todos los estímulos monetarios que hagan para lo único que sirven es para esconder los problemas estructurales. Lo que yo llamo cubrir de chocolate el pimiento jalapeño. Cuando lo muerdes, pica igual.

Europa empieza a recuperarse de una manera sostenible y no tirando de delirantes políticas de demanda interna que nos han llevado a un 30-40% de sobrecapacidad en infraestructuras, energía y obra civil. Pero sigue siendo un continente intervencionista y burocrático, con un gasto público y unos niveles de deuda que entorpecen de la actividad económica. Pensar que un estímulo monetario va a cambiar esos problemas estructurales es engañarnos

Mitos de la Tasa Tobin, el cuento intervencionista

05/04/2012 El Confidencial

“A Tobin Tax would trigger the destruction of entire sections of the French financial industry and severely damage the economy”. Christian Noyer, gobernador del Banco de Francia.

“The European Tobin Tax is the biggest present made to the City of London” .

Esta semana, el Eurogrupo ha aprobado el impuesto a las transacciones financieras que se va a implementar a partir de 2015 en 11 de los 18 países de la zona euro. Y como explicaba Eduardo Segovia en su artículo “La ‘tasa Tobin’ amenaza con dejar a España sin mercados frente al poderío de la City”es un enorme error.

Pobre James Tobin, premio Nobel de Economía. Le han puesto su nombre a un impuesto que él jamás habría aprobado. En 2002, poco antes de morir, el economista denunció que los “activistas antiglobalización han secuestrado mi nombre” al pe­dir un impuesto a todas las transacciones, de mayor calado e in­tervencionismo que cualquier propuesta que él hiciera. Porque su tasa estaba orientada solamente a un punto específico: las transacciones en moneda para reducir volatilidad, y no a todo tipo de movimientos financieros. Por eso, por respeto al Nobel, yo le llamo la Tasa Tontín.

Es un impuesto inútil y poco recaudatorio, con más efectos negativos que positivos. Suecia ha decidido no implementarla y no es casualidad. Porque es el país que la sufrió de manera más negativa para todos sus ciudadanos. Pero sobre todo es un impuesto injusto que paga el ciudadano.

Los mayores mitos sobre la tasa a las transacciones financieras son:

