Los defensores de la libertad nunca empiezan un conflicto, pero cuando empieza no se rinden y muestran los colmillos de la ira. El que ha estado incesantemente intentando crear una crisis diplomática con Argentina, ha sido Sánchez, y lo ha hecho por su interés personal de dividir y enfrentar.
La izquierda ha impuesto como norma no escrita que ellos pueden insultar, calumniar y cancelar a placer e impunemente y el resto debe callarse, y a eso lo llaman respeto y democracia. No es sorpresa, por lo tanto, que no se cree una crisis diplomática o un escándalo mediático cuando Ortega llama ladrón al rey o Maduro le llama asesino. La izquierda y su inexistente superioridad moral deciden lo que es convivencia y lo que es escándalo según le convenga al gobernante.
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