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Europa

Por qué los fondos europeos desaparecen en un mar de burocracia

«Bye bye, so long, farewell». Rick Nielsen.

Los fondos europeos se han convertido en una escena de Bienvenido Mr Marshall (Luis G. Berlanga, 1953). El Gobierno mantiene a asociaciones de empresarios y comunidades autónomas callados anunciando «que viene, que viene» y, mientras tanto, se va perdiendo el dinero en un mar burocrático.

Por qué los fondos europeos desaparecen en un mar de burocracia

La última estimación de la AIReF cierra en un rebote del 5,3% el PIB para el conjunto de 2021 tras caer 10,8% en 2020. Con un aumento de deuda del 8,7% hasta noviembre, y lejos de recuperar el PIB total de 2019 (y mucho menos el privado) estamos viviendo el despilfarro del mayor estímulo fiscal y monetario de la historia para un resultado más que decepcionante.

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¿Vuelven los beneficios a Europa?

El inversor en empresas europeas parece respirar aliviado. Tras muchos trimestres en los que lo único que hemos visto han sido revisiones a la baja de estimaciones de beneficios, esta temporada de resultados parece ser positiva. De momento ha publicado el 15% de la capitalización bursátil europea, unas 115 compañías, y se presenta la mejor temporada de resultados en ocho años. Los beneficios empresariales apuntan a uncrecimiento del 20% en el primer trimestre, comparado con el año anterior. La tendencia de los últimos ocho años parece revertirse.

El inversor europeo lleva agarrándose al argumento del “valor” como a un clavo ardiendo desde hace años. Todos lo habrán oído varias veces. “Europa está muy barata”… y otra decepción.

Pero ese argumento, repetido hasta la saciedad, escondía la diferencia fundamental entre una bolsa europea plagada de conglomerados de bajo crecimiento y pobre rentabilidad, muy endeudados y sin política de remuneración al accionista potente, comparado con lo contrario en EEUU. Mientras en Estados Unidos las empresas se lanzaban a aumentar dividendos y recompras de acciones ante el exceso de liquidez, Europa seguía con dividendos pagados con acciones o más deuda.

 

Lo interesante es que el consenso, por primera vez en años, está revisando al alza las estimaciones

 

Pero eso está cambiando. El endeudamiento medio de la bolsa europea no ha bajado mucho, pero eso es por el desproporcionado peso de bancos y energéticas.

Lo interesante es que el consenso, por primera vez en años, está revisando al alza las estimaciones, aunque sea un raquítico 1%, pero es que en los últimos catorce años la media de revisión a la baja de estimaciones en los primeros tres meses del ejercicio era de 5%.

Sin embargo, las bolsas han reaccionado de manera cautelosa. La reacción positiva ante los buenos resultados ha sido de una media por encima del mercado del 1%, mientras que los malos resultados se han penalizado con un 5% de diferencia con los índices. Esto demuestra la cautela de los inversores, que ven a las empresas muy tímidas en sus expectativas a medio plazo. Efectivamente, el “guidance” o estimaciones propias de las empresas sobre beneficios anuales no ha mejorado de manera relevante.

No debemos olvidar que una parte muy importante de la sorpresa positiva de la temporada de beneficios viene del llamado efecto base. ¿Qué significa eso? Que algunos beneficios aumentan porque se comparan con periodos anormalmente débiles. En el sector energético, la recuperación desde mínimos históricos de las materias primas, y en el financiero las menores provisiones y el ligero aumento de la inflación y tipos explican el 90% de la sorpresa positiva.

La cautela de los inversores está justificada porque, a pesar de la mejora de estimaciones, los márgenes no están aumentando significativamente y la generación de caja, tampoco.

Por lo tanto, no es evidente que estemos ante el final de la recesión de beneficios, sino ante un rebote. Pero, sea como sea, ese rebote sí justifica que se ponga un suelo a las valoraciones y que las expectativas de empeoramiento se disipen. La losa que pesaba sobre la bolsa europea era la combinación de pobre rentabilidad, bajo crecimiento y desastrosa política de remuneración al accionista, pero al menos ya parece descartado un escenario de constantes bajadas de expectativas.

 

La cautela de los inversores está justificada porque los márgenes no están aumentando significativamente

 

Merece la pena resaltar esa mejora de resultados, pero conviene recordar que los grandes retos de las grandes empresas europeas se mantienen. La sobrecapacidad no se ha reducido -ha aumentado en el sector industrial en particular-, y el problema de bajos márgenes y alto endeudamiento sigue pesando sobre las multinacionales. Muchas de ellas siguen digiriendo la comilona de 2004 a 2007. A ello se añade el culebrón eterno de los riesgos políticos y el aumento de la presión fiscal.

No podemos decir que se haya terminado la recesión de beneficios, pero sí merece la pena resaltar que parece que los beneficios de las bolsas europeas empiezan a respirar.

Grecia y las consecuencias del populismo

Grecia y las consecuencias del populismo

Grecia y las consecuencias del populismo“Oxi”, gritaban las masas en Atenas ante las soflamas de Varoufakis y Tsipras prometiendo la arcadia feliz del gasto, el fin de la austeridad y el asalto a las arcas de Alemania. Veinte días después, los ciudadanos sufrían el corralito causado por la incompetencia de las políticas del gobierno, que convirtió un problema de renegociación de términos de deuda en un “crash” financiero. Seguir leyendo Grecia y las consecuencias del populismo

Alemania, El Ejemplo A Seguir

Alemania, El Ejemplo A Seguir

“The harder I work, the luckier I get”

En un entorno donde las malas noticias sobre China, Japón o Brasil abundan, es bueno resaltar que el crecimiento de la Eurozona se ha revisado al alza.En los primeros seis meses del año, el PIB ha aumentado un 1,5%, ligeramente por encima de expectativas. Un crecimiento liderado por Alemania, España, e Irlanda, a pesar del estancamiento de Francia (que comentábamos aquí) e Italia.