  • “Penaliza a los grandes especuladores”. Falso. Penaliza a los inversores minoritarios. Al día siguiente de la implementación, las comisiones por operación que un fondo que gestione más de 50 millones de dólares pagará a sus brokers serán de 15 a 20 puntos básicos (5 a 10 si es un discount bróker, cada vez más numerosos). Por cada contrato de futuro del Ibex 35, por ejemplo, entre dos y tres euros. Sin embargo, el inversor minoritario, según Arturo Villa y confirmado por entidades financieras españolas, pagará por cada contrato de futuro de Ibex 35 quince euros, unos tres euros de comisión para el banco que facilita la operación, y 12 euros a Hacienda. ¿Por qué? Porque los grandes inversores o dejan de operar en el país que implementa la tasa o el impacto de la misma lo debe asumir el banco que le presta el servicio. Y ustedes dirán: “Que se implante en todo el mundo” o “que los bancos les pasen la tasa a sus clientes”. Pero no, porque la competencia es alta y siempre pueden acceder a otros que no cobren el impuesto. Mi fondo de inversión recibe servicio de 150 bancos e intermediarios. Ni uno solo va a trasladar el coste del impuesto a sus clientes, ante el riesgo de que se desplomen las transacciones en las bolsas (un impacto estimado del 20% en volúmenes, según Deutsche Börse).
  • “Va contra los especuladores que atacan a nuestra deuda”. Falso. Esos especuladores, a los que hoy llamamos inversores que atisban la recuperación, no se ven afectados porque los estados europeos –pillines- han hecho caso a los informes de todos los expertos y, sabiendo que tendría un impacto de 13.500 millones de euros mínimo en mayores primas de riesgo y coste de deuda, han decidido eliminar la tasa de las transacciones en deuda soberana. Que no les fastidien su ansia endeudadora.
  • La tasa sobre las transacciones financieras evita la especulación a corto plazo”. Falso. Los que llevan a cabo operaciones a corto plazo son menos del 30% del volumen total. Ni pagan la tasa, como explicaba antes, ni tienen un riesgo adicional porque se ajusta tanto en el coste de préstamo como en volumen. El inversor a corto plazo siempre ajusta sus operaciones a la liquidez diaria. Si ésta se desploma, solo cambia el volumen, no la  actividad. Es decir, si la tarta (liquidez diaria del índice del país) se reduce por el efecto de la tasa, solo cambia el volumen de su pedazo, y el efecto es el mismo. De hecho, he leído informes de la bolsa italiana o francesa que alertan sobre volatilidades muy superiores.
  • “Los malvados fondos extranjeros pagan sus acciones”. Falso. El peor efecto de la Tasa es el del impacto sobre la industria financiera local. Centenares de pequeños operadores y bancos, y hasta 125.000 profesionales (según FT) en Europa, perderán su negocio y puesto de trabajo por la imposibilidad de asumir el coste del impuesto en sus comisiones. La propia Comisión Europea afirmaba que “el impacto directo en el empleo se va a dar en el sector bancario por deslocalización y perdida de actividad” (18/2/2013). En la City de Londres, Wall Street, Hong Kong, Tokio o Singapur, sin embargo, están celebrando con champagne el tiro en el pie que se han dado los estados europeos, anticipando la cantidad de negocio que va a revertir a sus plazas escapando de Europa. Esto, celebrar la decisión de la UE, lo vi el jueves en Berkeley Square, no es una metáfora.
  • “Se recaudarán miles de millones”. Falso. Lo explico en “Viaje a la Libertad Economica”. En Suecia se recaudó 15 veces menos de lo previsto. Querían ingresar 1.500 millones de coronas, no llegó a 100 millones y, encima, cayó la recaudación por plusvalías. Sin embargo, los defensores de la tasa suelen argumentar que el caso sueco “es diferente”, que, como hemos visto tantas veces, es la mejor excusa para hacer lo mismo que no ha funcionado en otro lugar, con resultados igualmente desastro­sos. Según las estimaciones de la propia Comisión Europea, la recaudación sería mínima. Cuando dicen 35.000 millones es una cifra máxima estimada. Sin embargo, los países europeos perderían decenas de miles de millones más en sus sectores financieros por perdida de negocio y de empleos. En el caso español, que pretende recaudar 5.000 millones, y serán menos, ya lo verán, hasta 6.250 millones de euros anuales según estimaciones usando datos de Bolsas y Mercados (pérdida de volumenes del 20%) y de los grandes bancos. Incluso en el caso francés e italiano, los gobiernos admiten un efecto “prácticamente neutral” de sus impuestos a las transacciones financieras.
  • “La bolsa subirá al desaparecer los especuladores a corto plazo”. Ni baja ni sube. Como comento en “Viaje a la Libertad Económica”, el efecto negativo es sobre los volúmenes y la liquidez diaria, no predice subidas ni caídas. Podemos comprobar el impacto en Italia, donde se ha aplicado una tasa similar. En marzo de 2013, el Gobierno italiano aplicó un impuesto “limitado” a acciones, derivados y trading de alta velocidad. Como no podía ser de otra manera, a pesar de la implemen­tación gradual, el impacto fue muy severo. La caída de transacciones en la bolsa italiana fue del 9,1 % (datos de Borsa Italiana). En el mercado de acciones específicamente, la liquidez y las operaciones se desplomaron un 18%, poniendo en peligro las salidas a bolsa y opciones de captar capital de más de veinte empresas que planeaban acudir a los mercados. En Brasil fue inmediato. Imponer la tasa sobre las transacciones financieras y hundir contratación, salidas a bolsa y financiación de empresas.
  • “La economía financiera que nos metió en la crisis paga nuestra deuda”. Una recaudación “estimada” de 5.000 millones de euros, que se queda en nada después, como ocurrió en Suecia e Italia, en un país que se endeuda en 65.000 millones anuales ni reduce el déficit ni reduce la deuda. Si el impacto es negativo, como estimo, por pérdida de recaudación de impuestos de nuestro sector financiero y empleo, peor.

