Una vez más, la propuesta intervencionista del gobierno de España ha sido rechazada por Europa. La posición del Consejo acordada en la reunión del 17 de octubre está alineada con la propuesta de la Comisión Europea que ya rechazó las pretensiones del gobierno español.
La clave es que se mantiene el mercado marginalista, que ha demostrado ser la única manera de remunerar adecuadamente a las tecnologías y dar la señal de precio que incentiva las inversiones necesarias. No podemos olvidar que todos los mercados son marginalistas y que, al contrario de lo que dice Podemos, no se venden “sardinas a precio de langosta”, sino que el precio de las sardinas (electricidad) refleja la necesidad de que estén disponibles todo el día a todas horas. Es decir, garantizar el suministro constante y el precio más adecuado.
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