La postura del independentismo catalán con respecto a la bajada de calificación de los bonos de la región por parte de Moody´s a un nivel inferior a Bangladesh está siendo muy similar a la de los pro-Brexit. Negar la evidencia.
El bono catalán es equivalente a bono basura. Cualquier informe de calificación incluye una parte de posibles eventos que puedan cambiar ese rating. Pues bien, ninguna agencia concede la más mínima mejora en caso de independencia (de hecho, alertan sobre el impacto sobre la inversión, el empleo y los ingresos y reducirían más el rating).
En Reino Unido, el Director General de la Organización Mundial del Comercio, Azevedo, resaltaba el riesgo de tener que renegociar tratados bilaterales con un coste de 9.000 millones de libras anuales, y diferentes organismos mostraban un impacto para la economía británica y europea muy negativo. El propio George Osborne lo tilda de “DIY Recession” (recesión de “háztelo tú mismo”) que dejaría al Reino Unido “permanentemente empobrecido”, con estudios que cuantifican un impacto en el PIB de entre un 1% y un 3%. Y eso que Reino Unido es el segundo mayor mercado financiero del mundo, tiene un sistema bancario y monetario fiable y con historia de confianza, y lazos históricos con EEUU y la Commonwealth.
Negar la evidencia es también un error en nuestro país. Recordemos los argumentos de los independentistas:
-“Las agencias de calificación no tienen credibilidad”. Curioso argumento. ¿Por qué? Porque han sido históricamente OPTIMISTAS, no pesimistas, en sus estimaciones. Si les parece que sus calificaciones son injustificadas, piensen que seguramente lo sean por diplomáticas. En cualquier caso, les parezcan buenas o malas, la inmensa mayoría de inversores NO COMPRA bonos que no estén calificados o no sean “investment grade”. Y no es una imposición de las agencias, es decisión de los propios clientes. Los mayores fondos de inversión del mundo, y yo he trabajado en dos, simplemente no aceptan invertir en bonos basura.
-“Con una deuda de 36% del PIB no se puede considerar un bono como basura”. Claro que sí, y con menos. Argentina tenía una prima de riesgo de más de 1.000 puntos básicos con una deuda del 35,8% y monetizaba todo su gasto. Brasil, por ejemplo, tiene un 56% y es bono basura. Andorra un 41% y está a dos puntos de bono basura. Los países bálticos al independizarse no tenían acceso al mercado a pesar de su bajísima deuda. La deuda sobre PIB no es relevante cuando el flujo de pagos se desborda y la capacidad de repago se resiente de manera alarmante por un proceso rupturista. Moody’s lo explica perfectamente. La ratio de deuda directa e indirecta sobre ingresos operativos de Cataluña ha empeorado de manera alarmante, de 302% a 314%. Los países y regiones calificados tienen un máximo de 203%.
-“Están manipulados por el Gobierno español”. Pues vaya éxito manipulando. Al bono soberano nacional lo rebajan cuando consideran, y también lo han hecho a regiones “cercanas” al partido del gobierno anterior o actual.
-“La deuda catalana está garantizada por el Estado español, y si queremos no la pagamos”. Lo he explicado en muchas ocasiones. Suponga que un país le debe toda su deuda a una sola nación. Con hacer impago, todos contentos y a financiarse como reyes, ¿no? No es así. El riesgo no se reduce, se multiplica. Porque la fiabilidad como deudor se destruye. No solo no te financias más barato. Es más difícil acceder a los mercados. Ecuador, tras hacer impago tardó años en acceder a los mercados de deuda y tuvo que hipotecarse con China. Cuando finalmente acudió a emitir bonos, lo hizo en una cantidad irrisoria y al 7,95% a diez años en dólares. Hoy se financia al 10,5%. Y es un país rico en materias primas.
-“Las balanzas fiscales”. Las balanzas fiscales no son un concepto de caja y eso lo sabe Moody´s, S&P y cualquier inversor. En el día uno de la independencia Cataluña no cuenta con miles de millones más en su caja y no cuenta con la capacidad de financiación que tiene un país de la UE igual que Escocia no se podría permitir financiarse igual si saliese de Reino Unido. El propio Consejo de Transición Nacional reconoce que el supuesto Estado catalán debería financiarse con bonos patrióticos y “bonos canjeables por impuestos futuros” para cubrir el déficit por el coste de 4.500 millones que ellos mismos estiman.
Permítanme explicarles lo que es un bono “canjeable” y “patriótico”. Aquellos en que usted acepta de antemano la probabilidad de que no le devuelvan su dinero. ¿Se lanzarían ustedes a invertir? ¿O exigirían 9-10% de interés por ese riesgo, como en emisiones similares?
-“Pero tendrán que aceptarlo”. Justo lo que decía Varoufakis antes de llevar al país a un corralito. Las secesiones expansivas no existen. Siempre se ha dado un efecto negativo a medio plazo en la economía, y, como mucho, una recuperación en V, en países con recursos naturales y sistema monetario y financiero propio con décadas de historia y confianza mundial, cosas que Cataluña no posee.
Igual que en el tema británico con la UE, el problema autonómico debe valorarse desde lo que nos une y acabar con las ineficiencias. Necesitamos un modelo de financiación autonómica eficiente, no rupturas con terribles consecuencias para todos. Responsabilidad crediticia, fiscalidad cercana al ciudadano, competencia y apertura, que el sistema de autonomías no sea un incentivo perverso por el cual siempre pagan los mismos y los errores se financien con el bolsillo de otros. Un sistema servicios centralizados comunes y de servicios locales independientes, de déficit cero y responsabilidad total como el de los Länders alemanes.
Solidaridad, sí; donación, no. Un modelo de relación abierta entre regiones que sea sostenible y no se convierta en un incentivo para gastar tanto como el peor.
Publicado en El Español, 30 de mayo 2016.