Dice la Unión Europea que “para evitar que se deslocalicen a la City de Londres, los instrumentos financieros emitidos por los estados miembros serán gravados cuando sean objeto de negociación”. Es sinceramente increíble.Conocen a la perfección el impacto negativo de los ejemplos precedentes y se lanzan al “esta vez es distinto”. ¿Buscan que se hundan la cotizaciones como ocurrió en Brasil? Eso les da igual. Tampoco les importa que las empresas endeudadas, que han estado utilizando el mercado bursátil para recapitalizarse, se vean en dificultades. Pero sobre todo, saben que es inútil. Gravar en el momento de la negociación no reduce en nada los riesgos mencionados.

La Tasa Tontín no es un impuesto al sector financiero. Es, como el IVA, como los impuestos verdes que les cuelan en todo lo que compran, otro impuesto indirecto que paga el ahorrador, el pensionista, el pequeño inversor. A nadie en la City o en Wall Street le va a afectar. Porque los fondos que van a llegar escapando de las plazas europeas pueden a ser muy significativos.

¿Por qué lo sé? Porque siempre ha ocurrido. En todas las ocasiones en que se ha aplicado, el efecto positivo directo ha ido a las tres plazas financieras globales: Nueva York, Tokio y Londres. Es un cheque regalo a Wall Street de unos estados hiperendeudados que pretenden seguir rascando de cualquier bolsillo para mantener sus privilegios. Mientras les dicen que “atacan a la especulación”… con su dinero.

Estímulos no, por favor

6/7/2013 El Confidencial

«Stimulus is a case of political patronage, corporate welfare and cronyism at their worst» – Paul Ryan

Existe un consenso –miedo me da la palabra- en el mercado de que la situación en Europa, tras los datos de Alemania y Portugal, llevará al Gobierno alemán y al Banco Central Europeo (BCE) a claudicar y aceptar nuevos estímulos. ¿Por qué?

Los pedidos industriales en Alemania han caído un 1,3% en el mes de mayo. A muchos les lleva a pensar que si a los alemanes no les va bien, nos van a abrir la chequera a nosotros. Yo lo dudo. Como decía el consejero delegado (CEO) de una de las mayores empresas alemanas en Kent hace unos días «la mejor manera de crecer es competir por méritos propios, no por intervención».

Las primas de riesgo suben y el bono portugués a diez años se dispara al 7%. ¡Viva! ¡Así relajamos nuestros ajustes!

Este es el resultado atroz de la política económica LOGSE de la Unión Europea, donde ver suspender a uno nos hace suponer que nos van a aprobar a todos. Y sinceramente, creo que se equivocan. Los que apuestan a forzar la máquina, incumplir e intentar aprovecharse de una relajación generalizada verán que no sirve.Los ajustes son ineludibles cuando hemos agotado y extenuado el sistema crediticio. Esenciales para volver a crecer y desbloquear la economía.

Es curioso, el pobre, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, y objeto de todo tipo de ataques durante meses, se ha convertido esta semana en un santo a ojos de los que exigen más gasto, cuando dice –como ha dicho siempre, por otro lado- que mantendrá una política acomodaticia… Y que va a bajar tipos. Dado el ‘éxito incuestionable’ de las bajadas anteriores, seguimos cazando unicornios si pensamos que del 0,5% al 0% va a tener algún impacto.

Si hay algo que me parece alucinante de esta época de descontrol crediticio es que se haya convencido a la población de que las políticas de gasto y estimulo son ‘sociales’.

