El negocio de la inmigración ilegal

Es una estrategia para crear clientes dependientes, votos cautivos cuando les regularizan y engrasan el gasto social

Se ha generado una enorme polémica por la actuación de la ONG Open Arms ante la llegada masiva de inmigrantes ilegales. La izquierda ha lanzado una campaña acusando de fascista y asesino a los políticos que piden que se impida que una ONG se interponga en las labores del ejército.

La organización afirma en su web que “a ti también te salvaríamos. Cuando una vida está en peligro, arriesgamos la nuestra para salvarla”. Todo se enmarca en la polémica de que el barco entorpece las labores del ejército. Inmediatamente, han aparecido los ataques de la izquierda.

Óscar Camps, de Open Arms, afirma que «el objetivo no es sustituir a Salvamento Marítimo. Venimos aquí a aportar conocimiento sobre la realidad que se vive en estas rutas migratorias y a sensibilizar a la ciudadanía ante un discurso racista xenófobo que crece y cala en algunas partes». Es decir, parece que es informativa.

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Francia al borde de la quiebra. España, por el mismo camino

Francia es un país maravilloso con excelente capital humano, empresas innovadoras y empresarios excepcionales. Sin embargo, Francia está al borde de la quiebra porque durante décadas ha mantenido un modelo de estado gigante, elevadísimos impuestos, sector público hipertrofiado, inmigración descontrolada y legislaciones restrictivas. El Gobierno de España está copiándolo punto por punto.

Francia está en una crisis de deuda por culpa de los políticos “moderados” de siempre. Esos estatistas que callan cuando se dispara el gasto y luego piden prudencia y gradualismo ante los ajustes.

Esos “moderados” que proponen la misma farsa socialista de siempre: un ajuste de 50% gasto y 50% ingresos, el mismo engaño que siempre acude a aumentar la carga fiscal a empresas y familias y, después, nunca recorta los gastos que anuncia.

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