El desplante de Zapatero a la bandera estadounidense nos costó una década de pérdida de inversión extranjera potencial. El viaje de Pedro Sánchez a China, el tercero en dos años, nos puede costar muchísimo más.

Si Sánchez quiere defender la democracia, el libre comercio y a Ucrania, no se me ocurre peor idea que abrazarse a una dictadura que tiene algunas de las mayores barreras al comercio del mundo y que es el socio estratégico de Putin. Es, de hecho, su mayor suministrador de tecnología militar.
La posición de España y la Unión Europea (UE) con respecto a la administración Trump debería haber sido la de negociar los aranceles. Más de 90 países los están discutiendo y, en los próximos días, se anunciará un dominó de acuerdos comerciales que beneficiarán a todos.
Hace más de un año que se publicó el informe Draghi reclamando eliminar nuestras barreras al comercio y aranceles escondidos. No se ha hecho nada.
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