Total, Europa ‘solamente’ dedicó doscientos mil millones de euros –un 1,5% del PIB de la Unión Europea- en políticas de estímulo entre 2008 y 2011, y el BCE aumentó su balance en 1,5 billones de euros, para casi quebrar a varios países, incluido el nuestro, y de paso destruir cuatro millones y medio de puestos de trabajo. Eso después de la mayor expansión crediticia de su historia, entre 2000 y 2011. Ahora piden otro LTRO –inyecciones de liquidez-, pero los dos anteriores ni solucionaron el problema bancario, ni de crédito, ni redujeron el empleo. Más madera.

Muchos de estos errores vienen de glorificar el New Deal de Roosevelt como una solución, a pesar de que estudios de la UCLA y de Rothbard prueban que la política de intervención prolongó la depresión otros siete años (lean aquí). Y también es un error asumir que esta crisis es similar a la Gran Depresión, cuando nuestra época es el resultado de ese mismo gasto y exceso crediticio que hoy nos proponen como solución. No es agua al fuego, es más leña al incendio.

Los estímulos no mejoran la economía, perpetúan los modelos ineficientes, dan más recursos a los que los han malgastado –gobiernos y sectores endeudados- y dejan tras de sí el agujero de endeudamiento que paga usted, sin evitar ajustes posteriores mucho más duros. Efecto placebo. Vean Reino Unido, que acaba de tener que anunciar el despido de 140.000 empleados públicos más a pesar de imprimir, estimular y crear inflación artificial en la economía.

 

O Estados Unidos, el ejemplo que se supone que todos quieren seguir, pero solo para gastar y endeudarse, por supuesto. Sigue con un desempleo estancado en el 7,6% y la menor participación laboral desde 1979, lo comento en detalle en mi post La verdad sobre el mercado laboral americano. Por supuesto, en lo que no queremos copiar a Estados Unidos es en bajos impuestos a empresas y tipo máximo del 39,6%, en un gasto publico ex-Defensa del 35% del PIB, en dinamismo y liberalización de los sectores económicos y financieros. Solo en su techo de gasto. ¿Y qué les voy a contar del Reino Unido? Lo mismo. Para liberalizar y dinamizar, nada. Para endeudarse, un modelo.

Hay que copiar a los mejores en lo bueno, y superarlos, no imitar a los peores y solidarizarnos con ellos en la LOGSE económica.

Lo bueno del mantra del gasto público es que siempre se justifica con tres frases:

– «Hubiera sido peor»

– «No se ha hecho suficiente»

– «Hay que hacer mucho más»

Repetir. Por supuesto, las consecuencias las paga usted, es lo gracioso de un sistema intervenido. El que gasta mal sale beneficiado sea por falta de responsabilidad final, el Gobierno, o porque se le subvenciona si falla. Todo muy social.

Les han convencido de que el empleo se crea por intervención… olvidando que el empleo viene cuando hay condiciones económicas atractivas para invertir y renta disponible para consumir. El consumo crea empleo, no el Estado. Pero a base de subidas de impuestos y destrucción del entorno inversor, se agranda el problema.Luego se le echa la culpa al mercado y nos quedamos tan tranquilos.

Así dejamos economías exhaustas, ineficientes y sobre-endeudadas como mi queridísimo Portugal, y cuando se lleva a cabo un proceso de moderación del gasto, se nos hace creer que es un desastre. La factura, la pagarán nuestros hijos que nacen, como cada español, debiendo 20.000 euros cada uno. Muy social.

Eso, por supuesto, es por la agobiante ‘austeridad’, que ha llevado a todos los países de la Eurozona a disparar su gasto público al 49%. Austeridad.

Y no nos damos cuenta que esos estímulos han generado más problemas que ventajas. Nos han dejado la factura, en una Europa que se va a deuda sobre PIB del 100%, la ineficiencia, el coste y encima no crean empleo.

 

Y una vez más Portugal, aunque podría haber sido cualquier otro país, nos ha recordado lo frágiles que son las economías extremadamente endeudadas. Una moderada crisis institucional pone en jaque a todos los vasos comunicantes en Europa y su periferia. No en vano, impacta hasta a nuestra banca, que acumula 58.000 millones de euros de deuda portuguesa. El bono a diez años se dispara al 7% y el castillo de naipes europeo tambalea.

