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Economía global

«La parada en seco». El riesgo en mercados emergentes

24/8/2013 El Confidencial

Did anyone ever notice that the emerging markets of today are the same emerging markets of the 1890s?” – David Callaway

“The Fed’s policy can have unintended consequences”- Richard W. Fisher

¿Se acuerdan en el cenit de la crisis europea cuando nos decían una y otra vez que nuestras empresas estaban muy baratas por su exposición a Latinoamérica? ¿Saben por qué no se oye ahora? Los mercados emergentes están mostrando enormes señales de debilidad. La última,México, que mostró un decrecimiento del PIB del 0,7% en el segundo trimestre comparado con las expectativas de crecimiento de 0,3%. Un país cuyo crecimiento depende enormemente de las exportaciones, mostraba una caída no esperada.

Pero México no es un enorme problema. Seguirá creciendo al 1,8% en 2013. El riesgo de los mercados emergentes no es solo de crecimiento menor de lo esperado en Brasil, México, India, o China. El gran dilema es lo que en laCity se llama el sudden stop. Una parada en seco en el flujo de inversión de capitales.

Una de las consecuencias de los planes de estímulo monetarios de los últimos años ha sido la inflación extrema en los activos de riesgo. Lo hemos comentado muchas veces en esta columna. Estados Unidos exporta inflación a las economías semi-dolarizadas y emergentes. Y algunos de los activos favoritos han sido los bonos de mercados emergentes. Hasta tal punto que, como comentábamos en La gran burbuja, hemos visto a emisores de bonos de bajísima calidad crediticia acceder al mercado a tipos extremadamente bajos.

Sin embargo, ante la posibilidad de que los estímulos innecesarios de laReserva Federal se reduzcan, hemos visto una oleada de retirada de fondos sin precedentes.

– Las reservas de los bancos centrales de países emergentes han perdido ya 81.000 millones de dólares pero las necesidades de financiación han aumentado un 7% y los déficits por cuenta corriente dan señales de alarma.Morgan Stanley y Citigroup lo alertaban en sus respectivos informes ¿Qué pasa si se para la marea? Y El optimismo está en la playa.

– La inflación excesiva y el desplome de las monedas locales han disparado los déficits por cuenta corriente de los países latinoamericanos. La inflación llega hasta el 40% en Venezuela, el 25% en Argentina, y las cifras alcanzan el 8-10% en la mayoría de mercados en desarrollo. Fíjense en India, donde los precios de algunos alimentos básicos se han disparado hasta un 46% en un año.

– El acceso a crédito barato y dólares a todo trapo de la máquina de imprimir de la Reserva Federal ha hecho  que gran parte de los países y empresas de mercados emergentes hayan tomado esa liquidez excesiva, a razón de 10.000 millones de dólares mensuales, según cálculos de varios bancos de inversión, como algo normal. Una inflación de activos de riesgo de renta fija del 150% medida como capital adicional y menor coste de financiación. Y lo hemos comentado muchas veces, los periodos de liquidez excesiva no se utilizan para reducir riesgo y fortalecer las economías, sino que se asumen como un nuevo paradigma de normalidad. Hasta que baja la marea, y se ven los bañistas que van desnudos.

El riesgo no es fácil de cuantificar, pero según nuestro análisis interno puede llegar a un 0,5% del PIB global en 2013. Recuerden el impacto de la pinza de crédito credit crunch en la OCDE en 2008.

Desde luego, las consecuencias sobre el crecimiento y la estabilidad económica de los países emergentes pueden ser muy relevantes. La combinación de altísima inflación, déficits por cuenta corriente y pérdida de reservas de dólares en los bancos centrales nunca ha sido una ecuación ganadora. Y las tres variables se deterioran muy rápidamente.

Indonesia ha perdido el 13% de sus reservas de divisas en tres meses,TurquíaUcrania, India han mostrado cifras parecidas. Argentina un 12% en cuatro. Esto es importante porque para los países es muy necesario contar con dichas reservas ante un escenario incierto y de dificultades financieras.

