Se han publicado algunos artículos que mencionan que Arabia Saudí podría decidir usar el yuan, la moneda nacional de China, para sus exportaciones de petróleo, sustituyendo al dólar.
Como suele ocurrir, inmediatamente se han lanzado todo tipo de teorías de la conspiración sobre el fin del dólar como moneda de reserva y una supuesta alianza ruso-china-saudí para desbancarlo. Nada más lejos de la realidad.
¿Cuánto exporta Arabia Saudí a China? Según el Banco Mundial, las principales exportaciones del reino saudí son a China (45.800 millones de dólares), India (25.100 millones de dólares), Japón (24.500 millones de dólares), Corea del Sur (19.500 millones de dólares) y Estados Unidos (12.200 millones de dólares). Las exportaciones de crudo alcanzaron los 145.000 millones de dólares en total. Todas se hacen en dólares, incluso las exportaciones a la eurozona.
Arabia Saudí es el mayor exportador de petróleo del mundo alcanzando los 145.000 millones de dólares, y China es el mayor comprador, 204.000 millones de dólares, con cifras de 2019.
Las cuentas públicas de Arabia Saudí son envidiables. Tras un déficit del 4,8%, el reino saudí espera recuperar el superávit en 2022 y su deuda pública sobre PIB es del 30,8%, una de las más bajas del mundo.
¿Necesita Arabia Saudí adoptar el yuan? En absoluto. Sus reservas de moneda extranjera, incluido oro, se situaban en 472,8 mil millones de dólares en 2020 a pesar de la caída de las exportaciones y la demanda de petróleo provocada por la pandemia. ¿Tiene alguna presión para cambiar de moneda? Menos aún. Sus reservas cubren cómodamente su deuda externa, dándole un envidiable nivel de estabilidad en comparación con otras naciones de la OPEP que tienen grandes déficits gemelos (comerciales y fiscales).
El yuan no le sirve a Arabia Saudí como reserva ya que no tiene deuda en esa moneda. Igual que no utiliza el euro con la eurozona, no hay ninguna ventaja práctica en cambiar a la moneda local china.
¿Qué ganaría Arabia Saudí con el uso del yuan? Poco, por no decir nada. No exportaría más a China, ya que el gigante asiático necesita sus importaciones de petróleo más de lo que Arabia Saudí necesita la moneda asiática. Arabia Saudí puede exportar a cualquier país sin problema. No sufre riesgo de sanciones, que sin embargo sí podría sufrir si se alía con Rusia. No hay evidencia real de que las exportaciones a China podrían caer si Arabia Saudí continuara usando el dólar estadounidense. ¿Por qué? Ni Petrochina, ni CNOOC o Sinopec, los gigantes petroleros chinos, usan el yuan de manera generalizada en sus transacciones internacionales.
La utilización del yuan en las transacciones globales es muy limitada. Según Bloomberg, «la actividad en el renminbi, como también se llama dicha moneda, aumentó a su segundo nivel más alto en 2021» utilizando cifras recopiladas por la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales. Sin embargo, eso significa un minúsculo 2,7% del mercado frente al 41% del dólar, que ha ocupado el primer puesto durante décadas y ha aumentado su cuota de mercado en 2021. El euro se utiliza en un 36,6%, la libra británica en un 5,9% —más del doble del uso del yuan a pesar de ser una economía mucho más pequeña—, y el yen japonés se utiliza tanto como el yuan, un 2,6%.
Más importante aún, a pesar del gran aumento en el peso de la economía china en el panorama global, su importancia como moneda apenas ha mejorado desde el máximo alcanzado en 2015, cuando llegó al cuarto lugar con un 4% de cuota de transacciones.
¿Por qué el yuan solo se usa en el 2,7% de las transacciones globales a pesar de que China es el 14% del PIB mundial y qué sucedió en 2015?
El yuan es la única moneda de un líder económico mundial que tiene controles de capital y un tipo “fijado”, es decir, establecido por el banco central (PBOC). Debido a ello, cualquier tenedor de la moneda china se encuentra con la amenaza constante de una devaluación abrupta y la incapacidad de usar la moneda libremente en los pagos que desee hacer.
Eso es exactamente lo que sucedió en 2015. El banco central chino anunció una devaluación agresiva.
El yuan no es una alternativa al dólar estadounidense debido a los controles de capital, el tipo de cambio fijado y, lo que es peor, porque la política monetaria es aún más agresiva que la de la Reserva Federal. La expansión de la oferta monetaria en China ha sido varias veces superior a la de los Estados Unidos durante dos décadas con una demanda global de la moneda significativamente menor.
También conviene señalar que incluso las grandes compañías petroleras chinas prefieren el dólar estadounidense para sus transacciones internacionales. Al observar el ”open interest” en el índice de materias primas de Shanghái, el llamado índice de Petro yuan, se comprueba que existe un uso extremadamente limitado del yuan en las transacciones mundiales de petróleo.
Las reservas de oro de China suponen menos del 0,3% de su oferta monetaria (M2) y sus reservas en dólares estadounidenses, 3,35 billones de dólares, apenas cubren sus pasivos en divisa extranjera.
Si los productores de petróleo y materias primas de otros países, particularmente de América Latina, han aceptado la moneda de China en el pasado ha sido por los grandes compromisos de deuda que adquirieron con el gigante asiático, no por razones prácticas de uso de la moneda en transacciones globales.
Cualquier productor de materias primas que acepte el yuan en lugar del dólar estadounidense debe saber que los controles de capitales y la fijación de tipo de cambio son amenazas muy importantes, y no hay evidencia real de que el banco central chino vaya a cambiar ninguno de ellos.
La realidad es que el yuan tiene todos los elementos negativos de todas las monedas fiduciarias, impresión masiva, falta de respaldo real, incentivo del banco central de erosionar su poder adquisitivo, y ninguno de los beneficios del dólar, euro o libra: la libre fijación de cambio, seguridad jurídica e inversora, y un sistema financiero abierto.
Si Arabia Saudí no ha adoptado el euro, que tiene más ventajas que el yuan, es difícil creer que va a unirse al rublo y al yuan, dos monedas marginales en el mundo.
Arabia Saudí podría usar algo de yuan en sus exportaciones de petróleo, pero la realidad es que ninguna moneda fiduciaria con controles de capital es una alternativa real a otras monedas fiduciarias, y que el anuncio de monedas digitales de los bancos centrales hace que este problema sea mayor. Las monedas digitales de banco central son en realidad vigilancia disfrazada de dinero y los riesgos de impresión masiva, erosión del poder adquisitivo y control de transacciones son mucho mayores que en las monedas tradicionales.
Arabia Saudí podría preferir el oro o las criptomonedas para escapar de la máquina de impresión de dinero, pero difícilmente reemplazaría una moneda fiduciaria pero abierta y segura, el dólar estadounidense, por una moneda cerrada y menos segura.
Daniel Lacalle
Economista Jefe en Tressis
Es de agradecer artículos como este que desmonten bulos y exageraciones.
Excelente analisis que permite ir al fondo de esta informacion que pareceria indicar la muerte del petrodolar y un alejamiento de Arabia Saudi de los Estados Unidos. Sin embargo seria interesante conocer el cada vez mayor papel que China juega en Arabia Saudi, donde cada vez hay mas empresas y personal chino dentro del territorio Saudi, lo que si indicaria una tendencia a alienarse mas con China que con EUA.