Sinceramente no sé si el Banco Central Europeo lanzará una tercera inyección de liquidez (LTRO). Creo que la gestión de Mario Draghi hasta ahora ha sido impecable, dentro del sistema económico que vivimos, y seguirá siendo prudente. Lo que si sé es que todos estos planes, todos esos estímulos que reclaman, no van a tener ningún efecto –como no lo tuvieron antes- mientras se siga aniquilando la clase media y a las empresas cercenando renta disponible y capacidad inversora a base de burocracia, intervencionismo e impuestos.

La solución que tantos reclaman mirando a EEUU o Reino Unido, incluso Japón, no está en sus políticas monetarias o en hacer olimpiadas. Está en ser como esas economías en innovación, empresas punteras que compiten y crean valor, atracción de capital, seguridad jurídica, y bajos impuestos.

Los estímulos no son un derecho, son un accesorio, un lujo que se pueden permitir las economías líderes porque, si fallan, y lo hacen, tiene mecanismos de atracción de capital y financieros para sobreponerse. Balanza financiera y libertad económica. Las economías ineficientes empeoran y se hunden más a base de estímulos de demanda interna argentinos tipo Kicillof… o España… o Portugal… Porque no cuentan con sistemas bien engrasados de atracción de capital inversor.

Me decía hace poco mi apreciado Jorge Verstrynge en Telecinco que «Estados Unidos detrae capital por la seguridad que ofrece el dólar». Nadie detrae capital si el sitio donde se encuentra ese dinero es más atractivo. Curioso que en vez de aprender y crear la seguridad y entorno inversor que genera esa ventaja, hagamos lo contrario –crear intervencionismo e inseguridad-, pero exigiendo la misma situación financiera. ¡Nos lo merecemos! Nuestro derecho a exigir deuda barata sin ofrecer confianza.

Incluso con sistemas dinámicos, abiertos y liberalizados, dichos estímulos fallan. Porque parten de un error monumental. Pensar que el Gobierno sabe invertir los recursos financieros mejor y de manera más eficiente que las empresas y familias. Si así fuera, uno de los sistemas económicos más planificados, burocráticos y estatizados de la OCDE, la Unión Europea, sería hoy un vergel de crecimiento. Pero no lo es. Repetir el 2008 no va a cambiar un modelo hipertrofiado e ineficiente. No hace falta más deuda y dar más dinero a gobiernos para repartirlo a su albedrío. Con que no se lo quiten a los ciudadanos y empresas es suficiente. Así se permite que se recupere el ahorro, y con ello el consumo.

No, señores, la prosperidad no viene del gasto y la deuda. Viene del ahorro y la inversión prudente de los excedentes. Intentar mantener un PIB artificialmente creado y el gasto que ha desencadenado es suicida.

En España estamos empezando claramente a tocar fondo. Lo muestran muchos indicadores que sigo. Debemos evitar permanecer allí por mantener unos niveles de gasto insostenibles. Europa se encamina hacia un gasto público y deuda simplemente inasumible. Si en Estados Unidos, Reino Unido o Japón han sido incapaces de reducir su endeudamiento imprimiendo moneda y aun así no han evitado recortes enormes, ¿de verdad se creen que esas medidas mejorarían la situación de Europa?evit

Con todos los estímulos que quieran, si hay represión financiera –bajar tipos y devaluar- añadido a altos impuestos, nos vamos a otra década perdida. Evitémoslo. Los unicornios no existen.

El Cuento de la Deflación

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Actualizado 11/4/2014 (El Confidencial)

Government outlays undermine real savings. The larger the outlays are, the more real savings are diverted from wealth generators – Frank Shostak

En mi nuevo libro Viaje a la Libertad Económica (Deusto) dedico un capítulo a los errores de una política económica que muchos países de la Unión Europea llevan a cabo, creada a imagen y semejanza de Francia. El estancamiento, la altísima fiscalidad y la falta de reformas. En la Unión Europea seguimos sin aprender y, con tal de mantener a toda costa estados hipertrofiados y sistemas económicos intervenidos, nos ocurre lo de siempre. Se gasta en planes inútiles a costa de los generadores de riqueza. Y cada vez se genera menos riqueza.