Muchos de estos países y empresas tienen deuda externa en dólares y cada vez menos divisa norteamericana para cubrir sus compromisos.

La situación de inestabilidad económica de muchos de estos países no había sido un tópico de discusión en la Reserva Federal hasta que el mundo empezó a preocuparse por el brutal colapso de la rupia india de 55 contra el dólar a 65 esta semana. Varios amigos en Washington empezaron a preguntar, de manera diplomática, sobre los riesgos. Y desde luego, no son pequeños, con la inflación disparada y un déficit por cuenta corriente del 4,8% del PIB, India no ha visto sus exportaciones mejorar ni siquiera con el colapso de su moneda.

Un sudden stop tiene efectos globales. Tiene un impacto relevante sobre labanca europea, muy expuesta a Latinoamérica, y en las empresas multinacionales del viejo continente, que empieza a vislumbrar la salida de la recesión. Porque el riesgo de impago se dispara. Y tiene consecuencias directas muy importantes en la banca británica y americana, por su exposición a Asia y África. Pero, sobre todo, genera dificultades para que estos países en desarrollo, con necesidades de refinanciación creciente, acudan a los mercados de capitales tras la bonanza de los años del helicóptero monetario.

Pero ojo, para España y la Unión Europea no son tan malas noticias. Los países emergentes no están exportando mucho más, entre otras cosas por el recorte de demanda interna de la OCDE, y la salida de capitales de países en desarrollo a ‘países de bajo riesgo’ eleva las posibilidades de entrada de dinero y caída de las primas de riesgo en Europa. No es que sea un beneficio enorme, pero la rotación de activos financieros saliendo de alto riesgo a países defensivos siempre ha beneficiado a la Unión Europea y Estados Unidos. Aunque sea un beneficio a corto plazo, ya que el riesgo de que se dispare el euro y el dólar contra las otras monedas, y a la vez se contraiga el crecimiento de los mercados de alto potencial, hace que todo el sistema entero vaya hacia la desaceleración.

¿Cómo se evita un sudden stop? Me dirán, con razón, que es mucho mejor no haber creado este enorme océano de liquidez artificial y de riesgo. Que hubiera sido mejor no hacer creer al mundo que cada año se creaba un billón de dólares de boleto de lotería para inflar activos. Pero ya está hecho. Ahora no es fácil, pero la mejor manera de evitar un susto en algún enorme país en desarrollo es precisamente hacer lo que está haciendo la Reserva Federal.  Meter el pie en el agua pero no mojarse mucho, decir que sí va a parar los estímulos y luego decir que no. Jugar, como decía Al Pacino en The Devil’s advocate (Pactar con el Diablo, de Taylor Hackford, 1997) a ser el “peor casero del mundo”.

Estaremos atentos. Puede ser un susto manejable o una bola de nieve, pero no es irrelevante.

Diez mitos sobre los paraísos fiscales

13/4/2013 ElConfidencial

«A tax loophole is something that benefits the other guy. If it benefits you, it is tax reform.» Russell B. Long

“A war on tax havens is nothing but an attempt to increase taxes to prop up bankrupt welfare states; to continue feeding the leviathan” Charles Gave

Justo cuando nos encontramos en la época de mayor represión financiera desde la década de los 70, cuando el gasto político de los países de la OCDE se dispara a máximos históricos, salta el nuevo “chivo expiatorio”. Los paraísos fiscales.

Para mí, que he trabajado muchos años con inversiones offshore, los principales errores de todo este debate son:

1) ¿Paraísos fiscales o infiernos fiscales? Empezamos por un error de traducción que no es casual, ni irrelevante. Tax Haven significa refugio fiscal, no paraíso (heaven). Es una diferencia semántica muy importante. No es lo mismo un refugio, consecuencia de un ataque confiscatorio, que un paraíso. Es importante, porque ese error de traducción ocurre, no por casualidad tampoco, en los países donde triunfan las políticas más intervencionistas. Los activos de los bancos en refugios fiscales han aumentado aproximadamente en diez trillones (*) de dólares desde el año 2001. Según la Universidad de Harvard, el aumento de esos activos viene casi siempre después de incrementos de la presión fiscal con unos doce meses de diferencia. Es decir, el movimiento de capitales fuera de los infiernos fiscales se da tras las subidas de impuestos. No es el causante de dichas subidas, como quieren vendernos, sino la consecuencia.