La fortaleza del modelo alemán se puso de manifiesto con las cifras del sector exterior publicadas ayer.

Las exportaciones crecían un 2,4% ajustado hasta un nivel récord de 103.400 millones de euros. A su vez, las importaciones alcanzaban los 80.600 millones, llevando al superávit comercial al máximo histórico.

La fortaleza del modelo alemán se puso de manifiesto con las cifras del sector exterior

Un superávit con el exterior de casi 22.800 millones no sólo es un récord desde el comienzo de la serie histórica. Las cifras son espectaculares, pero aún más impresionantes si tenemos en cuenta que Alemania tiene como principales socios comerciales en cuanto a exportaciones a tres países que están en desaceleración, Francia, EEUU y China, que suponen el 24% de sus ventas al exterior. ¿Por qué? Alemania es la prueba de que no se exporta más por ser más barato o por devaluar. Que para exportar más hacen falta buenos productos, no malas políticas monetarias.

Con una economía que crece al 1,4% anualizado, un desempleo del 6,4%, una de las pocas economías globales que mantiene una tasa de paro inferior a la considerada como tasa natural, y sin déficit, Alemania es un ejemplo para la Eurozona que nadie quiere seguir. Es más cómodo criticar a los alemanes e implementar el modelo dirigista francés, que provoca estancamiento y déficit, pero la excusa perfecta de culpar al enemigo exterior.

Como la famosa frase “Alemania se saltó el límite de déficit antes”… Durante un par de años y aplicando durísimos ajustes para controlarlo, no durante siete y echándole la culpa a Bush, Merkel o la reunión de U2. O la más divertida de todas: “Ellos se beneficiaron de nuestra burbuja y nos prestaron aunque éramos insolventes”… Como si nos hubieran puesto una pistola en la cabeza para endeudarnos. Mientras, eso sí, exigimos más déficit y más financiación.Como dice el profesor Carlos Rodríguez-Braun, el mejor amigo del hombre no es el perro, es el chivo expiatorio.

Para exportar más hacen falta buenos productos, no malas políticas monetarias

Alemania era considerada en 2001 como “el enfermo de Europa” y varios diarios de nuestro país le auguraban un futuro de estancamiento por haber implementado planes de austeridad agresivos que “hunden la demanda interna”. Pues bien, el país ha mostrado al resto de Europa que el modelo exportador y de contención del gasto es mucho más social y próspero que el absoluto error de implementar políticas de demanda. Los tristemente famosos “planes estatales para incentivar la demanda interna” que sólo dejaron deuda, desempleo y sobrecapacidad.

No sólo el modelo alemán funciona, mientras que el dirigista francés sólo ha generado estancamiento. Es que no tenemos otra opción.

Europa no se puede entregar a otro plan de gasto como el de 2002 a 2010 que ha dejado las secuelas de deuda, burbujas inmobiliarias y financieras pinchadas, gasto público desbocado y crecimiento débil.

Les recuerdo que entre 2002 y 2009 la masa monetaria en la Eurozona se duplicó, un aumento superior al de los Estados Unidos en los últimos años, disparando el gasto público, a una media del 48% del PIB y la deuda a tasas cercanas al 100% del PIB en la mayoría de las grandes economías europeas.

Pero sobre todo, a base de planes industriales, subvenciones y gasto, hemos conseguido pasar de una utilización de la capacidad industrial promedio superior al 81,4% a menos del 79% (en algunos países por debajo del 76%).

…Y como hay sobrecapacidad, a nuestros neokeynesianos del gasto sólo se les ocurre que es un problema de demanda, y que hay que “incentivarla”. Como si vas a conseguir que la gente gaste solo porque tú decidas que hay que poner otro frontón en el pueblo.

En cualquier caso, no tenemos el lujo ni siquiera de intentarlo. Los estímulos monetarios del BCE no funcionan a la hora de crear demanda, porque no es un problema de crédito, sino de endeudamiento excesivo y capacidad ociosa que no era necesaria ya cuando se creó en 2008-2010. Y además, con déficits anuales que son todavía muy altos y una presión fiscal que solo ha aumentado en los últimos diez años, tampoco tenemos capacidad de acudir a políticas expansivas estatales.

Toca, por fin, aplicar políticas de oferta. ¿A quiénes molesta que la UE tenga superávit comercial y se evite cometer los mismos errores de gasto que han llevado a China y Japón a la situación actual? A nadie más que al burócrata que se beneficia del gasto pero no de la responsabilidad de pagarlo. Porque los demás siempre pagamos la entelequia de “incentivar la demanda interna” que nunca ha funcionado cuando existe un entorno de saturación de deuda y sobrecapacidad.

Alemania ha demostrado que el camino para salir de la crisis es el correcto. España e Irlanda han probado que se puede salir de la recesión creciendo, creando empleo y sin acudir a los errores de gasto del pasado. Lo demás son brindis al sol.