Cuando se vislumbra un cierto entorno de recuperación vemos que los países, en vez de profundizar en las reformas, se relajan, y vuelven a caer en la recesión.

Riesgo para España

El riesgo para la recuperación de España podría venir de un impacto en las exportaciones. España exporta a las mayores economías de Europa el 50% de sus bienes. Pero la razón por la cual veo menos riesgo para nuestro sector exportador es que cada vez dependemos menos de nuestros socios comunitarios.  En el primer semestre de 2013, con un crecimiento del 8% de las exportaciones en España, las ventas en Francia bajaron un 1,7% enAlemania un 0,6% y en Italia un 0,4%. Dependemos menos de la máquina europea y generamos mayor valor añadido y diversificación.

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La inversión extranjera en España entre enero y junio de 2013, además, muestra un componente diferenciador muy importante sobre épocas pasadas. La inversión extranjera de residentes (es decir, españoles que traen dinero de fuera) es solo el 4,9% del total, por lo que el 95,1% proviene de inversores extranjeros.

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Pero en las entrevistas que he tenido esta semana se repetía una y otra vez que la mayor preocupación ante el estancamiento de la UE es el “riesgo de deflación”.

El cuento de la deflación es el del engaño en las medias: Fíjense en el IPC de marzo de 2014. Si usted come equipos fotográficos (-14%), equipos telefónicos (-12%) y joyería (-12%), efectivamente han bajado los precios. Ahora, como usted consuma pescado (+3,2%), leche (+4,4%), fruta en conserva y frutos secos (+6,5%), legumbres (+3,2%), queso (+2,2%), pague gas (+2,3%), electricidad (+6%) colegios (+3,5%), seguros (+4,1%) y agua (+3,3%) lo lleva usted crudo. Y si usted fuma (+3,4%), bebe (+2,4%) o se le ocurre montarse en un avión (+4,4%) mejor ni hablar.

De hecho, utilizando los datos del IPC de marzo de 2014, los gastos esenciales de una familia (comida, escuela, gas, electricidad, seguros y servicios) han crecido en una media del 3,1%

Cinco productos marcan la tendencia supuestamente deflacionista con un descenso muy superior a la media: los equipos fotográficos y cinematográficos (-14%); los equipos telefónicos (-12,2%); los equipos informáticos (-9,3%); joyería, bisutería y relojería (-7,4%). Excluyendo esos bienes, el IPC habría subido entre un 1,6 y un 2%.

Si se creen que en Reino Unido hay una inflación de 1,6% en 2014 (cifra oficial) no me extraña que se crean el cuento de que en España hay deflación

Hay que aclarar que en la mayoría de los países de Europa y en España no hay deflación, hay desinflación por sobrecapacidad. Cuando se han invertido (gastado) centenares de miles de millones de euros en “planes industriales” y capacidad productiva, sobre todo en automóvil, textil, comercio minorista e infraestructuras, lo que estamos viviendo es una reducción de precios sana por competencia entre sectores sobredimensionados hasta en un 40%. Por otro lado, la inflación existe en otros elementos, muy relevantes para la industria y el consumo, desde los costes energéticos en sistemas caros e ineficientes hasta la cesta de la compra básica.

El cuento del riesgo de deflación es la excusa de los estados hiperendeudados para justificar mayor represión financiera. Es decir, continuar bajando tipos, intentar crear inflación falsa aunque los ciudadanos tengan menos capacidad de compra, y… la ultima panacea que nos quieren hacer tragar como una píldora envenenada, planes de estímulos monetarios.