2) Dinero negro e ilegal. Otro mito es meter todo lo que sale en la prensa dentro de la bolsa de dinero ilegal. A finales de 2010, según Tax Justice, los cincuenta mayores bancos gestionaban 12,1 trillones dólares en activos offshore. Esos datos son conocidos, con operaciones que son legales, inversiones y cuentas de corporaciones. La enorme mayoría corresponde a empresas que tienen acuerdos comerciales multinacionales y que consiguen dos propósitos. Uno es crecer y desarrollar sus actividades en el mundo sin caer en doble imposición, que genera muchos más beneficios sociales, empleo y riqueza que el control de capitales. Y otro es salvaguardar fondos de países complejos. Les dejo dos ejemplos. Venezuela y Argentina. Nosotros, los españoles y europeos precisamente deberíamos agradecer a los refugios fiscales que no hayan quebrado algunas de nuestras empresas bandera cuando se instauraron los controles de capital y confiscaciones de parte de sus inversiones en esos países.

3) Billones de ingresos fiscales perdidos. El estudio de la Universidad de HarvardDo tax havens divert economic activity? (B Mihir A. Desai, C. Fritz Foley, James R. Hines Jr) concluye que la evidencia empírica es que los refugios fiscales no reducen la actividad económica en los países de alta fiscalidad, sino que la aumentan. Porquereinvierten sus depósitos mayoritariamente en deuda soberana, acciones y proyectos empresariales en países de la OCDE y de alta fiscalidad. Además, prueba que la actividad económica no solo ha aumentado con el crecimiento de los refugios fiscales, sino que los más beneficiados han sido los países occidentales, ya que gran parte del dinero que se protege de regímenes totalitarios globales se reinvierte en EEUU, Europa y Reino Unido. Olvidamos la cantidad de dinero de ciudadanos honestos que buscan sacar su dinero de regímenes dictatoriales o represivos.

4) Están en lugares exóticos. ¿Qué es un paraíso fiscal? Nadie en España, por ejemplo, se rasgaba las vestiduras cuando nuestras empresas conquistaban el mundo comprando activos y deduciendo el fondo de comercio de su base imponible. Ni cuando dábamos incentivos enormes a las empresas extranjeras, o cuando éramos “el país donde es más fácil hacerse rico del mundo”, según un ministro en los 90.Nuestros beneficios fiscales siempre son “reformas” y los de los otros son “evasión”. ¿Quién decide qué es un territorio fiscal bueno o malo? Delaware, Nevada, Wyoming, Luxemburgo, Malta, Chipre, Andorra, Jersey, Irlanda, Lichtenstein, Suiza o incluso Navarra… Todos tienen distintos e importantes beneficios fiscales. ¿Caimán es malo y Luxemburgo bueno? ¿Por qué? 

5) Generan injusta competencia fiscal. Nos hablan de armonización fiscal como la panacea. Excepto que armonización no es el eco de las voces de los Beach Boys cantando Our Prayer, sino que esconde subir los impuestos a todos. Un estado confiscatorio nunca tiene suficiente. Y no ahorra en épocas de bonanza. Es precisamente la competencia fiscal de distintos países la que hace que usted no trabaje para el estado hasta septiembre, como pasaba hace pocas décadas. En 1979, la media del IRPF en la OCDE en el tramo máximo superaba el 67% y el impuesto de Sociedades el 50%, además de impuestos al capital de todo tipo. (pueden leerlo aquí). ¿Era el estado más eficiente antes y la riqueza mayor? No. Hoy, gracias a la apertura y la competencia fiscal, contamos con impuestos muy inferiores. Lo que quieren es volver a 1975, pero con sueldos políticos de 2012.

6) Competir con los refugios bajando impuestos es una carrera hacia cero. No es cierto. Los refugios fiscales tienen un gasto público que ronda el 25% del PIB. Eso, en sí mismo, imposibilita la carrera hacia cero. En cualquier caso, la carrera debe ser hacia el coste del estado que garantice el servicio que recibimos del mismo. Y no es cierto que los impuestos sean bajos con el esfuerzo fiscal más alto de la UE. Como dice Will Rogers, “lo mejor que se puede decir del sistema impositivo es que, gracias a Dios, no tenemos la cantidad de gobierno que pagamos”.

7) Si queremos se puede acabar con los refugios fiscales. No se pueden poner puertas al campo. Igual que en los 70 -qué cosas tiene la historia- Francia era un refugio fiscal para los ingleses, siempre va a haber un país soberano que atraiga capital de manera eficiente. ¿O se creen ustedes que Bruselas va a imponerle su régimen fiscal a China -Hong Kong-, Singapur, Dubái, etcétera? ¿Cómo? ¿Impidiéndoles comerciar? ¿Con nuestra fortaleza? Por favor. Imponer restricciones al capital nos llevó a la peor recesión después de la Segunda Guerra Mundial… y encima no funcionaba. La evasión fiscal y la economía sumergida en España en los 70 eran superiores a las de hoy con respecto al PIB, según me comentan amigos inspectores de la época.

Otra cosa que me encanta es el tema de la transparencia. Según el Banco Mundial, la mayoría de los mayores refugios fiscales tienen mejor gobierno corporativo y transparencia que… Francia.

 8) Financian terrorismo y blanqueo de dinero. Este es mi favorito. El Institute of Governance de la Universidad de Basilea hizo un análisis muy detallado de países con alto riesgo de financiación de actividades terroristas y de blanqueo, y de los veintiocho países que identificó solo uno puede considerarse “refugio fiscal”. El dinero de blanqueo y terrorismo siempre existirá, lo que hay que hacer es atacar la fuente, con política de defensa y penal. Por ejemplo, acciones recientes atacando el dinero de comisiones argelinas en empresas estatales de Italia, o que el hijo de un dictador africano se compre dos bloques de pisos en el centro de París. 

 

9) Los refugios fiscales son un chollo. Invertir offshore es caro, cuesta millones de dólares en comisiones, es complejo y arriesgado. Muy arriesgado. ¿Por qué lo hacen entonces? Porque convertimos nuestros países en infiernos donde el riesgo es peor y cuando alguien ha ganado un poco de dinero teme el efecto confiscatorio de esos que hablan de “propiedad privada para uso público” (Griñan) y otras lindezas como “recuperar a Robespierre”. Pues nada, amigos… ¡Adiós! Pregunta de Trivial: ¿dónde están más seguros los depósitos, en Chipre o en Jersey? En Chipre, donde se garantizan hasta 100.000 euros, mientras en Jersey y refugios fiscales similares solo se aseguran hasta 50.000 (libras).

10) Sin refugios fiscales no habría crisis. Las cifras apabullan. Billones y billones. Por supuesto, todos estimados. Y, además, -esto es muy importante- confundiendo activos con pasivos y capital acumulado con beneficio anual. Porque muchos suman deuda y activos de los multimillonarios. Pues bien… usemos dos cifras. Ocho trillones de dólares, según el Boston Consulting Group y 21 trillones, según Tax Justice -que tiene un pelín de interés en inflar la cifra-. Pero no importa. Asuman que esas cifras son ciertas y que todas fueran de ciudadanos de la OCDE y póngales un impuesto del 20% -por ser generosos- que, por supuesto, sería aplicado una sola vez por ser capital acumulado, no anual. ¿Qué nos encontramos? Que con todo lo recaudado no se cubre el déficit de los últimos tres años de la OCDE. Que si Obama recaudase el 20% de lo que dicen que tienen las empresas americanas en cuentas extranjeras, no llegaba a cubrir el déficit de 2012.