A nadie se le ocurre pensar que los precios bajan porque la renta disponible de los ciudadanos se ha destruido a través de una fiscalidad confiscatoria

Total, a nadie se le ocurre pensar que los precios bajan porque la renta disponible de los ciudadanos se ha destruido a través de una fiscalidad confiscatoria que ya alcanza casi el 40% del PIB de la Eurozona, un 36% en impuestos de actividades laborales. A nadie se le ocurre que el problema es que no se incentiva el consumo y la actividad económica subiendo impuestos y reduciendo la renta disponible de las personas. Es de cajón. Para que se reactive la economía se debe devolver el dinero al bolsillo de los ciudadanos que han aceptado y pagado estoicamente las políticas intervencionistas y planes de ayuda y estímulos que han llevado a la UE a gastar hasta un 3% de su PIB para destruir 4.500.000 de puestos de trabajo y hundir la actividad económica.

Cuando leo cosas como «la inflación ayuda a reducir la deuda» recuerdo el Reino Unido. Entre 2008 y 2013: Inflación +3,3% anual … deuda +15.2% anual.  Pues no, no es cierto que «la inflación reduzca la deuda».

UK inflation Debt

La economía sigue sin recuperar el crecimiento en Europa, la correa de trasmisión de la política monetaria sigue rota, la deuda, tanto en términos relativos como absolutos, sigue aumentando, el empleo no se recupera y ahora nos dicen que entramos en deflación.

Primero, el crédito al sector privado sigue sin mejorar porque la economía europea sigue extremadamente bancarizada y todo el crédito disponible lo fagocita la deuda de las administraciones públicas, como alerta el Banco Central Europeo, llevando a que la simbiosis banca-deuda del estado se profundice, haciendo al sistema financiero más dependiente y, por lo tanto, más frágil ante cualquier riesgo soberano.

Los salarios siguen sin subir, y pensar que forzar a Alemania a estimular su demanda interna va a tener un efecto expansivo sobre la periferia es incorrecto empíricamente, como comentábamos en esta columna hace meses, donde mostrábamos el efecto multiplicador de atraer capital extranjero e inversión financiera directa es tres veces superior al de los estímulos de demanda interna estatales.

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Hasta ahora, el principal riesgo que contemplaban los mercados era la ruptura del euro, combinado con impagos soberanos. Ahora nos preocupamos de la deflación, la japonización de Europa de la que ya alertaba en 2012 en este articulo, pero que no deja de ser consecuencia de una nefasta política intervencionista y detractora de capital, que lleva a la desindustrialización, alDepardieu silencioso.

Combatir la posible deflación desde políticas de intervención mientras se sigue cercenando la capacidad de consumo de los ciudadanos con subidas de impuestos y se sigue echando al capital inversor, sólo nos lleva a agrandar un agujero que, por otro lado, creamos en la época de la fiesta crediticia y los planes de crecimiento, y empeoramos en 2008.

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Además, las voces que piden estímulos monetarios (Quantitative Easing) similares a los norteamericanos olvidan que la velocidad del dinero, que mide la actividad económica, se desploma, creando un trasvase de dinero a activos financieros, bolsa y bonos, pero el hundimiento de la inversión productiva. Según Citigroup, la velocidad del dinero en Estados Unidos y Reino Unido ha caído a niveles de mediados de los años 60 mientras que el PIB nominal está a niveles de 2001. Pero  la bolsa está a máximos históricos y los bonos de alto riesgo, a tipos de interés mínimos. Es decir, creamos ‘ilusión de riqueza’ en activos de riesgo financieros mientras sostenemos el PIB artificialmente, pero destruimos la creación de riqueza y empleo.

Por ello hay que parar el círculo vicioso de gasto, endeudamiento, empobrecimiento, represión financiera, menos riqueza, menos inversión, mayor desempleo y más gasto y pasar a convertirlo en un círculo virtuoso de ahorro, moderación presupuestaria, mejora de la renta disponible, consumo, inversión y empleo. A ver si aprendemos. La prosperidad no viene de la cría del unicornio, sino del consumo y la inversión productiva.

Lectura adicional: http://blogs.elconfidencial.com/economia/monetae-mutatione/2014-04-23/lo-que-no-les-cuentan-de-la-deflacion_119667/