Patriotismo fiscal o patrioterismo confiscador

Reparto. Redistribución. Siempre, por supuesto, partiendo de la base de que su dinero no es suyo y su éxito, inmerecido. Supongo que eso lo juzgan desde el conocimiento y experiencia como emprendedores. Yo no lo acepto. Pago más de la mitad de mis ingresos en impuestos en dos países y no quiero redistribución, quiero oportunidades de ganar y crecer.

Prefiero que la gente pueda invertir con garantías, no con inseguridad, clientelismo y confiscación de beneficios.

No me vale el supuesto anti-patriotismo del que “se forra en nuestro país” -mucho habría que discutir ahí- y deposita dinero donde se pagan menos impuestos en perjuicio de los “pobres ciudadanos a los que les bajan las pensiones y recortan sanidad”. Los recortes de hoy son causa del despilfarro del pasado, no de los refugios fiscales. Los aeropuertos inútiles, puertos de Laredo, estatuas ridículas y obras de megalomanía oligárquica. Se deben a la pésima gestión estatal de unos ingresos de burbuja que asumíamos que iban a ser eternos. La salida de depósitos de la UE no se debe al egoísmo, sino a que las condiciones de inversión son atroces y los impuestos crecientes.

Contra los paraísos fiscales, no seamos infiernos fiscales

Compitamos. Atraigamos capital. No inventemos cuentos pensando que Hong Kong o Singapur van a ser como España. Exijamos transparencia, por supuesto. Pero colaboremos y trabajemos para atraer ese capital a nuestras fronteras. No intentar confiscarlo. Porque no va a funcionar.

La globalización, la libre circulación de capitales y el comercio han hecho posibles losderechos que muchos hoy reclaman. Los refugios fiscales no florecen si no tenemos políticas confiscatorias y desprecio al éxito. Volver a los controles de capital, la política del avestruz y el estado paternalista nos llevan a la igualdad en la miseria.

Para mí, es evidente. Buscar la igualdad a cualquier precio es desincentivar la creación de riqueza y empobrecer a todos. Atraer capital y crear riqueza, mejorando la renta disponible de todos, genera más oportunidades y crecimiento. Unirnos en la pobreza para sostener un estado elefantiásico solo nos lleva a otra depresión.

Hace ya muchos años el genio del humor, Chumy Chumez, decía “los españoles no ahorran, son unos manirrotos, se lo gastan todo en impuestos”. Nada ha cambiado. Contra los paraísos fiscales no seamos un infierno fiscal. Que tengan un buen fin de semana.

(*) Trillones americanos, billones europeos

Proteccionismo y devaluación, camino de depresión

16/2/2013 El Confidencial

“Protectionism teaches us to do to ourselves in time of peace what enemies seek to do to us in time of war”. Henry George

El G20 se presenta divertido. Guerra de divisas, proteccionismo, represión financiera y todos diciendo que la culpa es del otro.

«No escucho nada más que devaluación, desconfianza e intervencionismo». Estas palabras me las decía ayer un ex-colega de Citadel que vive en Moscú y está invitado a la reunión de los ministros de finanzas de los veinte países más poderosos del planeta. «Nadie se fía de nadie. Todos los países quieren que los demás dejen de intervenir, pero seguir haciéndolo ellos».

Y es que no me creo el espejismo del acuerdo de «libre comercio» con la UE que anunció Obama a bombo y platillo (léanse el post de McCoy). ¿Por qué?.

– Porque lo que esconde bajo el titular es proteccionismo bilateral, y los otros estados del mundo, de los que dependen nuestras exportaciones y la energía que consumimos, no lo van a consentir fácilmente.

– Porque empobrece a los países en vías de desarrollo, que son el futuro de dichas exportaciones. Arruinar a tus clientes nunca es una buena política.

– Porque la historia nos ha demostrado que los acuerdos bilaterales entre administraciones intervencionistas nunca fructifican porque las dos partes quieren lo mismo, pan para mí, promesas para ti. La administración Obama y la Unión Europea han multiplicado por cuatro sus medidas restrictivas al comercio durante los últimos siete años, y además las dos partes necesitan de la debilidad del otro para tapar el agujero de desindustrialización que comentamos aquí. Un agujero que se agranda precisamente por las medidas intervencionistas y restrictivas, aunque se nieguen a admitirlo.

La gente se asusta con la crisis, pone demasiada fe en unos estados obesos e incompetentes y espera soluciones milagrosas.

Queremos proteccionismo en casa, defender nuestros derechos adquiridos y salir de nuestra crisis exportando a los mismos países a los que les negamos acceso («protect at home, stay open abroad», World Trade Organization). Primero entregamos el futuro de nuestras economías al crecimiento chino y brasileño, proteccionistas donde los haya, y ahora estamos en el callejón sin salida. Hemos caído en la trampa, y queremos ser China, pero con sueldos y privilegios americanos. Y no funcionará.

Según el instituto Nielsen, el 40% de la población europea pide medidas que restrinjan las importaciones del extranjero. Todos sabemos cómo termina esta carrera, pero la gente –asustada- pide repetir los mismos errores del pasado. Devaluaciones competitivas, proteccionismo, acusaciones mutuas… 1930.

Todo esto enmascara un problema de unos países que van perdiendo competitividad a medida que el peso del estado fagocita más del 50% de la economía y, consecuencia de ello, el endeudamiento se dispara. No es casualidad que los más endeudados y con más gasto público «exijan» que su modelo se financie gratis, pero«los que quieren vivir del estado olvidan que éste vive de todos los demás», como decía Bastiat.

En vez de entender que creamos estructuras que consumen más de lo que producen, y cuya productividad marginal empeora, buscamos proteger el bienestar del estado –que no el estado del bienestar- poniendo puertas al campo. Directos a 1930 con el aplauso del pueblo, sin el pueblo.

Verán ustedes como las conclusiones del G-20 son que no hay guerra de divisas y que no se deben poner barreras al comercio mundial. Y el lunes volverán todos a casa intentando devaluar y restringir.

Proteccionismo es negar la realidad

Una economía de alta productividad sobrevive un mercado globalizado y genera sectores ganadores que venden incluso en países «proteccionistas». ¿Ven ustedes a las empresas de alta tecnología y fuerte valor añadido –no dependientes de subvenciones y favores estatales- preocuparse por restricciones en algunos países? No. Pero seguimos empeñados en sacar la última gota de sangre a un modelo industrial global obsoleto.

Si todos los estados quieren pelearse por defender las migajas de una tarta decreciente, por fabricar coches baratos, planchas de aluminio, ladrillos, molinillos o tubos de plástico, la carrera es hacia cero. Nunca se gana. Se enmascara la realidad. Pero lo pagan los ciudadanos empobreciéndose. El que no se empobrece es el monstruo estatal, que crea más y más comités para regular.

Intentar proteger industrias y sectores indefendibles no solo niega la realidad, sino que imposibilita que los países en vías de desarrollo crezcan. Somos tan arrogantes y avariciosos que endeudándonos y devaluando, o subvencionando a granjeros para que no produzcan, dejamos que la inflación y la pobreza hundan a nuestros vecinos. Fastidiar a tus clientes. Luego mandamos unas ONG a estudiar el problema. Pero eso sí, queremos «exportar para salir de la crisis».

El proteccionismo y la intervención son el problema. Gobiernos miopes que solo saben parar y entorpecer, cobrando, no facilitar.

Guerra de divisas global: cuando todos suspenden, solo pasa de curso el menos malo

Siempre lo digo, una economía de alta productividad sobrevive a una moneda fuerte. Sin embargo, una economía de baja productividad no sobrevive ni siquiera con una moneda débil. Los bancos centrales siempre niegan que haya guerra de divisas, igual que el chaval al que pillan haciendo una trastada. Siempre dice que no es culpable.

Si piensan que los otros países del G-20 se van a quedar tranquilos con elcomunicado vacío de este fin de semana y no contraatacar haciendo lo mismo –devaluar y restringir-, piénsenlo de nuevo. ¿Unos países que han aumentado sus medidas restrictivas en periodos expansivos van a dejar de hacerlo en periodo de crisis? Sí, todos saben que saldrán perdiendo a medio plazo, pero a pesar de la evidencia empírica (lean «This time Is Different», de Ken Rogoff), prefieren llevar a cabo medidas de «shock» que den la apariencia de «acción» y «protección».

Devaluar es una excusa para sostener un gasto político excesivo y no soluciona un modelo productivo de bajos márgenes. Es una salvajada que crea inflación,empobrece a los ciudadanos y transfiere rentas de los trabajadores y ahorradores al gobierno y a sectores en decadencia. Se empobrece a los ciudadanos, enriqueciendo solo a unos pocos porque suben los activos de riesgo -inflación-… La ilusión de crecimiento económico falso. Nuestras devaluaciones «competitivas» de los 90.

Dónde invertir

Ojo. Cuando todos hacen lo mismo, el efecto «enriquecimiento falso» bursátil no funciona y cuando lo hace, dura poco… Pero cuando añadimos intervencionismo, los resultados empresariales se desploman –represión financiera-, bajan los márgenes y se contraen los múltiplos. Eviten los valores en sectores «estratégicos», que pasan a ser «cajeros para los estados». ¿Materias primas?. Solo aquellas donde se controle el suministro –petróleo, por la OPEP- porque proteccionismo con devaluación implica demanda decreciente. Y no olvidemos las palabras de Jim Rogers: «Tras las guerras de divisas vienen las guerras comerciales, y detrás de ellas las guerras convencionales». Ojala nos equivoquemos y paremos esta locura. Pero no olviden el riesgo geopolítico en esas empresas tan «diversificadas», porque las valoraciones sufren.

¿Más estado y devaluación? Desastre seguro

Ante esta situación, el modelo que nos proponen nuestras «plataformas ciudadanas de prime time TV» está en Latinoamérica. Gasto público, modelo social y devaluación. Chávez sin petróleo. Las devaluaciones como las de Venezuela o Argentina, no son consecuencia de la guerra de divisas ni de ataques especulativos. Chávez ha hecho cuatro devaluaciones desde que ha llegado al poder por el gasto excesivo; ha arrasado la caja de la petrolera nacional, PdVSA, en «proyectos sociales» (11.000 millones de dólares al año), convirtiéndola en la petrolera más endeudada del mundo; y vaciando de dólares sus arcas no ha mejorado la pobreza de un pueblo devastado por la inflación del 22% y entregado a la economía sumergida. En Argentina, un empleo subvencionado y la intervención masiva de la divisa han disparado la inflación al 27%. En 1997, los empleados del sector público eran 720.000. En 2011, 1,5 millones, más del doble (Idesa). Un 5% del PIB son subsidios, con un gasto de estado hipertrofiado. «Demanda interna» lo llaman. Un éxito social. Devaluación constante e inflación desbocada.

…Y esos países tienen petróleo.

En España, para poder exportar cualquier bien hay que importar energía y materias primas, y al devaluar, éstas se encarecen. Correr para quedarse en el mismo sitio, el cuestionable efecto positivo a corto plazo se disipa a medio («Contractionary Effects of Devaluation», Journal of International Economics).

Si todos los países intervienen, la economía global se estanca. La velocidad del dinero, que ha caído estrepitosamente, se desploma, y la inversión también. Pocos invierten en proyectos a largo plazo cuando se manipula las monedas y se introducen medidas restrictivas. Si devaluar e intervenir fuera la solución, Venezuela, Argentina o Zimbabwe serían los reyes del mundo.

De donde no hay no se puede sacar. Tanto que critican algunos a Reino Unido, aprendamos de sus errores y de la inutilidad de imprimir moneda. No reduce los recortes, ni mejora la deuda -porque se sigue generando déficit – ni soluciona el modelo productivo.

https://mail.google.com/mail/u/0/images/cleardot.gifMientras tanto, la demanda mundial de oro alcanzó un récord de 236.000 millones de dólares en 2012. Los bancos centrales compraron a niveles no vistos desde 1964. Confianza incuestionable.

Espero ansioso ese comunicado del G-20 diciendo que no hay guerra de divisas ni proteccionismo y que todo es mentira.